Dan Fante: En el nombre del padre

Lo que le ocurrió a él en Los Ángeles es lo que le ocurre al hombre que se enamora de una zorrona hermosa y sin corazón: cada vez que roza sus pechos duros y redondos y se la hunde profundamente entre sus piernas, el arrobamiento estalla en su corazón. Poseer ese cuerpo sublime se convierte en un chute en las venas; ella encarna la dicha perfecta, lo divino. La polla de ese hombre nunca fallará, porque los cheques –los besos de esa mujer sin corazón– siempre lo arreglarán todo.”

(Chump Change, Dan Fante. Traducción: Claudio Mollinard Dassatti. Sajalín Editores, 2011)

Resulta complicado averiguar cuánto hay de ficción y de realidad en Chump Change, la primera novela que el escritor Dan Fante publicó en España hace ahora cuatro años. La conclusión a la que llego es que no merece la pena resolver el acertijo sino dejarse llevar por un libro que si por algo destaca es por conmovedor. También porque sabe a verdad. Una verdad a medias pero qué más da en unos tiempos donde casi toda la literatura que se ofrece promete viajes imaginarios y no al centro de uno mismo.

Y Chump Change es una odisea en toda regla a las profundidades abisales de su protagonista, un escritor y alcohólico desmadrado (el orden los factores no altera el producto) que se llama Bruno Dante. Un tipo que cuenta su vida y también cómo es eso de vivir dentro de una nube mientras se despilfarra el poco dinero que tiene en litros de vino peleón. Al fondo, porque siempre hay un fondo, un padre y un perro moribundo que casi parece que se mezclan en el itinerario sentimental de Dante. Un relato pues que va más allá de las borracheras legendarias, esas en las que se pierde por completo el sentido y que inevitablemente da con los huesos del protagonista en territorio de nadie.

Las mejores páginas de Chump Change, que en argot significa algo así como calderilla, algo de poco valor y persona que no consigue trabajo o que cobra un sueldo irrisorio, son aquellas en las que planea la sombra del padre. Un escritor venido a menos que tiene el rostro y el cuerpo de John Fante, padre de Dan Fante, y figura que marca desde el inicio de la novela el devenir de su errático protagonista.

Y Dan Fante consigue al menos uno de sus objetivos, que el lector no iniciado en la literatura de su progenitor se interese por ella.

Las palabras que le dedica a Pregúntale al polvo más que un juicio de valor es una declaración emocionada de amor que explica que el vástago intente seguir los caminos del padre como escritor. Anotamos seguir porque el hijo no quiere continuar una carrera imposible de superar. Ni siquiera de arañar, que es lo que hace Bruno Dante a lo largo de esta novela que es toda ella una búsqueda del padre, una confesión a corazón abierto del respeto y desconcertante amor que sintió por un hombre al que no llegó a conocer bien y que pudrió su alma apenas acarició la fama.

Al margen de otras consideraciones, Chump Change es una novela que derrama toneladas de vitalismo pese a estar contada desde la indigencia y la ebriedad.

Un libro que propone un trayecto a través del infierno de su protagonista. Pero un infierno que está dentro de su cabeza y que él se empeña en desaparecer consumiendo  alcohol.

Demasiado alcohol.

Porque esta es una novela sobre la inmundicia, que es el elemento en el que se mueve Dante. Un título del arroyo que se transforma en uno de esos extraños y relucientes diamantes que de vez en cuando se encuentra en el fondo de una alcantarilla.

Un objeto que brilla con luz cegadora entre la mierda. Que derrama rayos que te obligan a mirarla de otra manera y con respetuosa fascinación.

Un libro en definitiva que sabe a verdad, lo mismo que la literatura del padre. El real y el ficticio: John Fante/Jonathan Dante.

Saludos, en el nombre del padre, desde este lado del ordenador.

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