Sobre ‘americanadas’ y ‘españoladas’

Gracias a la generosidad de un amigo me hago con la primera temporada de dos series de televisión norteamericanas, of course.

Newsroom, original del guionista Aaron Sorkin, cuenta la historia de un grupo de periodistas de televisión pero, como actual consumidor de teleseries, me quedo con las ganas de ver cómo evolucionan sus historias y sus protagonistas en lo que espero sea su segunda temporada.

Con todo, no termina de llenarme Newsroom. Será porque ofrece un retrato demasiado amable de sus protagonistas. Será porque no termina de casar bien comedia y drama. Será porque me sonroja e indigna el capítulo en el que se cuenta cómo tratan la noticia de la ejecución -porque fue eso, una ejecución en toda regla– de Osama Bin Laden. A pesar de este lastre, al que debería de sumar su aromático perfume demócrata, Newsroom parece que irrumpe en la pequeña pantalla con la esperanza de ocupar el espacio que en su día sí que ocupó Lou Grant. Solo que Lou Grant transcurría dentro de la redacción de un periódico y Newsroom en la de una televisión por cable donde todos son muy felices cuando trabajan en equipo.

Resulta curioso como carga la teleserie contra el TEA Party y otras cadenas que le hacen la competencia como la Fox.

Protagonizada, entre otros, por Jeff Daniels y Emily Mortimer, Jane Fonda interviene como secundaria. Una secundaria de lujo que interpreta a un personaje aún de escasos matices y que –es un suponer– se desarrollará en los capítulos de su segunda temporada.

Una curiosidad, Fonda estuvo casada con Ted Turner, presidente de la CNN.

Me resulta mucho más interesante por oscura y desoladora Boss.

Creada por Farhad Safinia y protagonizada por Kelsey Grammer, a quien recordarán por ser el simpático psiquiatra hipocondríaco de Frasier, Boss cuenta la para nada amable historia del alcalde de Chicago, Tom Kane.

Sus episodios proponen así política de altos vuelos, corrupción y una familia desestructurada que, curiosamente, es la del propio alcalde.

El primer episodio de Boss está rodado por Gus Van Sant. Y tras ver los dos primeros capítulos, no deja de rondarme una siniestra pregunta en la cabeza: ¿algún día veremos un producto de estas características en España?

Algo me dice que no.

Y, please, no me vendan Crematorio como esa alternativa.

De esto mismo hablaba el viernes pasado con ese amigo que se ha convertido en una especie de suministrador imprescindibles de teleseries con sello made in USA.

Algo tiene ese país.

USA.

Donde con la que nos está cayendo aún cuentan con cabezas pensantes para las que resulta irrenunciable asociar calidad con agitación de conciencias.

Todo sea por defender sus derechos y libertades como ciudadanos.

No sé cómo evolucionará Boss, pero solo con los dos primeros episodios de su primera temporada me hace gritar qué grande son los gringos cuando sin pudor alguno exploran su lado más oscuro.

No tiene nada que ver, aunque sí tiene algo que ver, aclaro.

Este mismo sábado un amigo que no es mi generoso suministrador de joyas televisivas me comenta que su hijo de doce años no quiere ir a ver Tadeo Jones.

-  ¿Por qué?- pregunto.

-  El crío dice que es una españolada.

Y me dan escalofríos porque hacía tiempo que no escuchaba lo de españolada.

Españolada se aplicaba en mis tiempos a la práctica totalidad del cine español para designar un productor tedioso. Ajeno a su propia realidad al estar demasiado perdido en sí mismo.

No he visto Tadeo Jones pero no creo que sea una españolada.

De hecho, creo que quiere ser cualquier cosa menos una españolada.

La pregunta es ¿cómo hacérselo explicar a ese chaval de doce años, un chico despierto y curioso?

¿Cómo explicarle que también existen las americanadas?

Resuelvo el problema viendo Boss.

Con series como ésta, con series como Deadwood, Roma, Hermanos de sangre, The Pacific, Carnivale…, es hasta normal que uno le perdone a los del Norte sus deslices.

Sus americanadas.

En España, por el contrario, solo me queda Curro Jiménez y La hora del crimen.

I’m sorry, Aída, pero es que aquí no hay quien viva.

Saludos, con el mando a distancia, desde este lado del ordenador.

