El virus del pleito

Vivimos en un territorio que camina peligrosamente por la cuerda floja del pleito. Cuerda inestable, casi comprada en una tienda de todo a un euro y a la que suele recurrir nuestra miserable familia política con el único fin de despistarnos de los problemas que de verdad nos preocupan.

Los medios de comunicación de estas mal repartidas islas atlánticas contribuyen a avivarlo con el fin de grabarlo al rojo en titulares cuyo texto dice de todo menos lo que anuncia el titular. Pero se ha convertido, digo, en costumbre para que los miembros de unas y otras islas nos recriminamos historias para generar controversias y tranquilizar nuestras molestas conciencias con la creación recurrente de nuevas polémicas que quieren hacernos creer que solo hay un culpable: los que habitan justo en la isla de enfrente. Entelequia tildada en alguna ocasión de sanedrín que no ha encontrado aún a su Simonini para que redacte algo así como Los protocolos del enemigo, ese que tiene usted delante de sus narices.

Durante un tiempo pensé que este mal que nos caracteriza nacía en la isla en la que nací y habito, Tenerife, pero me he dado cuenta que la enfermedad también alimenta las entrañas de Gran Canaria, lo que ha originado un circo de ida y vuelta que gira en torno a ideas tan aldeanas como nosotros somos los más guapos y pese a todo ustedes tienen más que nosotros los guapos.

En esta extraña y si quieren shakesperiana relación que mantenemos los habitantes de una y otra ínsula (dejando de lado a las otras cinco que conforman nuestro maltratado archipiélago) me pregunto aún a que intereses obedece que en esta región desestructurada por razones obvias apenas haya habido gente preocupada por crear cierta conciencia de unidad, espíritu de que o jugamos todos o se rompe la baraja.

Lo insólito del caso es que, culturalmente hablando, un ciudadano meridianamente informado de, pongamos por caso Gran Canaria, no sepa un pimiento de lo que se está generando en Tenerife y viceversa. El señor o la señora meridianamente informado de estas islas (amplio el arco y contemplo también a las otras cinco) no es que no se la traiga floja lo que se crea culturalmente (insisto) en cada una de las siete geografías en la que amamos y sufrimos, es que no cuenta con instrumentos que le haga conocer los fenómenos artísticos que se generan en cada uno de estos trozos de piedra.

Si bien es cierto que el canario padece el síndrome isla, o esa sensación de que nos cuesta un riñón hacer la maleta para ver otros paisajes, no deja de sorprenderme todavía que nos pase lo mismo cuando se trata de coger un barquito o un avioncito para atracar o aterrizar en lo que considero mi mismo territorio pese a que nos separe lenguas de ancho mar.

Lo que no es de recibo es que apenas conozcamos algo de lo que se trabaja en esta tierra si no salimos de los estrechos límites de la nuestra, y que así se pierda la oportunidad de enriquecernos o empobrecernos un poco más culturalmente hablando.

El lunes pasado, conversando con un joven y prometedor escritor y poeta tinerfeño, me confesó en estado de alucinación que él se sentía como un extraño cuando por razones de trabajo (que no tienen que ver con las literarias) viajaba a Gran Canaria, La Palma, El Hierro, La Gomera, Lanzarote o Fuerteventura. “No me reconozco”, me comentaba ya digo sin salir de su estado lisérgico. El remate fue cuando resaltó que, por ejemplo, cuando visita Madrid esta sensación desaparece. “Es como si la ciudad me aceptara”.

Esta reflexión no es baladí. Creo de hecho que es un examen de conciencia por el que hemos pasado muchos de los que perdemos el tiempo leyendo literatura de aquí y viendo cortos de aquí por poner dos ejemplos, con la esperanza siempre de sentirnos identificados con las historias (o delirios mentales) que nos cuentan.

Otro fenómeno curioso que se genera en las islas es la caprichosa necesidad que tienen muchos creadores por evitar que se reconozca este territorio en sus obras.

Entre la gente que está haciendo cine con lo puesto y que apuesta por proyectos pequeños pero no exentos de personalidad, observo que Canarias, las islas, se convierten en paisajes sin identificar donde transcurren su historia o delirio mental. No sé si esta obsesión obedece al profundo rechazo que siente la mayoría de ellos por su entorno, a quitarse de encima el sucio polvo canario porque lo asocian a provinciano. O a un espacio de segunda o tercera categoría.

Hay que darles, en todo caso, gran parte de razón pero también a instarlos a que se atrevan a desafiar ese miedo a su realidad. Lo escribe una persona que no es muy aficionada a ver su propio reflejo en el espejo, pero reconozco que es un ejercicio al que me estoy obligando en los últimos tiempos con la idea de contemplar al monstruo que hay en mí.

