¡Larga vida a Lawrence de Arabia!

La primera vez que me arrastraron al cine para ver Lawrence de Arabia fue gracias a un amigo que sentía –y creo entender que aún siente– verdadera devoción por esta película.

Incluso se vestía de jeque árabe, y como hace Peter O’Toole en una de las escenas del filme, se ponía a bailar con su sombra imagino que con la esperanza de que el viento del desierto le tocara ese pedazo de alma que, inevitablemente, nos arrebata la edad.

La segunda ocasión en la que vi Lawrence de Arabia fue en una abarrotada sesión en el teatro La Granja (¿continuará abierta esta dependencia en la Casa de la Cultura de la capital tinerfeña?) porque siempre hay buenas razones para repescar la cinta de David Lean y porque se trataba, además, de la exhibición, por primera vez en Canarias, del largometraje sin cortes y en rigurosa versión original con subtítulos en español.

Recuerdo que al salir de la sesión, noche cerrada, y a la luz de una farola pero sin disfraz de jeque árabe, me puse a danzar como un derviche mientras buscaba los siete pilares de una sabiduría que, cosas de la vida, tuve ocasión de acariciarlos pero no libarlos mientras deambulaba por un hechizante desierto jordano cuyo celuloide permanece inalterable en mi hoy acribillada memoria.

Con esto quiero decir que Lawrence de Arabia, la película, ocupa un puesto privilegiado en mi disco duro. Y que no me canso de revisarla año tras año, haga frío o calor, en ese mismo dvd en el que reza para papanatas en su carátula: “edición especial para coleccionistas.

¿Coleccionista?

Para mi es uno de esos título que por mucho que lo vea y que por mucho que sepa lo que va a ocurrir en la historia tiene un algo que todavía despierta un entusiasmo que destruye mi ya de por sí característico hartazgo.

Entiéndame: amo esta película.

Entiéndame: amo esta película porque el paso del tiempo no la traiciona y sabe adaptarse a mis cambios de humor. Eso que los cretinos llaman como signo de invisible madurez.

Luego tengo claro que Lawrence de Arabia me pertenece. Y como me pertenece, que ha crecido conmigo.

Con Lawrence de Arabia aprendí que hay películas y no pinículas. O cintas que forman parte de tu pobre existencia. 

Así que algo me da en la nariz que eso es precisamente lo que los que no somos cretinos llamamos arte.

Con todas sus letras.

Lawrence de Arabia es la historia de un hombre que quiso ser dios. También es la historia de un hombre que fue hombre cuando se dio cuenta que no podía ser dios.

He ahí su tragedia mayúscula.

Peter O’Toole está inmenso como Lawrence. Tan inmenso que tras Lawrence de Arabia es imposible que lo vea en otra película sin que deje de pensar que quien está actuando no es O’Toole sino el mismo Lawrence de Arabia buscando gatitas descarriadas o ejerciendo de director de cine

Lawrence de Arabia de David Lean es así un milagro.

Una película redonda que nos enseña que la inocencia, la pureza, está en el desierto.

- ¿Qué te atrae del desierto?- le pregunta sorprendido ese hombre del desierto que hace en la película Omar Sharif.

- Que está limpio.- responde Lawrence/O’Toole.

Son muchas las escenas de esta película que para mi se han convertido en auténticas lecciones de vida.

Recuerdo la de Lawrence/O’Toole apagando con los dedos la llama de una cerilla.

Recuerdo la de Lawrence/O’Toole regresando al desierto para rescatar a un hombre que se ha perdido de la partida en su larga marcha para tomar por la retaguardia la fortificada ciudad de Akaba, a orillas del Mar Rojo y en manos de los turcos.

Lucha contra las tormentas del desierto para rescatarlo y regresa victorioso. Solo para que más tarde, y porque el destino está escrito, se cumpla el destino de quien tuvo que morir abandonado en el desierto.

Recuerdo la de Lawrence/O’Toole entrando en el bar de oficiales con sus dos criados árabes…

Y la de Lawrence/O’Toole cuando sus superiores, unos excelentes Claude Rains y Jack Hawkins, dejan que ese pobre idiota con aires de grandeza crea que está por encima de los intereses de una nación que está forjando imperio. Un imperio del que a su manera intenta sacar provecho para lo que será su país el príncipe Faysal que interpreta un gigantesco Alec Guiness.

Y todo narrado con una épica que, pese a las luces y sombras del personaje iluminado que pierde su inocencia tras caer en manos de los turcos, hace leyenda…

Recuerdo haber visto Lawrence de Arabia en el cine.

Una película larga, larga de verdad.

Recuerdo la obertura de su banda sonora.

Pantalla completamente a oscura mientras suena la inspirada música de Maurice Jarre.

Recuerdo el inicio, el nudo, el intermedio.

Y el final.

Y recuerdo como aplaudo con otros tanto cuando aparece en pantalla The End.

Y me veo aplaudiendo solo en casa volviendo a ver por centésima vez la película.

Lawrence de Arabia, la película, cumple cincuenta años.

-  ¿Por qué te gusta tanto?

- Porque es limpia.- respondo apagando la llama de una cerilla con los dedos.

Saludos, todo está escrito, desde este lado del ordenador.

6 Responses to “¡Larga vida a Lawrence de Arabia!”

  1. Javier Hernández Velázquez Says:

    Taller Canario cantaba (a finales del siglo pasado) eso de “yo también nací en el 63″ (año en que la peli recibió sus siete Oscar). Yo la vi en el Royal Victoria en una reposición, a mediados de los setenta. Luego, supongo que me tomé un dulce y una Mirinda en la dulcería que había enfrente (hoy, que estamos algo más cascados hay una farmacia). Recuerdo ese cine con especial cariño porque állí proyectaban mucho cine épico (mi favorita, sé que es una opción muy personal fue Khartoum con Charlton Heston/ Gordon frente a Laurence Olivier/ el Mahdi).
    Así que por hoy, seamos todos un poco Thomas Edward Lawrence. Y un aplauso, como esos que dábamos al final de las pelis, a David Lean que está en los cielos.

  2. Víctor Conde Says:

    Es que hay películas que definen el concepto de “épica” en el cine. Esta es una de ellas.

  3. javier hernández velázquez Says:

    Por un puñado de dólares (euros)… Drive. De lo mejor que he visto en el 2011.

  4. Daniel León Lacave Says:

    Jo me has convencido… voy a verla otra vez.

  5. Mario Domínguez Parra Says:

    No sé si has visto un telefilme (creo) británico titulado “Lawrence después de Arabia”, con Ralph Fiennes. No se puede comparar con la película, pero es muy interesante.

  6. admin Says:

    Javier, entre las películas digamos que de temática colonial hay otro título, además de Lawrence y Khartoum, por el que siento especial devoción: Zulú. Y un poquito menos por Amanecer zulú…
    Coincido contigo en tu opinión de Drive. No la vi en cine pero sí en versión original con subtítulos en español en la soledad de mi castillo.
    Mario, la semana pasada un buen amigo me habló de esa película que mencionas. No la he visto, y si no me equivoco creo que se desarrolla durante los últimos días de Lawrence en su exilio (nunca mejor dicho) en Inglaterra.
    Y sí, Daniel, vuelve a verla… Lawrence de Arabia noquea.
    Un saludo a todos.

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