La última sospecha del maestresala, una novela de Enrique Carrasco

La primera novela de Enrique Carrasco combina el relato de misterio y el histórico con resultados más que estimables. Se trata además de una novela que no esconde sus ambiciones y que siguen sin titubeos las estructuras que el moderno thriller con ambientación de época impone.

La última sospecha del maestresala propone así entretenimiento y disfrute estético, lo que se consigue gracias a una creíble ambientación gótica que ensambla sin chirridos en la recreación fantasmagórica de una de las ciudades más bellas y espectrales de la vieja Europa: Praga.

Porque La última sospecha del maestresala transcurre en Praga durante 1593, el décimo año en que Rodolfo II, emperador del Sacro Imperio Románico Germánico, decide trasladar la Corte de Viena a la legendaria ciudad que bañan las aguas del Moldava.

La acción arranca con el descubrimiento del cadáver de un soldado en el oscuro túnel que suministra de agua a la ciudad y la historia se complica con varias subtramas en la que se explica la difícil situación política que atraviesa la corona, acosada por intrigas palaciegas y conflictos religiosos que el rey evita mientras centra sus esfuerzos en los secretos de la alquimia y el coleccionismo. 

La novela consigue llamar la atención de lector y destaca sobre todo por la capacidad que tiene Enrique Carrasco en recrear atmósferas inquietantes. Ninguno de los protagonistas se salva, además, de la sospecha a medida que avanza la investigación de un caso que se complica con la aparición de un segundo cadáver, el de una hermosa mujer que yace desnuda en lo más profundo de esa mismo túnel con una frase grabada en sus párpados: Varium et mutabile.

Enrique Carrasco logra sostener el misterio a lo largo de las páginas y apuntala con oficio el carácter de sus personajes, entre otros y además del rey, que poco a poco entra una paranoia contagiosa, el de su maestresala, Román Gudiel, que asume la investigación de estas muertes con la ayuda de Tadeáš Hájek.

Al margen del relato policial, La última sospecha del maestresala parece ser la primera novela de lo que será una serie de misterio que se desarrolla a finales del siglo XVI, un momento de la Historia donde la nación dominante era España, y cuya omnipotente influencia llega hasta Praga.

Tiene mucho de novela de aventura esta interesante incursión literaria de Enrique Carrasco, que conoce la época en la que se ambienta su historia.

Para contarlo, el escritor se apoya en un estilo narrativo que solo busca conducir al lector a la resolución de los extraños misterios que asolan la corte de Rodolfo II.

Gafas que permiten ver en la oscuridad, extrañas criaturas devoradoras de carne humana, el perfil de una ciudad en la que parece que se multiplica el suspense en sus laberínticas calles y plazas, caballeros españoles que parecen que llevan El Príncipe de Maquiavelo bajo el brazo y alquimistas que experimentan con sustancia prohibidas en sótanos húmedos y mal iluminados, completan una puesta en escena que no decepcionará al aficionado al género del misterio como al lector con gustos por la intriga histórica, elementos que Enrique Carrasco combina con oficio porque conoce el territorio en el que se mueve y no decepciona con las soluciones que se precipitan en un final y que no dejarán indiferente al lector.

¡¡¡NO AL CIERRE DEL TEATRO TIMANFAYA!!!, desde este lado del ordenador

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