Fantasías canarias de ayer y hoy

El paseante cruza las piernas y observa cómo la gente pasea la rambla. Unos con prisa y otros pachorrones. Una tranquila mañana cualquiera en la capital de provincias que estropea una turba en la que algunos de sus miembros enarbolan entre las manos trozos de tela.

Son los lienzos del Parlamento de Canarias, dice un joven que le invita a unirse a la fiesta.

Un tipo con pintas de bregado reúne los trozos de tela y hace un círculo con ellas en el suelo. Con gestos le pide a un amigo que le dé una pequeña lata de gasolina, esas que se usan para encender los Zippo, y riega su contenido sobre los restos de los lienzos que, se entera ahora, deshonran la memoria de las Canarias.

“Uno representa, bueno mejor representaba a una princesa guanche que recibe el conquistador español, y el segundo la fundación de Santa Cruz de Tenerife no sé si por ese mismo conquistador”.- me informa un tipo enterado de que va la cosa. Le doy las gracias al caballero mientras observo como el que tiene pintas de bregado enciende un fósforo, un fósforo, que deja caer sobre las telas rotas.

Se produce una ligera explosión y luego arden. La gente exclama ohhhh, y se disuelve en una mañana que ha dejado de resultar luminosa y que ahora apesta a gasolina.

Y se pregunta  ”pero ¿quén carajo es el autor de las telas?”

“Un tal Manuel González Méndez, ahora dicen que el más grande de los pintores canarios del XIX”, le responde una señora que pasea al perro, quien añade susurrando: “Tenía bigote, era de otra época.”

Saludos, amén, desde este lado del ordenador.

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