¡Adiós, Alain Resnais!

Como otras muchas cosas me vendieron mal a Alain Resnais.

La primera vez que oí su nombre el tipo que lo dijo dulcificaba la r para camuflarla como g, advirtiéndome que Gesnais era un cineasta difícil, no apto para paladares mutantes ya que “te hace pensar”, decía el genio que no llamaba a Resnais como Resnais y sí Gesnais.

Hiberné pues mi relación con el patriarca del cine francés -así clama Román Gubern en un artículo que publica El País por razones creo que festivas.

Seguí mi camino y Resnais se fue por el otro.

Rara vez, de hecho, alguien lo nombraba en tertulias que terminaban cuando los rayos del sol atravesaban la ventana…Y cuando lo citaban era un nombre más de la banda de cineastas franceses que hoy parecerían ir de reservoir dogs por la vida.

Un día, y en una de esas interminables reuniones que terminaban con los primeros rayos del sol penetrando por la ventana…, fijo la mirada en la televisión que está encendida y encuentro unas imágenes que narran una historia tan desordenada que me aturde, si cabe, algo más.

El resto de los que están conmigo deja entonces de hacer sus cosas mosquiados por mi repentino ataque de autismo televisivo…

Y durante un buen rato consigo que se haga el silencio conjurando a que todos ellos claven sus ojos en la pantalla.

Ciega el blanco y negro.

Ciega lo qué demonios esté contando esa película…

El caso es que toda la banda tiene ahora clavada la vista en el televisor hasta que alguien exclama:

- Apaga eso, chacho, que no se entiende…

(*) La imagen que acompaña este post corresponde a El año pasado en Marienbad, Alain Resnais, 1961)

Saludos, vaya con Dios, desde este lado del ordenador.

2 Responses to “¡Adiós, Alain Resnais!”

  1. Iván Cabrera Cartaya Says:

    Cosas como “El año pasado en Marienbad” (1961) o “Hiroshima mon amour” (1959) son extraordinarias y me temo que irrepetibles.

  2. admin Says:

    ¡Chacho!

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