Es una forma de agradecerlo…

I.- QUE HAGAN LEGIÓN, SUZIE Q.

Pese a que todavía mire con recelo ese invento llamado facebook y como es natural mucho más tras ver la estupenda película que uno de los mejores cineastas de nuestro tiempo, el siempre inquietante David Fincher, ha estrenado sobre el creador de esa inmensa plataforma para hacer amigos virtuales, que quede bien claro que me sumo al grupo de entusiastas que ha creado en esta red social Queremos que el cine Aguere en La Laguna vuelva a abrirse.

El primer acto que organiza esta pandilla tendrá lugar este jueves, 18 de noviembre, en el Ateneo de La Laguna (casa donde creo que todavía cuelgan las fotografías de coños y pollas que levantaron cierta polvareda mediática semanas atrás) a partir de las 20 horas con la exhibición del cortometraje Aniversario de nada, de David Delgado San Ginés, así como actuaciones musicales en las que se anuncia se interpretarán temas musicales legendarios de la historia del cine como As time goes by, popularmente conocida por interpretarla Dooley Wilson en Casablanca Zorba el griego, entre otras.

A mi, personalmente, me hubiera encantado que se incluyera en el repertorio The Harry Lime Theme, de El tercer hombre (música que me acompaña mientras escribo estas líneas) pero entiendo que no sea así por aquello del instrumento que le dio vida: la cítara. Y que Anton Karas sólo habrá uno.

¡¡¡Anton Karas, veinte premios Nobel!!!

II.- LA NOSTALGIA ES (O NO) UN PUTO ERROR

Escribo todo esto porque tras conocer la iniciativa de este grupo de entusiastas en facebook he viajado en el tranvía de la memoria para recordar no ya sólo las visitas que hice en su momento a los Multicines Aguere –nunca conocí la sala de otra forma– y otros espacios (templos oscuros que diría el historiador Álvaro Ruiz Rodríguez) que una vez  hubo en la vieja y señorial ciudad de La Laguna.

Si ya escribí en cierta ocasión que en mi mocedad esto de ir al cine se convertía en una maravillosa aventura en Santa Cruz de Tenerife, territorio plagado de cines de pantalla única como dicen los cursis, viajar –porque aquello era eso: un viaje– a La Laguna para ver alguna película que resultaba imposible contemplar en la capitá se convertía en otra maravillosa aventura pero con el añadido del desplazamiento.

Así que aunque parezca cosa de marcianos, a mi siempre me ha gustado esto de viajar en vehículos asmáticos si tengo todo el tiempo del mundo para perderlo haciendo que contemplo el paisaje mientras pienso en mis cosas.

Llegar a La Laguna interrumpía esta especie de interrogatorio con uno mismo con la excusa de ir al cine. Fuera el Coliseum, el Parque Victoria, el Dácil y más tarde los Aguere para ver la película mientras recorría un callejero que si bien no era el mío el milagro del cine conseguía que sí lo fuera.

III.-  ANOTHER COUNTRY

Además, La Laguna gozaba de una serie de atractivos que no existían en Santa Cruz de Tenerife, la capitá. Entre otros, tomar churros con café con leche (siempre detesté el chocolate en taza) y ese viruje diabólico que parece suda la ciudad cuando llega el general invierno.

La Laguna contaba además con otras sorpresas para el visitante que venía de la city provinciana. Por un lado, visitar sus librerías y tropezarte con establecimientos donde vendían revistas como las míticas Star, Ozono, Ajoblanco, Viejo Topo y discos de importación de The Pasadera Roof Orchestra, así como visitar a unos chalados melenudos que se dedicaban a exhibir películas cubanas en el desván de una casa.

Con esto quiero decir que se trataba de una ciudad donde se respiraba otro tipo de cultura. Probablemente porque allí se concentraba un estudiantado universitario que más tarde olvidaría con asombrosa facilidad aquellos aires de feliz progresía…

IV.- NIÑATOS

No recuerdo exactamente si se trataba del 25 de diciembre o de cada 1 de enero que nos quitaba –sin que lo sospecháramos– un año más de nuestro entusiasmo adolescente con inquietudes intelectuales, pero un amigo y quien les escribe subía religiosamente a La Laguna para meterse en cualquiera de los cines que regaban la ciudad. No me pregunten ¿por qué?, aunque pienso que la respuesta está en lo que les contaba más arriba. Es decir, lo que significaba para nosotros ese viaje. Y todo viaje, deben saberlo, implica siempre una transformación.

V.- VIO LA LUZ

En el cine Coliseum, y siendo todavía una chaval, recuerdo haber visto por primera vez La naranja mecánica de Stanley Kubrick y como aquella endemoniada película me llegó al corazón y de paso revolvió un poco más mis confusas ideas.

Mantengo aún muy fresca en mi desmemoriada memoria las sensaciones que me asaltaron al ver una película que, si bien el paso del tiempo no ha terminado que asimile como la primera vez, me marcó como marcó a otros compañeros de generación.

VI.- PIBE, RELÁJATE (O LA RESISTENCIA NUMANTINA)

Pienso ahora, de todas formas, que mi visión si quieren lisérgica lagunera (contaminada sobre todo por ese brebaje infernal conocido como vino con vino) le debe mucho a ese filme de perenne rebeldía. No sé, es probable que exagere pero creo que para quien les escribe subir de la capitá a La Laguna significaba algo de eso: un espacio –entre churros y churros mojados con café con leche– donde podía sentirme cómodamente rebelde.

Pasado el tiempo, mí desplazamientos a la colonial ciudad lagunera se espaciaron cuando en Santa Cruz de Tenerife el cine Numancia contribuyó a satisfacer mi hambre cinéfila con películas como Grupo salvaje y Apocalypse now! Filmes que me mostraron que la rebeldía la llevamos muy dentro.

Y que el resto son ¿fantasías animadas de ayer y hoy? de un adolescente que, desgraciadamente, comenzaba a dejar de serlo.

Saludos, mientras me someto (in)voluntariamente al tratamiento ludovico, desde este lado del ordenador.

2 Responses to “Es una forma de agradecerlo…”

  1. Guillermo Fontes Says:

    Era el 1 de enero. La edad no perdona.

  2. admin Says:

    Y los excesos tampoco…

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