Los caprichos de la fortuna

“No sé qué haría con las velas de mis cumpleaños. Nunca le pregunté. Desde que murió mi madre las guardaba cuidadosamente en un cajón junto con mis boliches, mis estampas y las tres o cuatro piedras que yo creía milagrosas y que no eran más que callaos que habían removido miles de veces las mareas de la playa. Yo soñaba con reencontrar alguna vez a mi madre para ir soplando cada una de aquellas velas junto a ella.”

(Gracias por el tiempo, Santiago Gil. Mercurio editorial, 2017)

La literatura de Santiago Gil está teñida de melancolía. Y melancolía, y mucha, hay en las páginas de Gracias por el tiempo (Mercurio editorial, 2017), novela en la que en apenas un centenar de páginas narra la desgraciada vida de un padre y su hijo poniéndoles voz. Una voz que distingue por las experiencias que evocan y el recurso gráfico del tipo de  letra. Se recurre a la cursiva para indicar que habla el padre.

Estos dos personajes son aparentemente opuestos, el primero se deja arrastrar por las emociones mientras que el segundo es más cerebral, pero les une una misma experiencia: la más absoluta indigencia. Son víctimas del azar. Ese mismo azar que parece que obliga a mezclar las voces, y que tanto uno como el otro hablen de una mujer, Marina.

Gracias por el tiempo está estructurada en tres partes más que capítulos, y son versiones de la misma historia que enmaraña el pasado de sus dos protagonistas, quienes con sus voces relatan su vida de penurias con una resignada melancolía. Una melancolía fruto de un pasado cuajado de sacrificio. Es como si el mundo hubiera conspirado para hacerlos infelices, una infelicidad que pese a la pobreza, a la falta de afecto y al vacío en el que han terminado por convertirse sus vidas, no los desanima para vivir.

Santiago Gil escribe dos relatos que terminan por minar todas las resistencias del lector, que se hace testigo de dos existencias que viven para esperar a la muerte. Hay mucha poesía contenida en este libro, una luz poética que caracteriza la literatura de su autor y pálpito al que recurre para desenredar el alma de sus protagonistas.

Dos personajes errantes, y de errantes está plagada la literatura de Santiago Gil.

Gracias por el tiempo narra un viaje a ninguna parte. Y como tal, presenta personajes a la deriva, restos de un naufragio, un territorio en el que se mueve muy bien un escritor que no ha traicionado su literatura, tan llena de espinas y en ocasiones con tan conseguido aroma envenenado.

En la novela, el escritor recurre a demoledoras frases cortas para contar estas historias, y con esa música explora dentro del espíritu de dos personajes que mienten o dicen su verdad mientras buscan un lugar donde vivir y un amor perdido que debería estar muerto, sepultado por la arena del tiempo.

Saludos, la esperanza me mantiene, desde este lado del ordenador.

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