¡Qué perro verde!

La Semana Negra sigue… aunque falten apenas tres días para que cierre su XXIII edición. Así que imagínense a quien les escribe penetrando una vez más en una de sus habituales depresiones, aterrado con la idea del regreso, de volver a la (a)normalidad canaria. Tan canalla ella, tan dichosamente dirigista, tan anclada en sus carroñeros valores… pero en fin, ya vomitaré mi frustración el día que el sol descienda sobre la SN y me prepare para volver a mi tierra…

Mi tierra, lo escribo con una amarga sonrisa en los labios.

No quiero hablar de la SN. Hoy quiero rendir tributo tardío al guionista norteamericano Harvey Pekar, fallecido esta misma semana, y a quien descubrí gracias al cómic que Robert Crumb dibujó sobre su mundo: American Splendor, que más tarde sería llevado al cine con Paul Giamatti interpretando a este huraño enamorado del blues.

Les recomiendo con el corazón en la mano la lectura de sus historias (traducidas en historietas por distintos dibujantes tras el debut con Crumb) para que se hagan una idea de que el tebeo, los colorines, la historieta es un arte con las mismas mayúsculas que el cine o la literatura. Sumergirse en el univero de Pekar es como sumergirse en el sueño equivocado del sueño americano. Su vida, excéntrica, no deja de ser puro costumbrismo gringo, o el retrato de un friqui cincuentón demasiado acostumbrado a vivir solo.

Pese a este retrato tan demoledor, sus historias no dejan de provocar carcajadas. Carcajadas porque su visión del mundo es bastante similar a la de la gente que va de normal por la vida. Enterarme que este perro verde ya no está entre nosotros supone para el disco duro de mi memoria un doloroso golpe, aunque siempre me quedarán sus fabulosos historias, esas reflexiones de un viejo en calzoncillos que, diablos, se convirtió para muchos de sus lectores en todo un filósofo. Una especie de Diógenes de nuestro tiempo.

No sé si habrá otra vida, pero si la hay, seguro que Pekar se pasea por ella buscando a un dibujante para buscarle las cosquillas a quien lo administre…

Saludos, pekarianos, desde este lado del ordenador.

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