“Tú haz los dibujos, que yo ya pondré la guerra”

Las primeras historietas de Tintín –Tintín en el país de los Soviets, Tintín en el Congo y Tintín en América– son las más mediocres de la serie que creó George Remi Hergé.

Como revelaba el mismo Hergé a Numa Sadoul en el libro Conversaciones con Hergé, las aventuras del sagaz periodista con flequillo hasta ese momento se habían limitado a una serie de gags con algo de suspense en el que no había nada construido.

Nada premeditado.

Se tratan estos álbumes de las primeras historias de un personaje aún sin la congoja del fenómeno que va a suscitar.

Su lectura exige un análisis desde la distancia sin disculpar al maestro por los pobres y bufonescos retratos que ofrece de los soviets, de los negros del Congo y de los norteamericanos (indios, vaqueros, gángsters) sin dejar por ello de admirar la obra de un escritor y dibujante que trasciende.

Que va mucho más allá del colorín.

Tintín, que de tanto en tanto salta al patio de la actualidad, es una vez más noticia ante el anuncio del estreno del largometraje que dirige Steven Spielberg y que produce Peter Jackson y también por los notables esfuerzos realizados por un ciudadano de la República Democrática del Congo residente en Bélgica, Bienvenu Mbutu Mondongo, para lograr sentar en el  banquillo por racista a Tintín en el Congo.

¿Que se pide de condena? que el álbum se retire del mercado en Bélgica o que incluya en su portada una advertencia que revele el contenido xenófobo de la historieta. 

Tintín en el Congo se publicó hace sesenta años y mucho ha llovido desde ese entonces. Si usted es tintinófilo, sabe que Hergé fue madurando como artista y como persona. Como artista da un giro de 180 grados con su quinto álbum y una de sus obras maestras, El loto azul.  

Puestas así las cosas estamos, una vez más, ante el debate siempre equívoco de hasta donde nos quiere  llevar lo políticamente correcto. Y a causa, en esta ocasión, por una historieta primeriza e idiotizante que ha cumplido sesenta años.

Por esta misma razón, deberían de sentarse en el banquillo películas, novelas y tebeos tan racistas como El nacimiento de una nación, Tarzán, el Guerrero del Antifaz y El Cachorro también.

O al menos insertar en sus portadas y carteles una llamativa advertencia sobre su contenido xenófobo.

¿Por qué no se ha hecho ya? 

Un poco de historia.

William Randolph Hearst (dirigiéndose a su ilustrador, Frederic Remington, cuando éste le informa que no hay nada por lo que alarmarse en Cuba): “tú haz los dibujos, que yo pondré la guerra.”

Saludos, con una amarga noticia: Diario de un kinosofista abandona la red, desde este lado del ordenador.

12 Responses to ““Tú haz los dibujos, que yo ya pondré la guerra””

  1. Nando Parrado Says:

    Como incondicional seguidor de las aventuras de Tintín le diré que, efectivamente, ‘Tintín en el Congo’ es una aberración. Y eso que la versión que nosotros podemos leer es la segunda, la coloreada, y no la que fue publicando el autor en blanco y negro en entregas semanales. En esa primera edición, por cierto, Tintín hacía escala en Santa Cruz de Tenerife. Volviendo al asunto: que sea una aberración no es en absoluto motivo para ’sentarla en el banquillo’. Todo lo contrario: debe permanecer intacta como muestra de la lamentable visión colonialista que de ’sus’ territorios tenían los europeos por aquella época. Hergé no fue más que un espejo de su sociedad. Y, como dice usted, el propio Hergé maduró a lo largo de su vida para acabar concibiendo maravillas como ‘Objetivo: la Luna’, ‘Aterrizaje en la Luna’ o ‘Tintín en el Tíbet’.

  2. admin Says:

    Gracias por su sapiencia tintinóloga, Nando. No recordaba el dato de Tintín pasando por la cosmopolita capital tinerfeña de los años trenta… Y yo me quedo con La oreja rota, El misterio de las siete bolas de cristal y Tintín en el templo del sol; El centro de Ottokar, El asunto Tornasol, Stock de Coque…

  3. rufino Says:

    Totalmente de acuerdo con usted. Es absurdo analizar la historia y a sus personajes desde los parametros éticos actuales, descontextualizandolos. Tan absurdo como pretender sentar a Julio Cesar ante el tribunal internacional de la Haya por crímenes de guerra. Y no pretendo darle ideas a Garzón.

    Volviendo al tema central sospecho que por muy buena que sea la película, seré uno de los tintinéfilos desencantados con ella. ¿Porqué no se limitan los americanos a reinterpretar su historia y sus superheroes y nos dejan a los europeos nuestros elementos culturales? Y esto también es racismo por mi parte.

