¿Más hormigón y cemento? ¡No, gracias!

El cine rodado en Canarias no vive solo, afortunadamente, de cortos ni de esporádicos largometrajes.

Intentando ocupar el territorio que se merecen se están abriendo paso también en este confuso bosque audiovisual tan dado al cine de antes y leve después cineastas que apuestan por géneros tan mayúsculos como el documental.

Y dentro de esta fauna, en la que también habitan “directores” que nos venden gato por liebre, se encuentra un cineasta que pide con urgencia reconocimiento porque ama lo que hace, siente pasión por lo que rueda y tiene la capacidad de transmitir sus emociones en pantalla con una sinceridad y humildad que desarma porque su objetivo final es mostrarnos la vida que late en un archipiélago demasiado acostumbrado hoy al  cemento y al hormigón.

Me refiero a Pedro Felipe Acosta y a la serie de trabajos que ha ido desgranando a lo largo de una carrera cinematográfica en la que ha revelado a profranos como quien les escribe los secretos de la naturaleza de estas siete islas abandonadas de la mano de los dioses.

Su última producción, Canarias, naturaleza amenazada, se estrenó el viernes 27 de mayo en el Espacio Cultural de CajaCanarias en la capital tinerfeña, y es un documental que visto y revisto sabe a cine. A cine del bueno.

Canarias, naturaleza amenazada cuenta con el respaldo de la Obra Social de CajaCanarias Banca Cívica, que encargó a Acosta la realización de esta película para cerrar el ciclo de charlas y documentales Enciende la Tierra, foro que contó, entre otros invitados, con Jane Goodall, y se trata de una pequeña joya muy bien pulida que nos enseña la rica biodiversidad del archipiélago canario al mismo tiempo que denuncia –sin dramatismos ecologistas, solo mostrando– el continuo riesgo en el que se encuentra nuestra naturaleza ante el avance depredador del hombre y de otras especies foráneas que habitan estos territorios.

El trabajo apenas dura media hora y para un urbanita como quien les escribe le sabe a poco porque quiere más.

Más.

Mientras el urbanita lo contempla le asaltan muchas preguntas y una rabiosa nostalgia por lo que aún tiene pero está dejando de ser.

También la de preguntarse por qué los cineastas que han puesto su talento al servicio de la ficción en estas islas remotas pero tan ombliguistas renuncian a los paisajes que caracterizan nuestra mágica, hermosa y telúrica geografía.

Canarias, naturaleza amenazada tiene el oficio de los grandes documentales de la National Geographic al tiempo que es un  testimonio silencioso pero contundente de nuestra frágil realidad.

Así que insisto, para un urbanita como quien les escribe, escuchar el zumbido de las abejas, descubrir especies vegetales y animales de las que apenas tenía noticia, ha supuesto un enriquecedor viaje que conmueve y –logro de su director– obliga a tomar conciencia sobre lo que aún tiene y le pertenece.

A entender la necesidad de proteger un arenal de estas costas por toda la vida que genera ese mismo arenal a punto de desaparecer en favor de futuros hoteles y apartamentos que terminarán con otro pedazo de vida que genera vidas en una superficie tallada a golpe de sacrificio como es la canaria. Tan maltratada y manipulada por la mano del hombre.

Canarias, naturaleza amenazada formará parte en 2012 del programa Despertares que desarrolla CajaCanarias en los centros educativos. Se ha entablado contactos además con la fundación de Jane Goodall para vincular el documental a su proyecto Roots and Shoots.

Este trabajo, rodado durante cuatro años y medio en diferentes lugares de las islas, pretende dar a conocer “nuestra naturaleza porque Canarias es un territorio privilegiado donde las especies se cuentan por miles y, en muchos casos, son endémicas. Tanto es así, que en un único kilómetro cuadrado de la laurisilva canaria existen más especies endémicas que en toda Europa junta, con lo cual su conservación resulta prioritaria”, destacó en rueda de prensa y sin dramatismos su director.

Puso cara, eso sí, de esto es lo que hay.

Y hay.

Pedro Felipe Acosta (Los Realejos, 1958) es naturalista y realizador de cine especializado en la fauna y el paisaje insulares. Miembro de la European Documentary Network, cuenta en su filmografía con una serie de ocho capítulos denominada Canarias reductos de biodiversidad, que está en proceso de realización; La Caldera de Taburiente (2009); Garajonay, la selva de Canarias (2007); Teno, hombre y naturaleza (2006); El lagarto gigante de La Gomera (2005); Vertebrados invasores en islas de España y Portugal (2004); Chinijo (2002); Cavidades volcánicas de Canarias (2000); Flora amenazada del Monteverde (1999); Fauna canaria (1998); El pinzón azul de Gran Canaria (1997); El Pico Picapinos (1997) y Tigaiga (1996).

Además de estos trabajos, ha realizado varios anuncios de televisión para campañas de medioambiente del Gobierno de Canarias, una serie de seis cortometrajes sobre ecosistemas canarios para el Museo de la Naturaleza y el Hombre de Tenerife (1998), y varios rodajes y audiovisuales como el del Proyecto de Acondicionamiento de la Cueva del Llano, en Villaverde, o el rodaje de imágenes de fauna canaria para su inclusión en el documental Wild Canaries, the last whistle of the Guanches, realizado para la televisión finlandesa, y que ha sido premiado recientemente en el Festival de Cine Medioambiental de Estambul.

Saludos, ¿más hormigón y cemento? ¡No gracias!, desde este lado del ordenador.

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