No sé a través de qué canales podríamos retroalimentarnos culturalmente. Es decir, qué caminos deberían de construirse  para conocer y apreciar –cuando lo mereciera– lo que se está guisando en las cocinas artísticas de las islas. Pero sí que es un planteamiento que ese gran mecenas (hoy con menos presupuesto y entusiasmo) que es la Viceconsejería de Cultura del Gobierno regional debería de plantear en estrecha colaboración con cabildos y ayuntamientos.

Y para ello sí que es necesario atacar en nuestra memoria el virus del pleito. Y las recetas para hacerlo no es la de reavivarlo sino la de buscar una solución (o soluciones) que lo haga desaparecer para siempre de nuestro castigado cerebro.

Saludos, al grito de ¡salvemos el puchero!, desde este lado del ordenador.

13 Responses to “El virus del pleito”

  1. Uno más Says:

    Lo siento por ese joven y prometedor escritor y poeta tinerfeño, porque a diferencia de él, y estando también yo en el complejo y acomplejado mundo de las actividades creativas de las islas, no me siento un extraño como paisano y sí que me reconozco en estas tierras, por muchos canchanchanes, cantamañanas y aguafiestas que nos rodeen. Tampoco pertenezco a ninguna estirpe de privilegiados ni a ningún grupo, soy uno más. Allá ellos los buscapleitos.

  2. Fabiola Says:

    interesante reflexión. extraño al pisar otras islas y aceptado al pisar madrid. Supongo que somos metropolitanos. En occidente, nuestra identidad se encuentra más en la ciudad que en la duna o el bosque de pinos o la pequeña población. Eso es, simplemenete, normal, pues. Pero interesante.

  3. Cautivo y Desarmado Says:

    Centrada la descripción de esa ausencia de lo canario en el cine insular. El escapismo es una norma. Desde el Ladrón de los Guantes Blancos hasta Intacto. Se ignora lo propio, se maquilla para que parezca “otro lugar”. Sin embargo, hay interesantes excepciones. Señalo como ejemplos el Zorrocloco de Aurelio Carnero, o Mararía, o El Vuelo del Guirre, o la sorprendente obra de Wansy Navarro.
    Como en el cuento árabe, a veces hace falta recorrer el mundo para reconocer el tesoro sobre el que duermes. El problema es que “lo canario” no tiene una imagen reconocible fuera, y por lo tanto, resulta díficil venderla. Y a falta de intentarlo, sigue sin tener imagen, pues la única manera de conseguirlo es crear obras con la “realidad” canaria de fondo. Un círculo vicioso de difícil solución.

  4. Daniel Says:

    Aquí les paso un video de un grupo canarión que ha sabido, aunque canten en inglés, sacarle partido con tres duros (o dos) a unos exteriores a priori nada videogénicos.
    http://www.youtube.com/watch?v=XT6QRDURq5M, Joder si hasta hacen que Jinamar y Ojos de Garza resulten evocadores… The Amaroses.
    La primera vez que los vi estaban tocando a pie de playa, en el Pub La Guarida de Las Palmas y me quedé de piedra. Pura recomendación desinteresada, pues no los conozco personalmente.
    Saludos a todos.

  5. Fran González Says:

    Lo primero que tendriamos que hacer eliminar las provincias, la doble capitalidad y tanto gasto. Tener un medio de comunicación que intente contar la realidad canaria y del mundo desde nuestro punto de vista y de aquello que nos afecte, tener corresponsales en lugares donde tengamos intereses, en Europa, en America y en Africa. Y por último todo sacar de la comunidad autonoma al pueblito de S/C de Tenerife y al pueblo de Las Palmas (sin la Isleta, por supuesto).
    Si le va bien a Lanzarote, le va bien a toda Canarias. Que no te cuenten cuentos de burgesia decadente que quiere seguir chupando con historias de vecinos.
    Dile a tu poeta que es normal que se sienta extraño en las islas y no en Madrid, tenemos más información de un vecino de Lavapies que de otro del Paso.
    Intenta irte del Hierro a Fuerteventura y compara el precio y el tiempo con uno de Tenerife o Gran Canaria a Madrid.
    ¿Te sientes extraño?

  6. Fabiola Says:

    Cautivo, hay algunos ejemplos excepcionales más, y tal vez más excepcionales que esos.

