Atraco a las 3 por “un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo”

No es que sea un comedia redonda es que es, precisamente, una comedia redonda, repleta de frases chispeantes e insólitamente actual para los tiempos que corren.

Dirige este artefacto de humor terrorista, José María Forqué y escribe el guión Pedro Masó, Rafael J. Salvia y Vicente Coello. La interpreta algunos de los mejores comediantes de aquellos años aún en blanco y negro como José Luis López Vázquez, inmenso como servil trabajador y cerebro del gran robo a la entidad bancaria en la que trabaja;  la genial Gracita Morales, que estuvo casada con el pintor canario Martín Zerolo; Cassen, inolvidable como bedel; Manuel Alexandre, que hace de chulapo sin posibles; Agustín González y un Alfredo Landa que casi debutaba en el cine con esta película grandiosa a la que, insisto, el paso del tiempo no araña sino que engrandece.

Me quedo corto si escribo que Atraco a las 3 es una de las mejores películas del cine español de todos los tiempos, y que su aire negrocriminal en clave de esperpento es como ver la creación de un subgénero que tanto le debe al cine italiano de la época.

La película está al servicio de tan estrafalarios personajes, retrato deformado y deformante de una España real que aún forma parte de todos nosotros.

Los empleados del banco, explotados por el gran capital, al límite de su supervivencia y con deudas que dan al traste con todos sus sueños, planifican un robo para hacerse con lo que piensan es su dinero. Sobre todo cuando quien ocupa la intervención de la entidad es don Prudencio, un tecnócrata con alto sentido de la responsabilidad y probablemente numerario del Opus Dei –Manuel Díaz González–, en sustitución del paternal y hombre de bien, don Felipe, a quien le da vida José Orjas, uno de esos secundarios de toda la vida de cuando el cine español aún sabía a cine español.

La banda sonora, jazzística, muy negra también, la pone Adolfo Waitzman, y la nota subida de tono, la mujer explosiva que hace repetir a López Vázquez aquello de “una admirador, un amigo, un esclavo, un siervo”, la voluptuosa Katia Loritz.

El filme está regado de diálogos con doble y triple sentido, algunos de ellos tan políticamente incorrectos para la época, finales de los cincuenta y principio de los sesenta, que desconciertan, como el que le lanza una despreocupada Gracita Morales a don Fernando:

Enriqueta (Gracita Morales): Mientras no se reparta la suerte no habrá justicia social.

Don Fernando se queda dudando un instante. Alza los brazos.

Don Fernando (José Orjas): ¡Basta, a trabajar!

Me pasé la noche de ayer, martes, con los ojos anegados de lágrimas (y no de tristeza, precisamente) volviendo a ver Atraco a las 3. Redescubriendo una película que que, reitero ya cansinamente, le hace pedorretas al paso del tiempo.

Son tantas las carcajadas, son tantas las lágrimas que saltan de mis ojos que se empaña, incluso, el cristal de las gafas mientras agradezco haber pasado tan buen rato mientras se llega su inevitable final.

Por películas así se merece reivindicar una industria que, lamentablemente, se toma tan en serio en los últimos años.

Esto me hace pensar que deberíamos de mirar al pasado y preguntarnos porque se rodaban películas tan notables con apenas cuatro cuartos. También de dónde salió toda aquella pléyade de actores que encarnaban –una mirada tierna y guasona a los espejos cóncavos y convexos que aún se mantienen en pleno callejón del Gato, en Madrid–  a los desgraciados y miserables ciudadanos de este país.

José Luis López Vázquez exclama que está harto de ser pobre, aunque Atraco a las tres, pese a la escasez de sus medios, es una película rica.

Por chispeante, por inteligente, por esperpéntica, por audaz.

Un clásico de esos que merecen pescarse porque aún le hace cosquillas al puto paso del tiempo.

Saludos, fundamos a negro, desde este lado del ordenador.

One Response to “Atraco a las 3 por “un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo””

  1. Iván Cabrera Cartaya Says:

    Bien visto, cierto es que “Atraco a las tres” es, sin exageración, una de las mejores películas del cine español. Merecido homenaje a esta película, inolvidable. Saludos desde este lado.

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