‘El banquete celestial’, una novela de Donald Ray Pollock

“Eula había insistido en que Eddie terminara sexto curso antes de darle el permiso para dejar los estudios, y el granjero estaba convencido de que gran parte de los problemas del chico tenían que ver con su educación. En otras palabras, se había educado lo suficiente como para joderse de cara al mundo real. No era la primera vez que Ellseworth veía pasar aquello, sobre todo en gente veleidosa, como por ejemplo solteronas salidas y dependientes de mirada pusilánime con mucho tiempo libre. Enterraban las narices en sus libros y de pronto el condado de Ross, Ohio, ya no era lo bastante bueno para ellos. Y antes de que te pudieras dar cuenta, o bien caían presa de alguna perversión, como la vieja señora Wilkins, que de alguna manera se las había apañado para empalarse con un poste de la cama, o bien se largaban a alguna ciudad grande como Dayton o Toledo, a encontrar su destino.”

(El banquete celestial, Donald Ray Pollock. Traductor: Javier Calvo Perales, Penguin Random House, grupo editorial, 2017)

Donald Ray Pollock es un escritor norteamericano que comienza a sonar fuerte en España tras la publicación de El banquete celestial, su segunda novela tras El diablo a todas horas y el libro de relatos Knockemstiff. Sus historias han sido equiparadas con la de otros grandes escritores que han explorado el lado aldeano de los Estados Unidos, aunque afortunadamente su mirada resulta diferente a la de esos maestros que se preocuparon por mostrar cómo son los desheredados de la nación más poderosa de la Tierra.

Ambientada en 1917 y en lugares olvidados de los Estados Unidos, Georgia y Alabama y más arriba, Ohio, El banquete celestial además de ser una novela de y sobre perdedores, es el retrato despiadado de un país que se olvida de los suyos tomando como referencia una pequeña comunidad en la que los tres hijos de un granjero, a la muerte de su padre, emprenden una carrera delictiva que les inspira la lectura den una novela barata, pulp, titulada Bill el sanguinario, en la que el forajido es el héroe rebelde de las aventuras.

Los tres protagonistas de El banquete celestial, más otros muchos personajes que también son protagonistas de esta novela, no son los héroes de la historia porque en este libro no existen héroes sino buscavidas, hombres y mujeres que salen adelante como malamente pueden. Unos, por demasiado encallecidos  y otros por resignados a su suerte.

Poblada de personajes conmovedores y otros realmente odiosos, Donald Ray Pollock disemina en este relato una atractiva galería de personajes con sus miserias y grandeza y ofrece un retrato de época creíble porque forma parte de un cuidadoso paisaje literario que no está exento de violencia. La violencia, de hecho, es el motor que anima el microcosmos social que describe con aparente sencillez un escritor que no necesita de divagaciones para dar consistencia y solidez a lo que cuenta.

La indigencia, la pobreza extrema, caracteriza a la mayoría de los personajes de esta novela, una novela que cuenta muchas historias e historias que se crucen de codicia y supervivencia. Una supervivencia hostil, cruel, desalmada, para nada civilizada en una nación, los Estados Unidos a principio del siglo XX, donde la clase media, la trabajadora y la baja se estaban fundiendo en una sola, ¿les suena?

Por la novela desfilan esos tres hermanos que se han hecho forajidos para comer; un militar norteamericano que reprime su condición de homosexual y que solo tiene una idea en la cabeza: combatir en la I Guerra Mundial; granjeros al borde del desahucio, inspectores de letrinas, borrachos, prostitutas, chulos y taberneros con instintos extremadamente sádicos y asesinos. Lo mejor del basurero norteamericano contado con objetiva distancia por un escritor que deja que sean los lectores quienes juzguen, si se atreven, las acciones de sus personajes.

Resulta por otro lado interesante observar como a través de narradores como Pollock comienzan a contarse las miserias de una sociedad como la estadounidense. Sirve como metáfora para intentar asimilarlo a la cultura de tan formidable como contradictorio país, y tema que ha dado origen a numerosas novelas que van desde el testimonio personal a la recreación literaria. Ahora se suma a este viaje a los infiernos del Norte Donald Ray Pollock, un escritor que recupera esa escuela errante tan estadounidense por otro lado y que más que radiografiar, indaga y revuelve la grandeza de su miseria.

El estilo de Donald Ray Pollock es el de esos tantos escritores errantes que no necesitaban de muchas palabras para contar lo que sentían sus personajes. El escritor comenzó su carrera literaria a la edad de 54 años tras desempeñar oficios tan variados como empleado en una fábrica de carne y más tarde en otra pero de papel. Hasta la fecha, continúa viviendo en su pueblo, Knockemstiff, y ha puesto en el mapa un estado como el de Ohio.

El banquete celestial es su segunda novela, y con ella consolida una carrera literaria que está tan necesitada de voces que nos recuerden que estamos con la mierda hasta el cuello. Que reacciones o no es tú problema.

Saludos, atención, desde este lado del ordenador.

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