Llamaradas

Joe Hill es el pseudónimo de Joseph Hillstrom King, un escritor de cuentos y novelas imaginativas que con mayor o peor fortuna se han ido colocando en el mercado. Se dio a conocer con un notable libro de relatos, El traje del muerto, y debutó en la novela con Cuernos, una graciosilla historia de género fantástico, y continuó con NOS4A2: Nosferatu y Fuego, que este año llegó a las librerías avalada, entre otros escritores, por George R. Martin, el exitoso autor de Juego de tronos y de una curiosa novela de vampiros, El sueño del Febre.

A Joe Hill, que es una contracción de su nombre real y también el de un músico y sindicalista norteamericano de finales del siglo XIX, le ha bastado con esta producción literaria para darse a conocer y presentar un universo en el que maneja muy bien las situaciones aunque éstas se agotan en sus obras mayores (por el número de páginas), aunque en Fuego mantiene la leña ardiendo casi todo el rato. Ojo, casi todo el rato porque a veces más que llamas lo que uno lee es humo

Fuego cuenta en más de ochocientas páginas una historia de supervivencia. La que mantiene una comunidad de infectados por una enfermedad contagiosa que hacen que mueran devorados por las llamas contra los sanos, que se han vuelto tremendamente hostiles.

El relato está narrado desde el punto de vista de los enfermos, y presta sobre todo atención a una pareja que forman una enfermera y un bombero contaminados. Hay otros personajes secundarios que aparecen y desaparecen en la historia, y capítulos de relleno que pretende dotar de espesor la novela, pero son tantas las ambiciones que el equipo no acaba de encajar por lo que es más que probable que dé origen a una serie que a una película.

Con todo, y pese a su exasperante leeentitud, Fuego tiene una mirada política interesante sobre los hechos que describe y sugiere una lectura sombría sobre lo que está pasando en la que todavía sigue siendo la nación más poderosa de la Tierra.

Pese su grosor, Fuego responde a las expectativas y como éxito de ventas reparte el discurso en páginas y más páginas que se leen como se observan los capítulos de un serial hasta llegar a un final que, casi siempre, no responde a las expectativas que se habían depositado en ella.

La novela cuenta la historia de supervivencia de un grupo, de cómo ese grupo aprende a convivir con su enfermedad y a resistir a un enemigo que ayer eran sus vecinos.

Con tres novelas y un libro de cuentos, Joe Hill ya es un escritor al que se puede reconocer por su nombre. Un autor que vende su nombre como marca para aficionados que conocen el tono de sus libros y nuevos lectores que no se sentirán defraudados si lo que buscan en el caso de Fuego es un laaargo entretenimiento poblado de personajes que habitan una pequeña comunidad sola ante el peligro.

Es fácil de leer pero el tamaño impone. A mi, de hecho, me costó llegar al final porque cuando caen en mis manos libros cómo estos siempre me pregunto si habrá merecido la pena adentrarme en ese microcosmos que termina inevitablemente con una gran ola de violencia. En este caso, tan pirotécnica como los fuegos de una noche de verbena.

Reconozco a  Joe Hill. Ha logrado llegar a la primera división de los escritores fantásticos anglosajones de tu tiempo y juega con imaginación contra su padre y otros amigos que han conseguido que sus historias macabras e inquietantes se vendan no por efectistas y brutales sino por traducir la noche oscura que se cierne con una mirada que aún no ha perdido la esperanza.

Saludos, Farenheit 451, desde este lado del ordenador.

Escribe una respuesta