Nada es lo que parece

Una verdad delicada es hasta la fecha la última novela del escritor John le Carré, pseudónimo de David John Moore Cornwell, quien ha dedicado casi toda su carera literaria a la novela de espías, un género en el que se mueve como pez en el agua y que le ha proporcionado fama y fortuna desde su tercer título, El espía que surgió del frío, escrita en plena Guerra Fría.

Tras el desmoronamiento del bloque del Este muchos pensaron que había llegado también la sentencia de muerte a escritores especializados en el género como le Carré, aunque el autor de El espía perfecto, para Philip Roth la mejor novela inglesa de la segunda mitad del siglo XX, encontró un nuevo filón en la actual configuración del mundo una vez que las fronteras físicas e ideológicas han desaparecido, así como brotaron nuevos formas de terror y enemigos al modo de vida occidental.

Más veinte novelas avalan la trayectoria de un escritor que conoce muy bien sobre lo que escribe, aunque la grandeza a través de la cual danza su obra –como sucediera con Graham Greene—son los dilemas morales a los que enfrenta a sus protagonistas en sus historias. Más en unos tiempos cínicos, en los que se desarrollan misiones secretas y dantescas como la que describe en Una verdad delicada, para cuestionar, y obligar a que los lectores hagan los mismo, ¿estamos haciendo lo correcto?

En las novelas de John le Carré algunos de sus personajes afortunadamente sí que pretenden hacer lo correcto. Que cumplan con el objetivo es otra cosa, por norma general tienen que enfrentarse a estructuras que están muy por encima de todos ellos. A organizaciones secretas tan reales que parecen inspiradas en una fantasía de Kafka.

Una verdad delicada se inicia en 2008, cuando un servidor de la Corona al que solo conocemos por su nombre falso, Paul Anderson, espera en una habitación de un hotel en Gibraltar. Lo han enviado para que sea los ojos y los oídos del parlamentario Fergus Quinn durante la Operación Fauna, que pretende sacar a escondidas a un terrorista que visita la colonia británica.

Fauna es una empresa conjunta de Quinn y una compañía de seguridad estadounidense privada llamada Ethical Outcomes. Cuando Paul está sobre el terreno, cae en la cuenta de que “la guerra se ha vuelto empresarial”. Aunque ve poco de la acción, le dicen que la ataque transcurrió sin contratiempos; un gran éxito secreto por el que más tarde a Paul, ya con su nombre real, Christopher (Kit) Probyn, le concederán un comisionado en el Caribe y el título de sir.

A continuación conocemos a Toby Bell, antiguo empleado del Ministerio de Asuntos Exteriores y más tarde secretario privado de Fergus Quinn, durante el periodo previo a la Operación Fauna. Toby es un idealista y desea “cambiar las cosas”.

En el camino, morirán algunos y otros se darán de frente con la fría realidad que caracteriza esta época: la codicia se ha hecho dueña y señora de la realidad. Los ejércitos privados se han convertido en fuerzas de ocupación tras desatarse guerras diseñadas en los grandes centros empresariales en colaboración con los gobiernos que antes defendían –es un decir—las libertades que tanto le ha costado conseguir a occidente.

Quien conoce literariamente a le Carré sabe, no obstante, que en sus novelas no hay cabida a los héroes porque no son tiempos para ellos. Ya no se actúa, de hecho, en nombre de la Corona sino del dinero y sobre esto y muchas cosas más habla la última y celebrada novela de un escritor cuya obra está ahí para recordar cómo actúan de verdad los servicios de inteligencia.

Olvídense así de las estridencias de Bourne y del fabuloso hedonismo de Bond.

No, los protagonistas en la literatura de John le Carré son hombres de carne y hueso. Capaces de actos nobles aunque la debilidad sea el rasgo más acentuado de su carácter.,

Esto explica que los aficionados esperemos con la lengua fuera su próxima novela ya que Una verdad delicada se publicó en 2013 y han transcurrido tres años en los que el mundo que conocemos en vez de ir hacia adelante ha ido hacia atrás.  Afortunadamente, nos queda una bibliografía sólida y adaptaciones al cine y la televisión que casi siempre superan el notable.

Así que si no sabe qué leer estos días, déjese llevar y refúgiese en John le Carré.

No falla, es un clásico.

Saludos, ¡cuidado!, desde este lado del ordenador.

Escribe una respuesta