Ese maldito cineasta maldito

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LA MUERTE TIENE UN PRECIO

Si hay un cineasta español que marcó a toda una generación de futuros cineastas y que también contribuyó a forjar el temple de toda una generación de espectadores españoles durante los años 80 del pasado siglo fue Iván Zulueta. Director de no sé cuántos cortos y dos largos: Un, dos, tres, al escondite inglés y quizá su obra maestra Arebato, una película que marca un antes y un después en la agitada pero sobre todo meridianamente pasable historia oficial del cine español.

Recuerdo que en aquellos tiempos en los que todavía era un joven y despistado estudiante de provincias en la capital de España la pregunta de moda consitía en saber si habías visto o no habías visto Arrebato.

ÉRASE UNA VEZ EN…

Si no me falla la memoria, en aquel entonces los aún multicines Alphaville la exhibían en una de sus ya legendarias sesiones golfas, ya entrada la madrugada. Por obra y gracia de Arrebato, aquellas salas se transformaron en una improvisada Meca para una espontánea legión de ateos y agnósticos confesos, reconvertidos en postmodernos por cuya estética los reconocerán: pelos de puntas y pintas cadavéricas.

Con esto quiero decir que Arrebato se convirtió en una de las primeras películas de culto de nuestro pedigüeño y revoltoso cine español. Cine español cuyo brazo metropolitano se extiende a las Canarias.

POR UN PUÑADO DE DÓLARES

El filme generó así un boca oreja que sólo hacía crecer aquel título entre los que todavía no habíamos tenido el placer de descubrilo en pantalla. Además, y con la forma de leyendas, circulaban cantidad de rumores en torno al filme de Zulueta. Una afirmaba que  el cineasta japonés Akira Kurosawa había quedado deslumbrado con sus imágenes. Otra, que los protagonistas de la cinta (Eusebio Poncela, el gran Will More, Cecilia Roth) no experimentaban con drogas de pega precisamente en el largo e intenso rodaje.

Sean o no sean ciertos estos rumores, el caso es que también fui uno de tantos que marchó en peregrinación al cine a ver aquella película.

HASTA QUE LLEGÓ SU HORA

Y fue tanto el impacto, que todavía lo mantiene muy fresco en el disco duro de su memoria. Impacto, sacudida, la sensación extraña de que pese a que estaba viendo una película española no era una película española. No podía ser española.

Arrebato es un cuento de terror, un cuento de amor y un cuento de vampiros que apenas ha sufrido arañazos por su audacia ante el avance inevitable de los años. Y todo ello pese a no ser una obra maestra, pero sí una obra que tiene alma. Un espíritu si quieren que supo retratar las pasiones que conmovían a los jóvenes de este país en la ya lejana década de los 80.

Ahí se percibe el miedo pero también las terribles ganas por el cambio. La fascinación por la imagen, la perfecta soledad que empapó a muchos cuando cayeron en los infiernos de  los paraísos artificiales que proporcionaba la heroína. Esa lucha por nada, consciente unos de que se avecinaba el fin de unos tiempos que nos cogía descolocados mientras nuestros hermanos mayores no se cansaban de contarnos lo que habían conseguido tras enfrentarse a los grises

Arrebato es, en definitiva, una gran película que sin ser redonda habla sobre el Miedo. O los miedos de muchos de nosotros. Pero sobre todo es un título valiente y rompedor en el cine español de aquellos años, muy preocupado todavía por los fantasmas de la guerra civil y encaprichado y seducido por la nefasta comedia madrileña. Hoy cine rancio, muerto.

Tras estas dos películas, el cineasta se retiró a sus cuarteles de invierno, donde siguió colaborando diseñando carteles para películas, entre otros, firmadas por Pedro Almodóvar o José Luis Garci. Son carteles de autor. Personales, obras de arte casi en la obra de un artista que sin llegar a lo sublime sí que rozó sus territorios para contaminarnos con su visión de la vida y de la muerte. Y del cine como el sueño de los vampiros.

Definitivamente, el cine español ya no fue el mismo. Y todo gracias a ese maldito cineasta maldito.

Saludos, negros, desde este lado del ordenador.

5 Responses to “Ese maldito cineasta maldito”

  1. David D. Says:

    ¿Soy el primero en contestar a este milagroso post? Me entero por vos del adiós del gran Zulueta, que pena, aún joven para el arte, en fin. Arrebato ya la ví algo después de tu frenesí madrileño, en casita y por la 2, la única tele que me ha dado cultura. No sabía nada de ella, y su visionado me impactó como un rayo, no podía parar de verla en una de mis primeras cintas grabables de vhs (aún la conservo). Tiempo después me dirigí en peregrinación al Doré (Filomoteca Española) para devorarla dentro de un ciclo dedicado al director, creo. Allí estaba él, tranquilo y solitario, con la sala no muy llena, y más tarde empezaron a llegar caras reconocidas del cine español, le estimaban, a pesar de todo. Tiempo más tarde conocí y trabajé con su director de fotografía, Ángel Luis Fernández, gran tipo que tuvo que soportar mis reverenciales y alucinógenas palabras sobre Arrebato. Lo último que recuerdo haber visto de Zulueta son varios episodios de dos series para TVE, ambos completamente alucinantes.
    Saludos algo apesadumbrados.

  2. editorescobillon Says:

    Saludos, igual de apesadumbrados, desde este lado del ordenador.

  3. Un aficionado Says:

    ¡Por don Iván!

  4. editorescobillon Says:

    Por don Iván…

  5. cautivo y desarmado Says:

    El signo de los tiempos. Muere Zulueta, maestro de la libertad.

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