Vaya, vaya con los amigos de Señor Ojo

Esta mañana temprano, mientras iba a comprar una barra de pan rústico, me encontré a Señor Ojo durmiendo la mona en uno de los bancos de la Rambla. Resultó curioso encontrarme a Señor Ojo dormido ya que nunca le había visto con el párpado cerrado por lo que debo escribir que me resultó algo inquietante y monstruoso contemplarlo así.

Más que Señor Ojo parecía un cadáver.

No me llamó la atención sin embargo que en una de sus manos descansara una botella semillena (o semivacía, para Señor Ojo) de ginebra.

¿Qué por qué supe que se trataba de ginebra? Pues porque el agua, precisamente el agua, no huele a endrina quemada.

Me acerqué al cuerpo y lo agité.

Señor Ojo soltó un bufido, se removió en el banco y luego abrió el ojo. Un Ojo turbio e inyectado en sangre.

- Despierte usté que ya es hora.- le dije sacudiéndolo un poquito más.

Señor Ojo me miró con una mirada en la que intentaba procesar ¿lo conozco? hasta encenderse la luz de su cerebro flotante en alcohol.

- Oh, es usted… Por un momento pensé….- Chasquó la lengua y dio un trago a la botella mientras movía la cabeza a un lado y al otro.

- ¿Qué tal esos Carnavales?- le pregunté con las manos en los bolsillos.

- ¿Carnavales?- se dijo señor Ojo.- ¿Estamos en Carnavales?

Me puse a reír como un tonto. Señor Ojo aprovechó el tiempo muerto para beber otro trago.

- Joder con el puto Sol.- escupió haciéndose sombra con la mano izquierda.

- ¿Se puede saber onde ha estado usté?- le pregunté.

- Estar… BrrrrrZzzzz… Estar…

- Señor Ojo, ¿se encuentra usté bien?

Me respondió acabándose de un trago lo que quedaba de ginebra.

- Tráigame otra de éstas.- señaló tirando la botella vacía al jardincillo.

- Acompáñeme usté, carajo.- solté algo cabreado.

Señor Ojo se puso en pie como pudo, luego se inclinó sobre el suelo y vomitó.

- Ahhhh.- que bien me siento ahora.- apuntó frotándose el estómago mientras caminábamos al bar El Ruedo.

Entonces, recuerdo ahora que fue entonces, cuando Señor Ojo me contó estas historias.

 I.- FUERA DE JUEGO

 - Ayer ¿o fue anteayer? tuve que darle dos bofetones a Falo. El muy cretino, pese a que ya no mete goles, está que se sale. Se sale porque la editorial madrileña Casa de Cartón acaba de publicar una nueva edición de El futbolista asesino, ese libro que cuenta su historia y que escribió haciendo de negro Nicolás Melini. Falo no dejó de darme la vara de lo contento que estaba. El tipo se cree un killer, ¡ja! Luego me explicó que esta es la cuarta ocasión en que le publican la historia ya que la primera, contaba el muy idiota, lo hizo Ediciones La Palma en colaboración con CajaCanarias, más tarde Ediciones Idea y el año pasado –porque estamos en 2012 ¿verdad?– para el mundo digital la editorial Musa a las 9. El futbolista asesino regresa ahora a las librerías de la mano de un sello editorial independiente creado por el editor peruano José Luis Torres Vitolas y…

- ¿Y, Señor Ojo?

- Pues que ya no me acuerdo.- contestó acomodándose en la barra del bar El ruedo donde pidió una ginebra.- La peor que encuentre.- le exigió al camarero.

Tras saborearla exclamó:

 II.- Y DALE CON LA COMIDA

 - Juan Bas me acaba de mandar Ostras para Dimitri, donde insiste en sus temas de siempre… Ya sabe, la comida, el berbecio…

- Parece un vasco.- dije bebiendo mi carajillo.

- Es que es vasco, imbécil.- Me cortó Señor Ojo posando su ojo en la barra metálica y, sin hacer caso de mi cara de payaso, continuar con su discurso.

- Además, el protagonista Pacho Murga se le parece a usted. Solo que Murga es un señorito bilbaíno pero igual de pijo y venido a menos que usted. Y no me mire así, que sabe que le digo la verdad. Murga, que protagonizó Alacranes en su tinta y Voracidad, cumple en Ostras para Dimitri condena en la prisión de Salto del Negro, donde conoce a Dimitri Urroz, una mezcla de ruso y navarro, que se convierte en su protector y de paso le complica la vida. ¿Me sigue?

- No.- comenté terminando mi carajillo.

- Pues váyase usted al carajo.

 III.- JUANCHO

Señor Ojo cogió en ese momento de una de las mesas un ejemplar arrugado del ABC, al colocarlo sobre la barra comenzó a pasar las páginas del suplemento cultural deteniéndose en el artículo de J. J. Armas Marcelo.

- ¿Lo conoce?- me preguntó pidiendo otra ginebra.

- No tengo el gusto.

- Pues aquí pone algo de Joyce, ese Ulises pegado a la botella como quien le habla, y Mario Domínguez Parra

- ¿Mario Domínguez Parra?

- Sí, aquí leo que ha traducido un libro del viejo Ulises pegado a la botella.

- Déjeme el suplemento…

- No se me ponga pesado que aquí tiene usted… Por cierto, una pregunta.

-Cuente, cuente.- respondí leyendo el artículo de Armas Marcelo.

- ¿Puede invitarme a otra ginebra?

 Saludos, Ende, desde este lado del ordenador.

2 Responses to “Vaya, vaya con los amigos de Señor Ojo”

  1. Mario Domínguez Parra Says:

    Señor administrador, le agradezco la transcripción de su conversación con el señor panóptico.

  2. admin Says:

    Responde Señor Ojo: ¡más ginebra!

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