‘Eva’, una novela de Arturo Pérez Reverte

Eva es la segunda entrega de las aventuras y peripecias de Lorenzo Falcó, el agente secreto que trabaja a las órdenes del general Francisco Franco durante la Guerra Civil española.

Escrita en clave de novela de espías con aroma nostálgico y visión de la guerra que desgarró a España con estética retro, gran parte de la acción de Eva transcurre en Tánger, y su ritmo es trepidante, más cercano al espíritu de la novela popular de aventuras que al de la intriga densa y selecta de escritores como Eric Ambler, Graham Green y John Le Carré.

Consciente de que la facción para la que trabaja Falcó no lo hace especialmente agradable al público (aunque vencidos y vencedores al final fueran lo mismo, españoles), Arturo Pérez Reverte despolitiza a Falcó y lo modela como un hombre sin patria, casi un mercenario que ha puesto su talento al servicio secreto de Franco.

Esta especie de espía con clase y en blanco y negro hace que el personaje resulte más Rafael Durán que Alfredo Mayo, aunque a veces consigue mezclar (y sin agitar) a los dos. Una interesante combinación para recrear con voluptuosidad la estética de los años treinta.

Para conseguirlo, Arturo Pérez Reverte ambienta la novela en un escenario a lo Casablanca, un Tánger exótico y en blanco y negro, en el que Lorenzo Falcó libra una batalla tanto en la calle como en las alcobas.

En la novela, el protagonista intenta capturar un barco republicano retenido en el puerto de Tánger que transporta en sus bodegas parte del conocido como oro de Moscú. Y allí, en esta ciudad marroquí, se reencuentra con Eva, una espía rusa a la que amó y salvó en el título anterior.

Muy próximo al espíritu de Ian Fleming, Lorenzo Falcó lleva camino de convertirse en un 007 con señas de identidad españolas aunque muchas de ellas coincidan con las del agente británico como es la de vestir bien, comer mejor y mantenerse despierto con cafiaspirinas.

Y como el mejor Bond, enamorarse de la chica equivocada. En la novela de Arturo Pérez Reverte es la mantis religiosa que vigila para los soviéticos el barco que guarda el Oro de Moscú, aunque para ello tenga que enfrentarse al hombre que ama, su enemigo. Enemigo con el que libra varias batallas sexuales sin que nadie resulte vencedor ni vencido.

La camaradería también está presente en esta novela, aunque no en el entorno de Falcó y los suyos, sino entre la marinería del barco republicano y nacional que se encuentran en una taberna del puerto tangerino para unir fuerzas para acabar con un grupo de marineros británicos igual de borrachos. O entre los capitanes de ambos barcos, hombres a los que une el mar.

Las dos primeras novelas de Lorenzo Falcó no logran sin embargo de momento convencer demasiado. El protagonista comienza a ser definido pero los de reparto todavía están muy verdes. Habrá que esperar a nuevos títulos para observar si Falcó logra madurar como serie y animar a que se vea la Guerra Civil española como territorio imaginario de una novela de aventuras.

Saludos, a leer que son dos días, desde este lado del ordenador

Escribe una respuesta