Titanic 2 (¡Náufragos!)

Decíamos…

Alberto Delgado hace inventario de las provisiones con que cuentan: un queso palmero, ocho quesadillas herreñas, una ración de puchero y otra de garbanzas y cuatro bidones de agua. Eso sin contar una piña de plátanos variedad gran enana.

ALBERTO DELGADO: Administrándolo bien, nos puede dar para una semana.

Mira al improvisado pasaje formado por una decena de personas. Un cineasta, el teatrero, un timplista, un pintor, un fotógrafo, una escultora, alguien que hizo danza, un gestor cultural, un poeta y un escritor.

La pequeña embarcación se pierde en la noche, de fondo se escuchan los gritos de los que aún intenta sobrevivir nadando en las frías aguas salpicadas de bloques de hielo con la palabra crisis dibujada en sus frontales.

DIARIO DEL ESCRITOR

El primer día en alta mar ha transcurrido con relativa calma. Escribo lo de relativa calma porque el que toca el timple no ha dejado de darnos la lata con su instrumento mientras el resto nos rendíamos al sueño. Lo último que veo antes de cerrar los ojos es a Alberto Delgado mirando la media luna con expresión preocupada.

Segundo día.- Primeras tensiones en la embarcación a cuenta de las provisiones. Alguien se ha comido las garbanzas. Delgado, muy enfadado, ha decidido repartir raciones aún  más pequeñas de lo que nos queda de alimento. Esta misma medida la ha aplicado con el agua.

Tercer día de navegación.- Creo que estamos dando vueltas en el océano por mucho que insista Delgado que sabe orientarse por las estrellas. A media tarde vemos un avión sobrevolar los cielos. Nos ponemos de pie en la embarcación y agitamos nuestras camisas en el aire… Es tanto el entusiasmo que el fotógrafo, la escultora y el que hace danza se caen al agua donde son devorados por los tiburones.

Cuarto día.- Ya no queda queso ni quesadillas. Apenas hay cuatro plátanos en la piña. El teatrero pregunta qué donde está la ración de puchero pero Delgado le contesta que no había puchero ni nada que se le pareciera. Esto nos hace cabrear y genera un pequeño motín a bordo. Delgado saca del bolsillo del pantalón un revólver y dispara al teatrero, que con las manos en el estómago da dos pasos al frente para caer como una losa en el suelo.

- ¡Despejad el barco!- ordena Delgado apuntándonos con el cañón del revólver.

Tiramos al teatrero al mar para que sirva de festín a los tiburones.

Quinto día.- El gestor cultural delira. Grita, calla, vuelve a gritar. Nadie se atreve a cerrarle la boca.

Sexto día.- Nos despertamos sin encontrar al gestor cultural ni al pintor. Lo único bueno es que el timplista ya no toca el timple. Delgado nos mira y pide silencio: “No nos quedan provisiones pero sí algo de agua”.

Séptimo día.- Me despierto por la noche al oír un extraño chillido. Abro los ojos y veo a Delgado y al cineasta estrangular al timplista, que tiene tiempo de estampar el instrumento en la cabeza del cineasta, que se lleva las manos a la frente y al grito de “acción” cae al océano. Delgado tapa la boca del músico, y luego lo estrangula mientras murmura: “vamos cantemos juntos todos en un mismo mar”.

Octavo día.- Estoy muy cansado pero no puedo dormir. Creo que es lo que espera Delgado que no deja de observarme mientras se pasa la lengua por los labios.

- ¿Por qué no descansa usted?- pregunta con amabilidad.

No puedo dormir. Intento pensar en la novela que estaba escribiendo y que dejé en el barco. Trataba sobre… ¿¿¿de qué demonios trataba esa novela???

Noveno día.-  Abro los ojos al sentir un dolor horrible en la rodilla. Veo a Delgado llevarse a la boca un buen trozo de mi muslo derecho. El dolor es horrible. Delgado arroja sobre la herida un poco de agua salada. Grito hasta desvanecerme.

Décimo día.- Adiós pierna izquierda. Es lo primero que pienso cuando veo el muñón en que se ha convertido. Sopla una ligera brisa. Delgado mira al horizonte donde no hay nada salvo más mar.  

Onceavo día.- El viceconsejero se levanta, y señala al infinito: “Tierra”, exclama, “tierra…”

Miro en esa dirección pero sólo veo mar. Delgado sin embargo cree lo contrario. “Tierra, tierra” repite como un autómata. No sé si condicionado por su esperanza, me parece ver planear en el cielo a una gaviota.  ¿Tierra?

Doceavo día.- Estoy solo en la barca, que navega a la deriva. No tengo tiempo a plantearme preguntas, éstas vendrán mucho después. De repente estremece la noche el bramido de una sirena.

Treceavo día.- Abro los ojos y veo a un payaso que me da té. Recorro con la mirada la estancia y compruebo que estoy en un pequeño camarote. Intento hablar pero las palabras se niegan a salir de mi boca.

Catorceavo día.- Algo recuperado, salgo a cubierta ayudado por el payaso. Me golpea el aire gélido de la mañana y pregunto entrecortadamente por Delgado.

Silencio.

- ¿En qué barco estoy?.- pregunto mareado y con ganas de vomitar.

- En el Canarias Crea y Canarias Crea Canarias.

- ¿Y que ruta lleva?

- La marcada por nuestro…

Alguien grita: ¡Iceberg a estribor!

- A estribor coño, no a babor….- repite la misma voz.

Estampido del hielo contra el metal. Ruido de desgarro. Gritos enloquecidos y vuelta a empezar…
 
Info: Razones varias nos han obligado a trocear este post.

Saludos, de otro marinero en tierra, desde este lado del ordenador.

5 Responses to “Titanic 2 (¡Náufragos!)”

  1. elintenso Says:

    http://www.laopinion.es/canarias/2010/11/10/septenio-lujo/313726.html

    Quién está detrás de esa noticia de hace dos años y por qué se publica ahora?

  2. Emeterio Says:

    Quién está detrás de esa noticia de hace dos años y por qué se publica ahora?

  3. Librario Says:

    Qué interés tiene saber quién está detrás de esa noticia?

  4. admin Says:

    ¿Interés?

  5. magda Says:

    eres Grandeeeeee !!!!!!!!
    besosss

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