Arthur Penn gran (¿también pequeño?) hombre

A punto de apagar el ordenador me entero que se ha muerto Arthur Penn. ¿Qué quien es Arthur Penn, cabestros? Pues el director de un puñado de películas que tengo bien guardadas en esa gigantesca filmoteca que tengo por cabeza.

Comenzaré, pues, por los títulos que me marcaron, que me dejaron k.o. y sentado en la butaca cuando tuve el privilegio de verlas por primera vez en pantalla grande:

La jauría humana.- Para quien les escribe se trata de su obra más redonda y rabiosa. La más conmovedora. La que te hace gritar en la butaca. Es una de esas películas de las que todavía sales del cine atontado, quizá porque terminas pensando que la dignidad lleva un precio muy alto: convertirte en un perderdor. Basada en una historia de Horton Foote, el guión fue escrito por Lillian Hellman, una mujer que merece 20 Premios Nobel.

La noche se mueve.- Arthur Penn reactualiza el cine negro y de paso al mismísimo Raymond Chandler pero sin Phillip Marlowe por medio. Gene Hackman hace de detective, eso dice… El filme me sigue pareciendo arrolladoramente romántico y conmovedor.

Georgia.- Lamento repetirme, pero para quien les escribe quizá se trate de la película que mejor supo tocar el corazón de quien les escribe. Será porque todavía recuerda como se identificó con la historia de amor que Penn le muestra en esta película. Si no la han visto, obviamente no sabrán a cuenta de qué les cuento esto. Así que veánla. Háganse un favor.

Bonnie and Clyde.- Mira que el paso del tiempo ha arañado esta cinta sobre los tristemente célebres pandilleros de los años treinta, pero quizá ahí radique la grandeza de un filme que falsea malamente la biografía de estos dos paletos armados hasta los dientes. Si comparan las imágenes de Warren Beatty y Faye Dunaway con los originales gangs comprobarán que no tienen nada que ver con ellos. Así que obviando sus licencias históricas, Bonnie and Cyde es una buena película lastrada por su empeño en mostrar lo presuntamente rebeldes que fue esta pareja de ladrones y lo bestia que resultaron ser los que lo persiguieron, los agentes que actuaban al lado de la ley. En definitiva, cine progre. Gracias a Dios que después vino John Milius y mostró un acerado y acertado retrato de los gangs de aquella época en su obra maestra Dilliinger.

Pequeño gran hombre.- Creo que para todos los que amamos el western esta película del señor Penn es uno de esos títulos que deberían de tirarse al río Hudson atado a un bloque de cemento. El cineasta pretendió desmitificar la conquista del oeste aprovechando el rollito anti Vietnam que soplaba en su país cuando estrenó esta gansada que, naturalmente, no borra del imaginario colectivo la épica reaccionaria de películas Como murieron con las botas puestas. Y cito esta cinta del maestro Raol Walsh porque el personaje del general Custer es a su manera el protagonista de estas dos películas.

Arthur Penn firmó otras cintas pero no supieron tocar mi corazón como las anteriormente citadas. Bueno, me equivoco, ahí están El milagro de Ana Sullivan y El zurdo

Pero como diría el maestro Kipling esa es otra historia.

* En la imagen: Penn junto a Gene Hackman en un momento del rodaje de La noche se mueve.

Saludos, llorando la muerte de ese pequeño gran hombre que fue Penn, desde este lado del ordenador.

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