Una obra maestra

I.-

Mañana, los policías

Volverán a florecer en las aceras.

Orgullosos de sus hojas de servicios.

Y con las pistolas sobre el pecho.

Sin pan, sin trabajo y sin armas,

Vamos a ser gobernados

Por soplones y policías

Canallas y curas.

Sí… pero está con un pie en el aire

Los malos días acabarán

Y ojo con la revancha,

¡Cuando todos los pobres se unan!

(La Semana Sangrienta. Jean-Baptiste Clément)

II.-

No sé si porque este año los hombres y las mujeres de bien recordamos con emoción el 140 aniversario de la Comuna de París –ese movimiento insurreccional que mantuvo encendida la llama de la esperanza en la capital francesa del 18 de marzo al 28 de mayo de 1871–   pero para quien les escribe ha sido una sorpresa encontrarse con la versión integral de El grito del pueblo, una espléndida novela gráfica adaptada e ilustrada por Tardi de la novela de Vautrin, que compila en un solo volumen las cuatro historias que en su momento circularon de manera independiente con los títulos de Los cañones del 18 de marzo; La esperanza asesinada; Las horas sangrientas y El testamento de las ruinas.

Las razones de mi emoción, y también del sacrificio que supone en la actualidad desembolsar casi 30 euros, es que estoy ante un libro que ya me sabe a clásico. Una novela ilustrada que trasciende la frontera de la viñeta para convertirse en literatura de verdad. Tan de verdad, que El grito del pueblo sabe al mejor Victor Hugo (el que se mastica en Los miserables), a Jules Vallès, Émile Zola y el Maupassant de sus estupendos relatos sobre la guerra franco-prusiana y que en su día agrupó Alianza Editorial bajo el título de Bola se sebo, quizá el más famoso de estos cuentos por inspirar años más tarde La diligencia (John Ford, 1939).

Si a ello sumamos que El grito del pueblo es un volumen que además de entretener, informa sobre esos meses que conmovieron al mundo, creo que el dinero más que gastado es una inversión. Garantizo así a quienes ahora puedan leerme que este cómic es una obra maestra.

Maestra porque es redonda.

III.-

Y maestra porque emociona y hace lo que solo sabe hacer un tebeo cuando es realmente bueno. Que te metas dentro de la historia y que pasees por las calles de ese París liberado al que la reacción terminó de aplastar por la fuerza de las armas.

El dibujo de Jacques Tardi, probablemente el único dibujante al que hoy le sigo la pista porque siempre sorprende y nunca estafa, contribuye a que te sumerjas en un relato coral que, vagamente inspirado en Los miserables por aquello de la venganza, llega al corazón.

Y cuando escribo corazón me refiero a que vives lo que se narra en estas viñetas ricamente detallistas. A sentir lo que sienten sus personajes. A entonar La Marsellesa en las barricadas con el fusil entre las manos.

Hacía tiempo que una historieta que se hace historia no calentaba tanto mis emociones lectoras. Hacía tiempo que un libro ilustrado no me recordaba que merece la pena seguir pensando que otro mundo es posible.

Como me suele pasar con los libros que me hablan al corazón y a la cabeza, confieso que he demorado mi viaje por El grito del pueblo porque se trata de esas obras que no quieres que se acaben.

Y no quieres que se acaben porque te enseñan, te ilustran no sé si a ser mejor persona pero sí a drenar las frustraciones que minan tu existencia cotidiana.

El grito del pueblo es un volumen, exquisitamente editado por Norma Editorial, que es ya un clásico.

Un texto vivo, que palpita entre tus manos, que te hace reflexionar que aún es posible creer en lo imposible. O que debajo de los adoquines está la playa que cantaron los locos revolucionarios del 68.

Una obra maestra.

Saludos, entonando Allons enfants de la Patrie, Le jour de gloire est arrivé!, desde este lado del ordenador.

2 Responses to “Una obra maestra”

  1. Daniel León Lacave Says:

    No sabía que estaba editado en un sólo volumen. Yo me lo he ido comprando por volúmenes sueltos.

    Jo, es cómo cuando te compras la Trilogía de Indiana Jones en un pack y luego el cabrón de Spielberg va y hace una cuarta peli…

  2. admin Says:

    El único inconveniente de El grito del pueblo es su precio… pero merece la pena ayunar lo que sea por disfrutarlo.

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