Historia ilustrada del mundo, de Anelio Rodríguez Concepción

Historia ilustrada del mundo (Pre-Textos, 2017) es el título feliz del último libro de Anelio Rodríguez Concepción, un escritor que afortunadamente no se prodiga demasiado, que no es víctima de esa obsesiva manía que le ha entrado a otros escritores por publicar lo que sea no sabe uno bien con que aviesas intenciones.

No, afortunadamente Anelio Rodríguez Concepción es uno de esos escasos escritores sensatos que dejan madurar su trabajo y mantenerlo en reposo el tiempo necesario para que macere bien y su contenido –espeso y conmovedor como es el caso– llegue con toda su energía a un sorprendido y finalmente agradecido lector.

Es inevitable que a medida que se lee, o mejor se devora, las páginas de Historia ilustrada del mundo los recuerdos comiencen a danzar en la cabeza de quien sigue con atención los relatos breves en los que más que exponer la biografía apasionante y apasionada de su árbol familiar, desgrana recuerdos personales que rastrea de su memoria, la memoria que evoca acontecimientos que quedaron registrados en su niñez y adolescencia.

Por el libro desfilan primos, tíos, abuelos… tías, abuelas, amigas de la familia, personajes que el escritor describe con notable pericia narrativa, y que culmina con un emocionado canto a una isla, La Palma, en la que subyace cierta endogamia. “Cabe conjeturar que en una isla menor todos los habitantes guarden entre sí ciertos lazos de parentesco”, escribe Anelio Rodríguez Concepción en el último retrato del libro: El señor Díaz.

Es poco decir que esta breve pero luminosa Historia ilustrada del mundo es un libro diferente, ya que como anuncia el título recrea vidas ¿imaginarias como las que propuso Marcel Schowb? con su correspondiente apoyo gráfico.

La imagen, la fotografía del familiar se sirve de las palabras para dar movimiento y color (pese a su blanco y negro que tira casi a sepia) en torno a los protagonistas de este libro. Veinte retratos, más una dedicatoria, invocación, prólogo a mamá, con la que el escritor recupera el pasado familiar de los suyos.

Familiares que Anelio Rodríguez trae a nuestro presente contándonos episodios de sus vidas. El material del que se sirve para contar todo esto es la memoria, una memoria que a veces se emborracha de palabras a través de las que transmite emociones que llegan muy lejos, tan lejos que resultan conmovedoras.

Conmovedora porque esta memoria familiar, y que por tanto pertenece al autor del libro, al desmenuzarse generan recuerdos en el otro, ese individuo que sin conocer esa amplia galería de personajes, llega a la conclusión que todas las buenas familias afortunadamente se parecen en su forma de expresar el amor.

Porque Historia ilustrada del mundo se trata de un libro sobre el amor pero también sobre el espíritu de lucha en una Canarias, la isla de La Palma concretamente, que se hizo así misma gracias a sus habitantes de buen corazón.

El libro transcurre por distintos escenarios y épocas. Es inevitable que se cuele el eco de Cuba, también el de la Guerra Civil o el ambiente deportivo del club de fútbol El Mensajero. El escritor nos hace recorrer además aquellas cocinas que prendían con carbón vegetal y fábricas de tabacos que se han convertido en señas de identidad de una isla que revive de manera muy particular en este libro que no va a dejar indiferente a nadie.

Les invito a que se adentren en esta pequeña Historia ilustrada del mundo para que se den cuenta que somos resultado de generaciones y generaciones de hombres y mujeres que con sus tristezas y alegrías vivieron mucho antes que nosotros.

Anelio Rodríguez Concepción estructura una obra con la que les rinde homenaje a todos ellos. Un tributo modesto pero sentido porque sabe a verdad. A verdad y a amor por todos ellos.

Saludos, bravo, desde este lado del ordenador.

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