Knockemstiff, un libro de Donald Ray Pollock

Si hace unos días comentábamos El almuerzo celestial, de Donald Ray Pollock, hoy hacemos lo mismo con Knockemstiff, del mismo autor. El libro de relatos que dio a conocerlo y que fue recibido más por la crítica que por el público como una voz a la que prestar atención.

Donald Ray Pollock tiene una biografía muy televisiva en la que se mezcla tesón y esfuerzo para conseguir lo que se quiere sin contar apenas con el apoyo de nadie. Pasado ya los cincuenta y tras desempeñar varios oficios, comenzó a dedicarse a la literatura aprendiendo la técnica que no el oficio en talleres literarios donde llamó la atención de algunos de sus profesores, quienes recomendaron la publicación de Knockemstiff, dieciocho cuentos que de se desarrollan en este pequeño pueblo de Ohio, y en el que Pollock retrata como señala Kiko Amat en una de las solapas del libro el lado más extremo del “lumpen aldeano yanqui”.

La mayoría de los protagonistas de estos cuentos pertenecen a esta degradada clase social, paletos que han arruinados sus vidas con generosas dosis de alcohol y otras drogas. Los personajes que desfilan por este libro se reparten entre los don nadie que olvidan su indigencia material y moral golpeando a los demás y padres que estimulan la violencia entre sus hijos, y mujeres a los que la existencia no puede haberle ido peor.

Algunos de los protagonistas de los cuentos aparecen como secundario en otros relatos del libro, lo que imprime cierta consistencia al microcosmos social que retrata.

Si por algo destacan estos cuentos de Donald Ray Pollock, y puede que ahí radique una de los mayores aciertos del libro, es por mostrar sin guantes de silicona la mugre y decadencia de sus personajes. Decadencia que alcanzaba resonancias siniestras y muy críticas en El banquete celestial, pero que flaquea en estos relatos porque el tono se hace monocorde y el color de las escenas demasiado gris oscuro. Las dieciocho historias, aparentemente distintas, terminan por parecerse.

Tanto personaje del arroyo, reprimido por una existencia donde no se conoce el afecto, agota tanto al relato como a un  lector ya inmunizado ante la miseria que describe, ante esos personajes chiflados que no salen más allá del perímetro de su pueblo.

Se tratan de historias donde no es nada raro que irrumpa la violencia, de hecho, todos son relatos extremadamente violentos en los que se mueven hombres y mujeres que se han resignado a vivir de esta manera. Una indigencia material y moral es lo que  conocen, así que no juzgan ni son juzgados. El escritor solo se limita a exponer estos retratos y recordarle de paso al lector lo bajo que se puede caer cuando se cae presa de la podredumbre material.

Una imagen, es verdad, siniestra sobre el sueño americano, un país que continúa siendo el más poderoso del planeta pero en el que habitan en sus rincones más oscuros gentes que no te gustaría que fuera el vecino de al lado.

Donald Ray Pollock es un escritor talentoso, que sabe moverse muy bien por aguas tan turbias y pantanosas, y si bien resulta algo cansino y repetitivo en estos relatos, no deja de asombrar en muchas de las instantáneas amargas que retrata en Knockemstiff, cuentos cortos y contundentes que logran desubicar y a veces, solo a veces, temblar ante lo que hacen, y sobre todo porqué lo hacen, los personajes del libro.

Para dotar de credibilidad el cuadro, el escritor no recurre a largos y extenuantes capítulos, páginas y más páginas que suman pero son inútiles, sino a un estilo sencillo y coloquial

Knockemstiff no cuenta historias agradables pero no renuncia al humor para mostrarnos el reverso tenebroso y olvidado del sueño americano. Muchas de las historias le sonarán, como sonaban las de El banquete celestial, pero están narrados con chispa y el paisaje humano que las inspira muy cercano al nuestro.

Existe Knockemstiff como existe Santa Cruz de Tenerife. Se trata de una pequeña localidad en el sur del estado de Ohio. Ray Pollock nació en ese pueblo que a raíz de estos cuentos y de sus dos novelas ha ubicado en el mapa de los Estados Unidos de Norteamérica mostrando sus vergüenzas.

Los parias de la tierra también tienen sus historias. Historias que en Knockemstiff revelan el lado “más triste que jamás se haya visto”, dice Chuck Palahnouk, el autor de El club de la lucha.

¿Hay que creérselo?

Y la verdad, no es parea tanto.

Saludos, caminar, caminar, caminar, desde este lado del ordenador.

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