‘Por la senda más dura’, una del oeste

En un arranque nostálgico y en unos tiempos donde debo medir el puñado de euros que día va, día viene, drena mi bolsillo, me hago con Por la senda más dura (1975), un espagueti western cuyos exteriores fueron rodados en Tenerife, Lanzarote y Gran Canaria.

Ya he comentado en más de una ocasión lo que significó para quien les escribe ver en su momento y en pantalla grande esta película de vaqueros cuando el género que había revirado Sergio Leone le llegó su hora, como acuña sabiamente Rafael de España en su imprescindible trabajo Breve historia del western Mediterráneo (colección Biblioteca del dr. Vértigo, Glénat, 2002).

Fue tanto el impacto, descubrir en pantalla que por donde cabalgaban dos de mis avatares, Lee Van Cleef y Jim Brown, se trataba del Valle de Ucanca, que aún resuena en mis oídos los silbidos, el buuuh del público cuando al fondo del plano se adivina parte de la silueta del Teide y se aprecia con todo lujo de detalles la arquitectura retorcida y caprichosa del Monolito. Monolito al que la familia, en aquellas excursiones hoy inolvidables, conocíamos como el Manolito.

Si un día me animo, me gustaría rastrear lo que hubo detrás del rodaje de este singular espagueti western.

Imagino así que los actores se hospedarían en el Parador cuando tocaba vestirse de cuatrero en Tenerife. Y me consta que esta película empujó la creación del Sioux City, en Gran Canaria, y que aún debe de quedar gente en esta tierra que recuerde el paso de aquella extravagante tropa de actores y técnicos norteamericanos e italianos en las islas para rodar una del oeste.

La pregunta que me asalta es ¿por qué Canarias y no Almería, geografía natural del espagueti?

Veo pues Por la senda más dura (Take a Hard Ride) y trato de despiojarme de sensatez intelectual mientras la disfruto como lo que es: un espagueti que aún funciona como vehículo de entretenimiento. Un filme que aún respira esa mala leche que caracterizó a la mayoría de las películas que formaron parte de lo que unos consideran una salvaje y grosera reinterpretación del cine del oeste.

Los aficionados al western latino –es probable que otro día dediquemos un post a los western con acento germano rodado por estas tierras– encontrarán sin embargo en Por la senda más dura los ecos que auguraba su abrupto final. Pero con todo, es una película más que aceptable dentro de los límites del espagueti, ya que combina con ingenio el cine de explotación afroamericano –entre los protagonistas destacan además de Jim Brown, Fred Williamson y Jim Kelly, que no habla en el filme pero sí que hace ejercicio a ralentí como experto karateka– con el perverso sentido de la codicia y el deshonor que define el mejor espagueti.

Por la senda más dura no está rodada además en Almería, sino en Canarias, lo que quizá pueda desubicar a los aficionados. Otro detalle importante es que la banda sonora, excelente por otra parte, la firma Jerry Goldsmith en contra de los habituales Ennio Morricone y Luis Bacalov.

Además de los actores mencionados, Por la senda más dura está protagonizada también por Catherine Spaak y dos viejas glorias de Hollywood: Barry Sullivan y Dana Andrews. Un elenco, cómo se observará, que mezcla lo viejo y lo nuevo, aunque a su director, Anthony M. Dawson (Antonio Margheriti para los amigos), le interesa más la acción, el movimiento continuo, la larga persecución que no deja de ser esta cinta, muy recomendable de ver si lo que se desea es vaciar la cabeza.

Por la senda más dura cuenta con un inicio, sin embargo, que pasado los años me hizo alimentar esperanzas de que pudiera ser la extraña joya de la corona del espagueti.

Un caza recompensas, Lee Van Cleef, fuma tranquilamente su pipa a las puertas de una iglesia. Suenan las campanas, luego debe ser domingo. Los feligreses se acercan al templo mientras Van Cleef se pone en pie y llama a gritos a uno, solo a uno, de esas buenas gentes.

Lee Van Van Cleef le muestra un cartel donde se lee Recompensa.

Ha pasado mucho tiempo, intenta explicarse el hombre, ahora convertido en un honesto granjero y con esposa.

- La ley es la ley.- dice Lee Van Cleef apretando el gatillo del revólver.

Ya conocemos al villano de Por la senda más dura.

En la otra orilla, donde se encuentran los buenos, Jim Brown y su jefe, Dana Andrews llegan al pueblo para vender unas cabezas de ganado. Con la pequeña fortuna que han conseguido, Andrews espera montar un lugar que sea Utopía. Solo que el personaje de Andrews fallece por un repentino ataque al corazón y Brown, que es hombre de palabra, se compromete a llevar el dinero al otro lado de la frontera para hacer realidad el sueño de su jefe.

Utopía.

En este itinerario le acompañará un tahúr (Fred Williamson), una bella jovencita (Catherine Spaak) y un chico, Jim Kelly, que fue educado por los indios y que no necesita ir a caballo sino a pie en las que probablemente sean las más locas y descacharrantes escenas de la película.

Pegando tiros, mientras tanto, lo persigue Lee Van Cleef, quien se alía con una tropa de extravagantes bandidos, como la que lidera un ex oficial de los ejércitos confederados o de mejicanos a quienes los ojos les hacen chiribitas cuando se enteran del millonario botín que protege Big Jim Brown.

Contada así, Por la senda más dura suena a una película más del crepúsculo del espagueti y siendo lo que es, una nadería, se mueve.

Sin embargo… se mueve.

Y se sostiene como vehículo de entretenimiento.

Debe ser porque carece de cualquier alarde intelectual que ensombrezca su primario mensaje: buenos y malos. Con eso debería de bastar.

Además, la película se rodó prácticamente en exteriores. Silueta del Teide incluida.

Ha pasado mucho tiempo desde que la vi por primera vez pero regresar a ella, mirarla, porque ese es el verbo, mirar, Por la senda más dura me reencontró con un pedazo de mi pasado por el que todavía alguien busca recompensa.

Teatro Baudet, sala a reventar… El sabor de la mostaza y el kétchup de un perrito caliente… Ver a Lee Van Cleef cabalgar y levantando nubes de polvo por el Valle de Ucanca…

Y un estremecedor murmullo, que degenera en silbidos y algún buuuhh.

Por la senda más dura.

Saludos, agáchate, maldito, desde este lado del ordenador.

7 Responses to “‘Por la senda más dura’, una del oeste”

  1. Tour Says:

    Este western era norteamericano el único italiano era el director aunque el estilo
    tenia mas de Spagetti western y de Blaxploitation era una producción de Hollywood ,
    Se nota por que es una película con buen presupuesto .

  2. errefejota Says:

    Aquí, viéndola en 13TV y buscando el rincón de Tabernas y Carboneras. O el cabo de Gata, porque canta a la legua que es un spaghetti western. Gracias por la información.

  3. admin Says:

    Saludos

  4. Juan Carlos del Castillo Says:

    Viendo como la Asociación Sad Hill va a homenajear la película Las Petroleras, me acordé de este película y de este artículo. ¿Se animará a realizar este libro? A mí me encantaría. Un saludo muy cordial

  5. admin Says:

    No es mala idea, muchas gracias!!!

  6. Joserrin Says:

    El vAlle de Ucanca es en tenerife

  7. admin Says:

    Pos claro

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