12 Responses to “Sobre ‘americanadas’ y ‘españoladas’”

  1. Javier Hernández Velázquez Says:

    AND THE WINNER IS… ¡¡¡¡¡¡¡MAD MEN!!!!!!!

  2. Mario Domínguez Parra Says:

    “Californication” es gloriosa.

  3. admin Says:

    No he visto Mad Men pero sí algunos episodios de Californication, aunque no los suficientes para emitir un juicio. Lo pongo en el apartado de cosas pendientes.

  4. javier hernandez velazquez Says:

    Tarjeta amarilla

  5. David D. Says:

    Voy a soltar un disparate: no creo que sea necesario producir en España series como las citadas, porque las cosas no van de eso, van de otra cosa. Además, difícilmente disfrutamos los productos nacionales, demasiado cercanos (y unos pocos se quedan a medio camino de la calidad, quiero pero no puedo). Y no menos importante: en España, nunca ha habido y nunca habrá, dinero para producir de esa manera, y si lo hubiera, lo que faltaría sería que sus dueños, quisieran invertirlo en producir calidad y poder exportar, y ese es un talón de Aquiles: no puedes exportar si no hay suficiente calidad y principalmente interés para al resto del mundo. Las series europeas que nos llegan son un ejemplo de esa casi imposibilidad. Así que no creo que sea un problema exclusivamente español. Definitivamente, las series buenas son cosa de yanquis, y digo yo que algo bueno tenían que tener, algunas series, algunas.

    Un saludote

  6. admin Says:

    David no estoy de acuerdo contigo. En Alemania, cuando se ponen las pilas y dejan de mirar bolsillos ajenos, han producido excelentes series, así como en Gran Bretaña, Francia e Italia. El caso español, que tuvo efectivamente una especie de edad de oro en los setenta y ochenta, es hoy de un patetismo y mimetismo aplastante. En Estados Unidos las series se han convertido en una industria, pero se trata de una industria que cuida sus productos (no siempre, claro está). Pero el hecho de que en ese país se produzca algo como de Boss, una serie absolutamente recomendable, me hace pensar que ese país tan odiado últimamente es capaz de las mayores miserias como de las mayores grandezas.

  7. David D. Says:

    ¿No estás de acuerdo en nada? No niego las buenas series inglesas, pero a mí, fuera del mundo anglosajón, no hay serie que me seduzca (cuidado, no soy un especialista), ni alemana ni francesa, por mucho capital que inviertan en cuidar las formas. Todo lo contrario de lo que me pasa con su cine, que sí tengo en donde beberlo de vez en cuando, aunque tampoco me vuelco loco. Prefiero, por una vez, las yanquis. Lo de España es como dices, puro mimetismo, y reitero que no creo que sea necesario hacer esas cosas tan dignas de los norteamericanos, porque cuando lo queremos (quieren) hacer, sólo se preocupan de copiar las formas y hasta los fondos.

    Un abrazo.

  8. admin Says:

    Estimado David, te recomiendo dos series alemanas (ar!) la primera es sobre los Mann, la familia Mann, y la segunda inspirada en una novela de Thomas… Mann, Los Buddenbroock. Francesas, la estupenda aunque en exceso nacionalista Napoleón, así como otras que han realizado en el país vecino sobre novelas de Balzac o Dumas, entre otros… Los americanos, como bien dices, tienen otro estilo. Otra voz, otra mirada… y en el caso de Boss, hipnótica, fascinante… política. No te la pierdas.

  9. Mario Domínguez Parra Says:

    Tengo en DVD la serie de televisión de R.W. Fassbinder “Berlin Alexanderplatz”, basada en la novela homónima de Alfred Döblin. Vi un capítulo hace once años en la televisión griega y me impactó. Todavía no la he visto entera, pero he leído por ahí que es magnífica.

  10. admin Says:

    Recuerdo haber visto el pack en unos grandes almacenes… Maldita la hora de no haber hecho el esfuerzo por adquirirla. Ya me contarás, Mario, cuando la hayas visto completa.

  11. David D. Says:

    Gracias por las recomendaciones, algunas de ellas las conozco. La de Fassbindet la vi hace años, y guardo buen recuerdo. Quizas son buenas excepciones.

  12. admin Says:

    Pero es que hay más… Busca, aunque no creas como yo, en esta podrida Europa de mercaderes…

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