Algo más que periodistas

De tanto en tanto me sumerjo en el testimonio que algunos grandes periodistas nos han legado en forma de también grandes libros.

Recuerdo con entusiasmo cuando leí México insurgente de John Reed, volumen que devoré en Madrid mientras me movía de un lado a otro en metro o guagua (autobús que dicen por allí) sintiéndome casi como el protagonismo de este relato vivido en tierras aztecas en plena revolución mexicana. Más tarde me abrumaría con su ya mítico 10 días que conmovieron al mundo, crónica entusiasta de los primeros días de la revolución de los soviets y más tarde la de sumergirme en sus artículos compilado en el volumen La guerra en Europa oriental en el que, probablemente, fue uno de mis más visionarios y reveladores viajes como turista de saldo por las geografías de Grecia y Turquía.

En mis lecturas de libros escritos por periodistas también navegué por los océanos del nuevo periodismo aunque debo de reconocer que la fórmula habilitada por Tom Wolfe nunca me hizo demasiado tilín, así como tampoco el periodismo bronco y gonzo de Hunter S. Thompson. Sí que me hizo más gracia la manera gamberra de narrar la realidad que destilaron gente como Terry Southern y otros hippies que se empeñaron en contarnos su propia visión de las cosas, pero no encontré en ninguno de ellos la calidad de Reed ni su implicación en esos momentos decisivos de la historia que tuvo la suerte de describir.

Cuento todo esto porque entre la ya amplia pléyade de periodistas que trascendieron las fronteras del papel diario por el volumen imperecedero se encuentra un excelente articulista italiano que, al modo de mi también admirado Curzio Malaparte, se hizo popular fuera de sus fronteras por una serie de trabajos de carácter histórico que hoy se han convertido en volúmenes de referencia por divulgativos sobre la antigua Grecia y Roma, entre otros. Me refiero al periodista italiano Indro Montenelli, autor también de un interesante volumen de retratos de personajes contemporáneos que tengo en casa en una vieja y apolillada edición de Plaza y Janés, así como su Italia lictoria, en el que narra los primeros años del fascismo y ahora, recién comprado a precio de risa, Indro Montanelli. Memorias de un periodista, testimonios que fueron recogidos por Tiziana Abate y editado en España por RBA.

Ha sido comenzar el libro apenas hace unas horas y darme cuenta que ya he superado más de la mitad de sus apretadas páginas. Quizá sea porque Montanelli –o ese “anarquista conservador” como gustaba definirse– al modo de los buenos maestros reparte su enseñanza con una humildad que no deja de asombrar. Y escribo asombrar porque con su bagaje, su experiencia e incluso con sus en ocasiones controvertidas y polémicas opiniones, habla con la voz del hombre que lo tuvo claro desde sus inicios: ser periodista.

Entre las muchas frases que detesto en este oficio de contar la realidad se encuentra aquella ya tan manida de definir al informador como “un periodista de raza” cuando el secreto, revela Montanelli en este ejemplar relato, es que el buen profesional se fragua a base de mestizaje y de disfraces variopintos con el fin de alcanzar un instinto por lo menos lo más cercano posible a la imposible objetividad. Y por otro, destaca el maestro italiano, a no perder nunca un sentido crítico ante la realidad que lo rodea pese a los numerosos mazazos que reciba.

En unos tiempos donde sólo nos queda satirizar sobre lo que vemos para no ahogarnos con nuestras lágrimas, reitero que para quien les escribe nadar en los recuerdos del periodista italiano ha sido como descubrir un islote en el que descansar antes de volverme a tirar al abismo. Sirvan estas modestas notas a modo de sencillo pero agradecido tributo a su memoria.

Saludos, tras el telón de acero, desde este lado del ordenador.

2 Responses to “Algo más que periodistas”

  1. Marlango Says:

    recomienda Ansón sobre periodismo a Gay Talese, el libro The kingdom and the pawer y el nuevo Retratos y encuentros.

  2. admin Says:

    He tenido la oportunidad de echar un vistazo al volumen de Talese Retratos y encuentros y si mi situación económica no se encontrara en peligrosos números rojos –lo que me obliga a rebuscar con renovado entusiasmo libros en el cada día más triste Rastro santacrucero– ya me habría hecho con él. Creo que fue en Babelia donde leí una amplia entrevista con este periodistas de los de antes. Y apunto de los de antes porque, al parecer, no tiene móvil y se niega a escribir en el ordenador sus historias.

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