Tres historias de amor

Tres cortos que cuentan historias de amor. Cada una de ellas a su manera. Dramáticas y con cierto espíritu de desquite Smoking Break y Como agua sucia, de Iván López y Daniel León Lacave, respectivamente. Con mirada ligeramente tierna e integradora Lo que no se ve, de Lamberto Guerra, micro corto al que ya le dedicamos un comentario.

Se aprecia en estas tres experiencia cierta preocupación por el trabajo de los actores. Trabajo que se difumina ligeramente en Smoking Break (es preocupante la pésima calidad del sonido del salón de actos de TEA Tenerife Espacio de las Artes) porque no se entiende lo que dicen los protagonistas en varias ocasiones, lo que resulta un fastidio porque se trata de un corto que se apoya mucho en el diálogo. En cuanto a la dirección, nada que objetar. Iván López conoce su trabajo pero deja la sensación, y hemos visto ya algunas experiencias audiovisuales del cineasta, de descuidar el guión en favor de unas imágenes que no siempre acompañan como debieran sus inquietudes como cineasta.

Mujeres, dos en este caso que interpretan a unas prostitutas, son las protagonistas de Como agua sucia de Daniel León Lacave, un corto con mensaje moral: si la haces, la pagas. El mal que realices te será devuelto.

Personalmente, me gusta el trabajo de este director y guionista aunque no me convence su nueva película pese al extraordinario trabajo de las dos actrices, estupendas Yazmina Guerra y Siam Arab.

Y no me convence porque sea otro atrevimiento leve sino porque le falta espesor al relato, mayor sustancia a ese amor no correspondido sino mercenario. Con todo, se ve con interés más que por la historia, que tiene final sorpresa. A este ritmo, y en el caso cinematográfico de Daniel León Lacave, se observa a un director de actrices cada vez más seguro de sí mismo.

Las mujeres también son las protagonistas de Lo que no se ve, un corto de duración cortísima que cuenta con un reparto de mujeres que se acopla bastante bien a un relato que habla sobre la familia y reivindica la diversidad sexual.

Tiene momentos de comedia y mucho sentimiento, lo que se agradece en unos tiempos donde apenas quedan sentimientos y mucho menos entusiasmo por echarse unas risas, risas que es la mejor forma de tomarse las cosas en serio decía Boris Vian, músico y escritor francés que también se hizo conocer literariamente como el pseudónimo de Vernon Sullivan.

Saludos, agitamos la mano, desde este lado del ordenador

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