‘Servicio completo’, unas memorias sobre el otro Hollywood por Scotty Bowers

Así que la brigada se dio media vuelta e interrogó a Cal, pero no supo decirles nada. Era tan poco observador y tan despistado que no tenía la más remota idea de mis cambalaches, a pesar de la gente que entraba y salía de la caravana. Lo único que les dijo fue que la gasolinera Richfield era un sitio muy divertido para dejarse caer a pasar un rato.”

(Servicio completo. La secreta vida sexual de las estrellas de Hollywood, Scotty Bowers. Colección: Crónicas. Editorial Anagrama)

Leo Servicio completo. La secreta vida sexual de las estrellas de Hollywood.

Lo escribe Scotty Bowers, chapero y conseguidor de favores sexuales –nunca proxeneta, según sus memorias– de las grandes estrellas del cine americano de los años cuarenta y cincuenta.

Bowers escribe el libro en colaboración con Lionel Friedberg, y es un testimonio más, pero vestido de morbo y escándalo, de lo que podría ser la otra historia de la Meca del Cine. Una historia que a algunos les gusta asociar con Sodoma y Gomorra y a otros por conocer –ay ba, ay ba– cómo actuaban las estrellas cuando volvían a ser personas corrientes.

Otra cosa es que esas personas corrientes vivieran en grandes mansiones con piscinas kilométricas, que se montaran gloriosas juergas hasta el amanecer y que practicaran sexo  en un ambiente hipócrita y represor. Una tierra en la que “te pueden pagar mil dólares por un beso pero cincuenta por tu alma”.

Tiene ese aroma de beso y alma Servicio completo, biografía de un hombre que fue leyenda en Hollywood por sus servicios prestados y cuyos recuerdos fueron bendecidos por Gore Vidal semanas antes de que se nos fuera al otro barrio: “Conozco a Scotty Bowers desde hace más de cincuenta años. Me complace muchísimo que por fin se haya decidido a contar su historia al mundo. Sus sorprendentes memorias hablan de grandes figuras como Spencer Tracy y Katharina Hepburn. Scotty no miente –las estrellas lo hacen a veces– y conoció a todo el mundo.”

Servicio completo no es, a estas alturas, un libro escandaloso, aunque refleja muy bien lo que tuvo que significar –con nombres y apellidos– trabajar en aquella fábrica que explotaba sueños.

Leído así, Servicio completo entra dentro de la categoría de la literatura de verdades a medias sobre el legendario Hollywood que nos interesa, como el Hollywood Babilonia de Kenneth Anger, aunque Bowers cuenta sus supuestas experiencias y no se limita a recopilar hechos escandalosos.

Servicio completo es una sucesión de recuerdos –presuntos, si quieren– de alguien que escribe que se lo pasó muy bien en aquellos tiempos, lo que le da un glamour políticamente correcto en estos tiempos que vivimos. Igual de hipócritas y sectarios pero en sus formas menos sutiles e inteligentes.

Bowers cuenta que por sus brazos se deslizaron estrellas como Walter Pidgeon, Tyrone Power, Spencer Tracy –conmovedor el episodio–, Vivien Leigh, George Cukor y Vincent Price, entre otros grandes ilustres, y uno piensa que se lo tuvo que pasar bien con todos ellos. Antes, narra que fue un marine que arriesgó su vida en el frente del Pacífico y que al regresar a casa se buscó la vida como pudo hasta llegar a Hollywood, donde trabajó en una gasolinera y como barman de fiestas privadas.

Lo mejor de este libro es que Bowers aparentemente se muestra conforme y agradecido con su destino, por lo que no demoniza sino que da rienda suelta a sus recuerdos clandestinos. No sabremos nunca, sin embargo, cómo los fue hinchando a medida que iban pasando los años.

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Es una pena que la edición de Anagrama resulte tan poco cuidada. Se identifica –en una de las dos colecciones de fotografías que incluye el volumen– a Somersert Maugham con David Goodis. Goodis es uno de los mejores escritores de novela policíaca de todos los tiempos, y un guionista al que le tocaron las pelotas en Hollywood en los años cuarenta, pero que no se menciona en el libro de Bowers.

Servicio completo cuenta también con un prólogo escrito por Román Gubern. No aporta nada pero quiere ser distraído.

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¿Conclusión?

Servicio completo es una festiva reivindicación del hedonismo.

O el heroísmo.

No sé ahora de si de seguir vivos.

Saludos, ay, ba, ay ba, desde este lado del ordenador.

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