  7. Daniel León Lacave Says:

    Estoy de acuerdo con Cautivo. Creo que el problema radica ahí.
    Es un dilema. ¿contar historias canarias, o contar historias en Canarias?
    Hasta no hace mucho, el mismo Alex de La Iglesia decía que era imposible hacer ciencia ficción creíble en España. porque nadie se creía a Imanol Arias diciendo “ataquemos el sector x27, saltemos al hiper espacio”.
    ¿quizás sea el mismo problema? ¿quizás no nos resulte creíble la ciencia ficción, o el terror, o el trhiller policiaco con el acento canario, o el Roque Nublo de fondo?

  8. Fabiola Says:

    y que eso lo diga un cineasta

  9. pablo martin carbajal Says:

    respecto a lo de la gente que promueve el pleito, a mí me da la impresión que cada vez más tiene que ver con la incultura, con no tener ni idea de que el mundo va mucho más allá de su ombligo. Mucha gente que ha salido, ha visto otros cosas y luego regresa mira a Canarias como una unidad, sin embargo, creo que perfiles que no han tenido ese interés (o esa oportunidad) de salir se pierden en ese pleítismo retrógrado, cutre y principal mal de Canarias. En el mundo de la comunicación, de las redes, de la colaboración para sacar proyectos adelante, los pleítistas son gente cutre que no está a la altura de las circunstancias. Desgraciadamente hay muchos….

    Y con respecto a lo de reflejar el paisaje canario en la obra, cuando escribí mi novela “La ciudad de las miradas” ambientada en la ciudad de Santa Cruz reconozco que me realicé ese planteamiento, si una novela ambientada en esta ciudad podría interesar fuera… así que planteé la pregunta a mucha gente de la península y todos me decían que les parecía tan interesante como cualquier otra ciudad de españa, después pensé que Muñoz Molina ambienta muchas de sus novelas en su Jaen natal… En fin, que tan interesante puede resultar esta ciudad como otra, al final lo que importa es cómo se cuenta la historia, si se cuenta bien o mal.

  10. Fonseca Says:

    Sabemos quiénes fomentan el pleito desde hace muchísimo tiempo: los poderosos, el propio gobierno regional, políticos mediocres, periódicos y la propia ciudadanía inculta. Ejemplo: hace diez años un periódico tinerfeño editaba una separata cultural de cuatro páginas con el título “Tenerife, capital cultural del Archipiélgo”. Y ello sucede en cine, teatro o cualquier ámbito. De vergüeza e ignorancia.

  11. Daniel León Lacave Says:

    Fabiola, ¿lo dices por Alex de la Iglesia?

  12. Cautivo y Desarmado Says:

    Daniel, yo creo que es difícil, pero que hay que intentarlo, o nos condenamos a no existir (Canarias) desde el punto de vista de la imagen pública. Imagino que nadie creía en películas coreanas de terror, hasta que algunos empezaron a hacerlas, y ahora son un género en sí mismo. Así que, posible, lo es. Pero difícil, mucho. Quizá el problema radica en algo más profundo, y es la falta de una industria consolidada o permanente. Una película es una gota de agua. Haría falta una generación completa de cineastas implicados en este objetivo de crear una imagen propia, una temática propia. Pero con el panorama que tenemos en general, y la falta de dirección en todos los aspectos; sin el apoyo de la televisión local, sin armas… En fin, yo, al menos, no lo tengo como prioridad. Por el momento, me conformo con hacer cine -si me dejan-, aquí, allá, o donde sea. Lo de cine canario… Como dice Fresnadillo… ¿qué coño ha hecho Canarias por mí? Para querer ser canario hay que sentir orgullo de serlo, ante todo, y viendo el panorama sociopolítico de la república bananera, es difícil. Pero hay que intentarlo, o, al menos, fomentarlo cuando ocurra.

  13. Daniel León Lacave Says:

    De acuerdo contigo al cien por cien, Cautivo.
    Hace 15 años vimos los primeros intentos de realizar series televisivas de ficción en España,al estilo americano, alejándose de Cañas y Barro, o Los Gozos y las Sombras, y muchos se rieron de aquello. Hoy en día están más que consolidadas.
    Y se ha creado una industria que antes en España no existía. Las series antes se hacían en cine. Eran cine fragmentado en capítulos. Esa industria de ficción televisiva de hoy en día, le da de comer a maquilladores, scripts, decoradores, guionistas, que antes o encontraban su hueco en el cine porque no había sitio para tantos.
    Quizás algún día consigamos algo así en Canarias. Recuerdo aquella esperanza depositada en la “Autonómica”. Se hablaba de que iba a ser el Edén del sector. Pero no ha sido así ¿verdad? Preguntémonos por qué.

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