  4. Daniel León Lacave Says:

    Hergé no es racista. Ya sé que resulta difícil de creer tras leer El Congo, pero un estudio profundo de su obra nos revela otra realidad.
    Hergé es un hombre de derechas, pero por herencia social más que por convencimiento.
    Ya en su tercer albúm, América, Hergé hace una denuncia en toda regla del expolio de los pueblos indios por parte de los blancos. En Stock de Coque denuncia la trata de esclavos.
    ¿Cuál es el problema de Hergé? El paternalismo. Los negros de Stock necesitan ser convencidos por el blanco, los negros de El Congo necesitan ser ayudados por el blanco.
    Tan sólo en El Loto, cuando se produce el encuentro con Tchang, asistimos a un insólito speech desmitificador sobre las creencias europeas acerca del mundo oriental, y esto es gracias a que en el Loto, por primera vez, el artista se informa por sí mismo, se documenta sobre lo que va a escribir, y no se basa en los tópicos clásicos propios de su época, ni en la influencia que el Padre Wallez, católico derechista, editor jefe de la revista dónde un adolescente Hergé empezó a publicar su Tintín, ejercía sobre él.
    El Congo y Los Soviets son pecados de juventud. Todos los tenemos. Miremos si no en nuestros cajones.

  5. admin Says:

    Hergé, el primerizo y el maestro, es producto de su tiempo, Daniel.
    Rufino, ¿qué Europa?, ¿la de los mercaderes?

  6. Daniel León Lacave Says:

    Ah, y un apunte, El Guerrero del antifaz que nombras, tampoco es racista. A simple vista podría parecerlo, pero el que escribe, que se ha leído los 668 cuadernillos un millón de veces, desde su infancia en esta maravillosa encuadernación azul, reedición de la editorial Valenciana, que marcó mi niñez allá por finales de los 70, puede asegurarle que no lo es.
    De hecho, los mejores compañeros, y más fieles amigos del héroe, son “moros” (los hermanos Kir, el Pirata negro, Zoraida, Aixa), mientras que muchos cristianos son terribles villanos (El capitán Rodolfo).
    La serie sufrió el azote de la censura mas que ninguna, hasta el punto de que se presionó a la editorial para que el autor dejase de dibujar la serie, cosa que se vió obligado a hacer durante un tiempo.
    Ciertamente que la censura obligó a cambiar el esquema, y el autor se vio obligado a transformar a los cristianos malos en buenos, y a los moros buenos en malos, pero así todo consiguió burlar a los censores. De hecho, el guerrero del antifaz siempre luchaba contra “el caudillo”.
    Pero bueno, esto daría para otro post.

  7. admin Says:

    Gracias por el comentario, Daniel… Y recuerda: ¡Santiago y cierra España!

  8. Daniel León Lacave Says:

    ja ja esa es otra que se nos viene encima.
    Ya veremos… ya veremos…

  9. admin Says:

    Pese al antifaz… ¿sabrán quiénes somos?

  10. Alfonso González Jerez Says:

    Bueno, siento disentir. Pero Hergé, gran artista, era un racista. Magnífico dibujante, pero un racista de tomo y lomo, un señor extremadamente de derecha, que en su madurez y vejez moderó sus posiciones. El amor a Hergé y a sus creaciones no tiene por qué velarnos una actitud ideológica y cultural clarísima. Respecto al Guerrero del Antifaz, otra gran creación del comic europeo, destila todos los tópicos sobre la morería acumulados en la historia de la cultura española y en el imaginario secular de este país. Que el Guerrero tenga amigos moros o negros no es para nada significativo. Los amigos moros y negros lo son, precisamente, porque resultan sustancialmente diferentes al resto de los negros y moros que aparecen en las historias.
    Quevedo fue y es un gran escritor. Uno de los grandes creadores de la lengua. Y el feroz antisemitismo y la más delirante islamofobia está presente en cientos de páginas suyas.

  11. Daniel León Lacave Says:

    El Guerrero del Antifaz
    Cuadernillo Nº 321 “el impostor”

    -Guerrero: ¿cómo te has atrevido a volver a España después de tus engaños y crímenes?

    -Zoraida: ¡olvidas que yo también nací aquí y cinco generaciones de antepasados míos! ¡aunque musulmana soy española!

    Nuevas Aventuras del Guerrero del Antifaz
    nº 85 pág 11
    Se produce una expulsión de moriscos españoles, y con ellos la de El Guerrero, atrayendo así las simpatías hacia los expulsados.

    El Guerreo del Antifaz
    desde el Nº 66 hasta el 129 asistimos a la historia de amor entre El Pirata Negro , corsario moro, y la rubia Beatriz de Peñaflor, marquesa. El amor es correspondido pero injustamente imposible, hasta que los cristianos, después de que el Pirata regrese con la marquesa tras rescatarla de un secuestro, le encarcelan sin cometer ningún delito.

  12. admin Says:

    Amigo Daniel, a mi del tebeo español clásico me gustaban mucho más (salvando orden cronológico) El inspector Dan, El sheriff King y El corsario de Hierro. En segundo lugar Jabato y más atrás al Capitán Trueno, El cachorro y El guerrero del antifaz. Las aventuras de Roberto Alcázar y Pedrín también tenían su gracia. Sobre todo por las inevitables y especulaciones gay del tal Alcázar y el niñato Pedrín. Se me escapan más personajes de la historieta nacional, pero a bote pronto los que se me han venido a la cabeza son todos estos. Un abrazo comiquero.

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