Fabián y el caos, una novela de Pedro Juan Gutiérrez

En ese momento todos los cubanos, seis millones de personas, quedaron igualados por lo bajo. Como un golpe de kárate. Magistral. En un instante dejaron de existir la clase alta, la media y la baja. Mandrake el Mago, con un solo pase de sus manos, hizo un truco perfecto delante de los ojos de todos, y nadie vio la trampa. Ahora todos eran pobres de verdad. En todos los sentidos. No sólo económicamente. Era un golpe genial, algo perfecto. Pero era sólo el comienzo. Lo mejor vendría después.”

(Fabián y el caos. Pedro Juan Gutiérrez, Narrativas Hispánicas, Anagrama, 2015)

La publicación de Trilogía sucia de La Habana significó algo así como un terremoto en las letras escritas en español. Hasta ese momento, nadie, lo que se dice nadie, había narrado con tanto sangre, sudor y lágrimas la vida en un barrio habanero que se cae a pedazos, cruda metáfora de un proceso de desgaste que ha forjado el carácter de sus habitantes más marginados y marginales.

Sexo, violencia, individualismo extremo fueron algunos de los elementos de los que se sirvió su autor, Pedro Juan Gutiérrez, para contar el devenir de una ciudad y de un país, Cuba, donde se comenzaba a cuestionar cosas tan sagradas en su imaginario colectivo como es la macabra generosidad de morir por la patria es vivir, aunque en las novelas y cuentos de este escritor vivir no es lo mismo que desaparecer por tu país, sino una necesidad extrema que configura a una amplia galería de personajes bizarros, marcados todos ellos por las emociones e instintos más que por la  cabeza, que en este caso no resulta nada sensata sino fuente de problemas.

Pedro Juan Gutiérrez continuó apostando por esta fórmula magistral en otras historias, aunque a medida que iban a apareciendo comenzó a repetirse al dar la sensación de que estaba dando vueltas y vueltas sobre un mismo tema. Esto, imagino, lo obligó a reinventarse y a que un tal Pedro Juan, a quien describe como alguien que “tenía el diablo en el cuerpo, lo cual es al mismo tiempo una bendición y una desgracia”, se convirtiera en un sujeto más o menos fijo de sus libros y en testigo protagónico –pero en esta ocasión ocupando un discreto segundo plano– en Fabián y el caos, título que hasta la fecha es el último del escritor y novela en la que además de narrar la vida de un homosexual que visita las catacumbas del infierno, repasa a velocidad de vértigo las décadas de los 60 y 70 en esa isla que es la mayor de Las Antillas.

El lector habituado al universo de Pedro Juan Gutiérrez se encontrará en esta novela con un relato en el que parece que el autor busca senderos por los que bifurcar nuevas historias. En ésta, en concreto, La Habana que se cae a pedazos desaparece en favor de la ciudad de Matanzas, donde nació Pedro Juan y geografía, como ya se ha dicho, en la que su álter ego da dos pasos atrás y deja que el protagonismo se lo robe el Fabián del título, de quien se nos cuenta el itinerario de un hombre que no encaja en la realidad socialista y caribeña cubana de aquellos años.

Hay furor, y mucho, en esta novela feroz, pero también un atractivo estudio sobre un personaje desubicado que intenta convertirse en un número, en uno más, con el fin de  pasar desapercibido en un régimen ferozmente paternalista, empeñado en meter en cintura a los desviados, sean ideológicos o sexuales.

La sombra del fracaso monopoliza casi todas las páginas de este libro, una obra que destaca en la producción literaria de Pedro Juan Gutiérrez porque relata ese fracaso que personaliza en Fabián, sin perder su desarmante sentido del humor, tan cubano dirán algunos, así como sostener una mirada objetiva que marca distancias ante lo que describe.

Parece, se intuye, que Pedro Juan Gutiérrez procuró en todo momento no caer en la tentación del sentimentalismo ni insistir en que el lector simpatizara con un Fabián que, como la vida misma, resulta a veces muy cercano y en otras grosero y caprichoso. Este carácter complejo, se muestra sin asomo de crueldad. Se limita, en todo caso, a exponer hechos, síntoma que delata el origen como periodista de un escritor que, pese a estar más calmado, muestra a la fiera que lleva dentro en algunos de los capítulos en los que se estructura esta novela.

Y esa fiera se revela cuando describe el declive de su protagonista, un hombre atrapado en la tela de araña de un sistema kafkiano que lo castiga para que forme parte de una realidad salvaje en un ambiente sórdido y hostil.

Se asiste así, al largo proceso de desmoronamiento de un pianista con talento al que frustran la carrera artística por su ambigua conducta sexual y al que se envía –para rehabilitar– a un matadero de animales, entre otras habitaciones del infierno en las que da con sus huesos.

Como otras novelas del escritor, Fabián y el caos deja un regusto muy amargo y genera cuestiones inquietantes porque este viaje al final de la noche conmociona y hace temblar. Respira la misma subversión que otras novelas y cuentos del autor

Pedro Juan Gutiérrez es un escritor con su universo personal y cuenta además con un estilo que es único e inimitable. Su literatura, en definitiva, silencia a quienes lo acusan de cultivar un realismo sucio caribeño o de tratarse de una especie de Charles Bukowki tropical. Esas voces olvidan que el mundo de Pedro Juan Gutiérrez tiene nombre y apellido:

Pedro Juan Gutiérrez.

Así que no valen comparaciones ni las falsificaciones que se han reproducido desde que irrumpió con su Trilogía sucia de La Habana porque solo hay un Pedro Juan Gutiérrez.

(*) Pedro Juan Gutiérrez presenta el próximo viernes, 18 de septiembre, y a las 18.30 horas su última novela, Fabián y el caos, en la librería Agapea, en Santa Cruz de Tenerife.

Saludos, a leer que son dos días, desde este lado del ordenador.

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