La primera película que vi de Peter Yates fue El relevo, una historia de adolescentes. El protagonista quiere ser ciclista y es un enamorado de Italia. Esta cinta, que no he vuelto a mirar pasado el tiempo, me conmovió como pocas películas parecían conmoverme en aquellos tiempos. También logró que me hiciera un mediocre aficionado a la ópera de Rossini.

A partir de ese momento y en unos tiempos donde solo podía fiarme de mis gustos coloqué a Yates en un lugar destacado entre los cineasta a los que seguir la pista porque, simple y llanamente, no fallaban (lo mismo me pasaba entonces con Peter Hyams, ya ven).

Descubrí entonces que Yates había sido el director de películas como Bullit, con el siempre grande Steve McQueen, así como de esa pequeña película bélica que es La guerra de Murphy, protagonizada por un genial Peter O’Toole que desafía a todo un submarino nazi varado en un algún lugar perdido de la costa sudamericana; y Krull, una simpática cinta de fantasía épica.

Peter Yates no es lo que los cursis catalogarían como un cineasta de autor, pero sí que fue un eficaz fabricante de entretenimiento. El ojo misterioso, La sombra del actor o El confidente quizá no figuren en la lista de las cien mejores películas de la historia del cine, pero son productos agradecidos, filmados con oficio y sin mayores pretensiones.

El paso del tiempo ha sabido vestir algunas de esta cintas con un aire kool que la distingue del resto de trabajos profesionales con los que compitió en su momento. Bullit es, en este sentido, una deliciosa obra maestra del género policiaco.

El tiempo le dará la razón a Yates.

A un Peter Yates que ya no está en este mundo.

¿Hay  relevo?

Saludos, fúnebres una vez más, desde este lado del ordenador.

Esta anotación fue publicada el Lunes, 10 de Enero de 2011 a las 23:04 y está archivada en la categoría de Óbitos. Puedes seguir cualquier respuesta a esta anotación a través de RSS 2.0. Puedes dejar una respuesta, o hacer un trackback desde tu página web.