The end of our elaborate plans (III)

“Extraoficial” pienso dentro del helicóptero que me lleva al macizo de Anaga. Se trata de una flotilla de seis aparatos que dirige el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, quien presume de estar en la primera línea del frente. El mismo Rivero se acerca a mi lado y contempla la costa con una nerviosa sonrisa.

- Antes de dejarlo quiero que vea como acabamos con los rebeldes que todavía no se han metido en la cabeza que vivimos en una Canarias grande y libre.

Digo que sí con la cabeza.

Paulino Rivero grita una orden al piloto: ¡Música!

Miro a través de la ventanilla como los cinco aparatos se ponen en posición de combate.

Suena a través de los altavoces Lucha canario de Los Sabandeños.

Rivero hace señas al piloto para que descienda y dispare el primer misil.

Contemplo una pequeña aldea escondida en la falda de una montaña. Apenas un caserío habitado por mujeres y niños. El misil estalla en una de las casas que vuela por los aires hecha pedazos.

Las ametralladoras de los helicópteros comienzan a barrer a la población que corre enloquecida y como cucarachas.

El aparato atraviesa una nube de humo negro mientras suena a todo volumen Lucha canario.

- Baja, carajo, baja.- ordena Paulino Rivero al piloto.

Uno de los helicópteros recibe un disparo en el rotor y cae como un ladrillo a tierra.

Otro esquiva una ráfaga antiaérea.

Las balas trazadoras llenan de chispeante luz la oscuridad que empieza a cernirse al morir la tarde.

Tomamos tierra y bajamos del aparato.

Un oficial informa a Rivero que desde el bosque “nos están jodiendo bastante con un cañoncito”

El presidente ordena que envíen a la aviación y lance napalm sobre esa zona.

Nos cubrimos detrás de una casita reventada y con manchas de sangre.

Sigue sonando Lucha canario.

- Aguantar, coño, aguantar.- chilla Rivero a sus hombres.

Miramos al cielo cuando escuchamos el rugir del trueno.

Un avión a reacción con los colores de la bandera canaria tira una cosita sobre el monte que de pronto se convierte en un infierno.

Creo que oigo gritos.

Gritos que como otros gritos sé que ya no voy a poder sacármelos de la cabeza nunca más.

Mierda.

Mierda.

Mierda.

- ¡No mire a cámara!, ¡No mire a cámara!.- me chilla un tipo con pinta estrafalaria que rueda toda la escena. Leo en una tarjeta que cuelga de uno de sus bolsillos: BENEFICIADO DEL PLAN CANARIO AUDIOVISUAL.

Los disparos poco a poco van perdiendo intensidad.

Voy detrás de Rivero, que deja cartas de una baraja encima de los cadáveres.

Paulino Rivero: ¡Envido!

- Señor, debo llegar a mi objetivo cuanto antes.

Paulino Rivero se pone en cuclillas cuando del bosque suena una ametralladora.

- Relájese, soldado. Recuerde que está en Canarias.

Y dirigiéndose a un suboficial: ¡Una caja de Dorada especial a quien le cierre la puta boca a esa ametralladora!

Los soldados comienzan a tirar con todo lo que tienen contra el bosque.

Paulino sonríe y olfatea el aire.

- ¿Lo huele?

Niego con la cabeza.

Paulino Rivero aspira por la nariz.

- El olor de la victoria.

FLAP FLAP FLAP parecen que escriben en el aire las aspas de los helicópteros.

Saludos, ¿continuará?, desde este lado del ordenador.

6 Responses to “The end of our elaborate plans (III)”

  1. Sitedicenqueleí Says:

    Ay¡ qué complicado es todo en este blog¡¡¡¡¡¡.

    Medusas, pacientes, silentes, dioses, reyes, soldados y guerras. Pero ¿no estamos en la etapa del “no a la guerra”? entonces qué hacen estos señores con tanta bomba y tanto napalm (sobre todo afectando una zona tan hermosa como Anaga y afectando a gente humilde, sencilla y trabajadora que no se mete con nadie, ni sabe que existen estos guerrilleros)
    Yo no entiendo.

    De todas formas, que se dejen de guerras ya, hombre¡¡¡¡ es que no se han enterado (es una ley de la Física) que a toda acción le responde una reacción, sí, sí y hay RESISTENCIA, SERVICIOS SECRETOS, CONFIDENTES, DESLEALES, DESERTORES, PACIFISTAS TARDÍOS y sobre todo gente que no quiere belicismos ni aquí ni en Irak.

    Ah¡¡¡¡¡¡ los planes elaborados a veces se van al traste y si no que se lo digan a Gadafi o a los que están batallando contra él.

    Por favor consulten la cartelera que cosas por hacer hay miles y con mejores resultados¡¡¡¡¡

  2. admin Says:

    Gracias por tan espléndido y refrescante comentario. Pero, por favor, no deje de seguir las aventuras del capitán Tanausú en el corazón de los más profundo del bosque.

  3. Sitedicenqueleí Says:

    Ay¡¡¡ se lo agradezco, pero a mi los temas bélicos nunca me han interesado ¿qué quiere que le diga? lo único que espero es que alguien frene las tropelías de este capitán, porque eso de que te digan bombardea y lo hagas, no me parece bien. Tiempo al tiempo, que no hay mal que cien años dure no ordenador que lo aguante…
    Saludos
    Sitedicen…(a mí me da miedo meterme en lo profundo del bosque, pero no en los corazones de las gentes)

  4. admin Says:

    Le prometo que la cuarta entrega es la última de este estúpido folletín con pretensiones conradianas y coppolianas.

  5. Negro Says:

    Genial, Eduardo, genial… Buen “remake” de esa obra maestra de Coppola… Buenos guiños a “lo nuestro”… Sueños de rebeldía que no está. Desafortunadamente. Paulino arrasa con su napalm de ahorro presupuestario. Y mata. En sanidad. Y mata la vida, las inmensas posibilidades de la vida, cuando convierte la educación pública en tierra quemada y deja cercenado el futuro a los nadies, hijos de nadies. Es el olor de la victoria. Lo llaman crisis, pero es la historia de siempre. La jodida y gedionda historia de siempre. Los ricos nunca están en crisis, incluso ésta les favorece. Paulino sólo es el brazo ejecutor de los ricos. Es él el que ordena la batalla, pero son los de siempre los que hacen la guerra. Los que siempre las ganan. Paulino, como buen militar, sólo obedece. Ciegamente. Y ciegamente disfruta sintiendose poderoso porque gestiona el dolor y la muerte. La que otros han decidido.

    “Yankee… ¡te mataré!”, resuena en la noche… El grito siembra el miedo y afloja las tripas entre las sombras… ¿No se oyó algo así también en Anaga…?

  6. admin Says:

    En Anaga, amigo mío, se escuchan tantas cosas…

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