Alfred Bester: ¡Tigre!, ¡tigre!

Hay grandes escritores de ciencia ficción que deberían de estar por encima de ser grandes escritores solo de ciencia ficción.

Tuve la suerte de descubrir el arte de la lectura sumergiéndome primero en los relatos de Bradbury y más tarde de Sturgeon. Por la misma época en la que aprendía a saborear caviar cayó en mis manos una novela de un tal Alfred Bester y descubrí que las estrellas son mi destino.

Bester es un escritor del que hablan con distanciado respeto los aficionados a la c/f pero no encuentro mucho calor en sus palabras salvo distanciado respeto.

Probablemente sea ésta una de las razones por las que a mi me sigue conmoviendo. Las novelas –no tanto los cuentos– de Bester saben a nuevo. A diferente. A buena literatura que trasciende las fronteras del género.

Bester fue, que sepa aunque es probable que me equivoque, de los primeros escritores que apostó por el mestizaje de géneros. Su novela El hombre demolido (1953), una de sus obras maestras, fusiona a la perfección ciencia y ficción con novela policíaca.

La acción transcurre en el siglo XXIV en un mundo donde las armas se han convertido en piezas de museo. Un cuerpo de telépatas rastrean las mentes para detectar crímenes antes de que ocurran. Cometer un asesinato parece imposible aunque el hombre más poderoso del sistema solar demostrará lo contrario.

Puede que el argumento les suene a alguno, pero no tiene nada que ver con esa simpática película futurista que fue Demolition Man y Minority Report que, como saben algunos, está basada en un relato de otro gran escritor de c/f, Philip K. Dick.

El segundo gran clásico de Bester es, a mi juicio, Las estrellas mi destino. Lo negro criminal vuelve a confundirse con la ciencia ficción aunque en esta ocasión la historia (también conocida con el título de ¡Tigre!, ¡tigre!) quiero pensar que bebe de la fuente inagotable de El conde de Montecristo. Solo que se trata de un conde de Montecristo según Bester.

Las estrellas mi destino (1956) narra una historia de venganza.

El escritor nos sitúa en el siglo XXV, época en las que las técnicas de teletransportación han cambiado radicalmente la sociedad de La Tierra que, irónicamente, no ha sabido cambiar radicalmente con sus malas costumbres.

Su protagonista, Gully Foyle, es abandonado a su suerte en una nave que navega a la deriva por el espacio. En contra de lo que piensan quienes lo dejaron, Foyle vive. Vive porque solo sueña en vengarse. El resto es literatura de la buena. Tan buena que quizá eso explique porque no se ha vuelto de moda Bester.

Tercera novela de un escritor obsesionado por las relaciones humanas: Carrera de ratas (1955). Y no, no se trata de una novela de ciencia ficción sino de una novela negra que se desarrolla en el todavía incipiente por aquellos años mundo de la televisión.

Deberían de verla los carroñeros de Sálvame y programas de tan alto calado intelectual.

Una frase de esta novela inmortal: Los débiles nunca lloran por los fuertes; solamente lloran por sí mismos.

Carrera de ratas fue un fracaso en ventas. Cuenta la leyenda que eso fue lo que hizo decantarse al escritor por la ciencia ficción.

Así que por una vez ganó la ciencia aunque también la ficción.

Lo escribe alguien que no aguanta novelas del género donde pesa más la ciencia que la ficción.

Alfred Bester periodista y escritor, nació en Nueva York (EE. UU.) el 18 de diciembre de 1913 y falleció en Pensilvania en 1987.

Otras novelas son Computer connection (The Computer Connection, 1975); Golem 100 (Golem 100, 1980); Los impostores (The Deceivers, 1981); Tender Loving Rage (1991) y Psychoshop (1998), colaboración póstuma con Roger Zelazny.

Saludos, ¡Tigre!, ¡tigre!, desde este lado del ordenador.

2 Responses to “Alfred Bester: ¡Tigre!, ¡tigre!”

  1. Fabio Morales Says:

    Alfred Bester es, sin lugar a dudas, uno de los grandes de la ciencia ficción. Y sí que tiene usted razón, su literatura va más allá del género. No conozca esa novela negra que cita, ¿dónde la puedo conseguir?

  2. admin Says:

    La novela Carrera de ratas la editó en su día Júcar en su recordada colección Etiqueta negra. Creo que no ha vuelto a reeditarse, así que bucee usted por la red a ver si tiene suerte y encuentra algún ejemplar en venta. Merece la pena.

Escribe una respuesta