Cuando suena la trompeta

A la sombra de unos árboles en la plaza de Weyler, en el corazón de Santa Cruz de Tenerife, alguien me recuerda que Burt Lancaster y Vivien Leigh hubieran cumplido, este mes que apenas da sus primeros pasos, cien años.

Me pregunto cuáles fueron las últimas palabras del protagonista de El halcón y la flecha y de la protagonista de Lo que el viento se llevó. Esto de las últimas palabras es una idea un tanto descabellada que itinera por mi cabeza de un tiempo a esta parte.

William S. Burrouhs escribió una de sus mejores obras planteándose también esta misma cuestión en Las últimas palabras de Dutch Shulz. Shulz fue un famoso gángster neoyorquino a quien acribillaron a balazos en una cafetería.

Se cumple el centenario del nacimiento de Burt Lancaster y Vivien Leigh.

Del primero me viene a la cabeza películas como El temible burlón, El halcón y la flecha y El gatopardo. De hecho, son tres películas que he vuelto a ver recientemente y que no envejecen. De hecho, se ríen del puto paso del tiempo.

De Vivien Leigh recuerdo a la rebelde y caprichosa Escarlata O’Hara (así, en crudo español) en Lo que el viento se llevó; la desgarradora Blanche DuBois en Un tranvía llamado deseo y a Lady Hamilton en, precisamente, Lady Hamilton, la mujer que casi derrotó al almirante Nelson. En el filme de Alexander Korda, Horacio Nelson es interpretado por Laurence Olivier.

No deja de resultarme curioso que recuerde los nombres de los tres personajes femeninos que encarnó la actriz en estas películas. Eso me demuestra que su huella es profunda en lo que me queda de memoria cinéfila.

Me encuentro con Sabas Martín esta misma mañana. Presenta este miércoles, 6 de noviembre, su última novela, El farallón. El acto contará con el escritor y profesor Juan José Delgado y tendrá lugar en la MAC a partir de las siete de la tarde.

Deambulo por Santa Cruz de Tenerife, una ciudad que no es que muera en soledad como cantó Eduardo Bercedo, sino que parece que se hunde en suciedad.

En la Librería de Mujeres de Canarias espero a que se acerque Nieves Herrero para entrevistarla a propósito de Lo que escondían sus ojos, una muy cuidada novela histórica en la que se recrean los amores –no tan clandestinos para la aristocracia española de la época– que mantuvieron Ramón Serrano Suñer con Sonsoles de Icaza, marquesa de Llanzol.

Mientras espero en la Librería de Mujeres, mis ojos se detienen en la portada de un libro.

Un libro editado con mimo, elegante: El chico de la trompeta se llama.

Izaskun Legarza Negrín, que es el alma de este pequeño y generoso oasis en el desierto, me la recomienda con vivo entusiasmo y cuando la cojo entre mis manos, intentando imitar el mimo con el que ha sido editado el libro, descubro que es la novela que inspiró la película El trompetista.

Y se me encienden las alarmas.

El trompetista es una de esas películas que guardo en un sitio muy especial en lo que aún me queda de memoria cinéfila.

Y habla, entre otras cosas, de jazz.

La escribe Dorothy Baker y se publicó por primera vez a finales de los años treinta.

Quiero leer la novela que dio origen a una de las mejores películas rodadas sobre el mundo del jazz.

La dirigió Michael Curtiz, y en ella están Kirk Douglas, Doris Day y Lauren Bacall, siempre turbadora.

De pronto, suena la molesta campanilla de los mensajes del móvil para dar aviso que ya puedo pasar a recoger El exterminio de Jim Thompson. Una novela por la que llevo esperando hace algunas semanas.

Claro que estas cosas pasan cuando vives en provincias.

Tras la entrevista con Nieves Herrero, pongo rumbo a casa y pienso en Burt Lancaster y Vivien Leigh.

Se mezclan ambos dos en mi cabeza cuando subo una de las cuestas de esta ciudad de cuestas.

Casi parece que oigo “¡señorita Escarlata, señorita Escarlata! y a Burt Lancaster como Dardo lanzando flechas.

Todas ellas dirigidas al halcón.

Saludos, es noviembre, desde este lado del ordenador.

2 Responses to “Cuando suena la trompeta”

  1. Iván Cabrera Cartaya Says:

    Burt Lancaster, grandísimo actor. Yo lo recuerdo también en “Confidencias” (Lancaster fue cada vez mejor actor, como los buenos vinos), en “Novecento” (extraordinaria película) y, por supuesto, en “De aquí a la eternidad”. A Vivian Leigh la recuerdo menos, y solo en “Lo que el viento se llevó”. Ah, “El gatopardo”… No sé que es mejor, si la novela o la película; en cualquier caso ambas son de lo mejor del siglo pasado en su género. Por cierto, leí lo de Nieves Herrero en el periódico. No sabía que escribía. Yo acabo de terminar “Un camino a través del infierno”, y ahora estoy con “La mujer comestible”, de Margaret Atwood; y “Federico en su balcón”, del enorme Carlos Fuentes. Saludos cariñosos desde este lado.

  2. admin Says:

    Burt Lancaster es Burt Lancaster. Lo mismo pasa con Vivien Leigh, te animo a que la descubras en otros trabajos de su carrera y a que explores en la desordenada biografía de la actriz. En cuanto a Nieves Herrero, y si tienes tiempo y te interesa la Historia de España en su etapa más borrascosa, los años de la postguerra, su último libro resulta muy esclarecedor. Nunca me imaginé a Serrano Suñer, el hombre que gritó aquello de ¡Rusia es culpable! y animó a la creación de la División Azul, además de cuñado de Franco, tuviera una vida no oficial tan entretenida y canalla. Entre mis lecturas, hay muchos libros en lista de espera, uno de ellos es, precisamente, una nueva lectura de El gatopardo. Saludos, ya sabes, desde este lado del ordenador.

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