Jaime Siles: “La poesía es la lavandería y la tintorería del lenguaje”

TEA Tenerife Espacio de las Artes acoge hasta el 9 de septiembre la exposición Enigmas exactos: Carlos Chevilly y la naturaleza muerta moderna, una muestra que no pretende ser una antológica sobre la obra del artista canario pero sí un reconocimiento a su vida y su obra.

En este escenario y sobre su vida y su obra habló el poeta y catedrático de Filología Clásica Jaime Siles (Valencia, 1951) en la conferencia A propósito de Carlos Chevilly.

Confeso poeta metafísico, razones que explica en la siguiente entrevista, Siles es autor de una obra poética que cuenta con libros como Poemas al revés, Semáforos, semáforos, Colección de tapices y Tardes de Salamanca.

- ¿Qué le ha parecido la obra de Carlos Chevilly?

“La impresión que me produce su trabajo es la de un gran pintor metafísico, capaz de dar cuenta de una historicidad muy concreta como es la que le cuesta vivir. Su padre, masón y republicano, fallece en los años 40. Su hermano cae en la batalla del Ebro y él regresa a las islas tras combatir en el ejército nacional –porque es como lo movilizan– durante la Guerra Civil española, hecho que le permite ser profesor numerario y más tarde director de la Escuela de Artes y Oficios. Carlos Chevilly es un espíritu que nos cuenta en su pintura una infinita soledad. Es un hombre que dialoga con los objetos más que que con seres humanos y es un pintor que, siendo originariamente de género, de retratos y bodegones, convierte el retrato en bodegón y el bodegón en retrato. Es decir, que la cosificación del individuo que hacen todas las dictaduras la traslada a la pintura. Me llama la atención además la relación que mantiene con la poesía del momento, especialmente la insular. Ese mundo queda cortado sin embargo en 1936 pero no en su memoria, por lo que se pasa media vida pensando a dónde habría conducido todo aquello si no se llega a interrumpir. Me gusta también su parte teorética, es un hombre culto, que se ha formado bastante bien en la historia del arte y el taller”.

- Algunos lo califican de artesano.

“Eso es una barbaridad porque todo el grupo de Pintores Independientes Canarios (PIC) siendo buenos artesanos fueron unos pintores muy conscientes y con una poética plástica que la sociedad burguesa del momento no estaba dispuesta a apreciar. Por eso, y en el caso de Carlos Chevilly, éste desconfía de la línea y apuesta por el color y la desaparición del paisaje. Casi toda su pintura es de interiores”.

- ¿Es significativa la proyección de su obra?

“Es un pintor todavía desconocido ya que desde los años 70 no se había hecho una exposición. Esta exposición debería de hecho no quedarse solo en TEA Tenerife Espacio de las Artes sino viajar a Las Palmas de Gran Canaria, visitar el Reina Sofía y el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) ya que Carlos Chevilly es un pintor muy digno de atención y de estudio. Un estudio del que se pueden aprender muchas cosas. No soy historiador del arte pero intento comprender su trabajo desde una perspectiva poético filológica. Me conmueve la absoluta soledad y el silencio de su pintura. El silencio de sus objetos”.

- Al margen de la obra de Carlos Chevilly, en algún lado hemos leído que usted se considera un poeta metafísico e intelectual.

“La poesía metafísica es una poesía grave frente a la poesía ligera, más de chanza, más de juerga. La poesía metafísica es una poesía elegíaca y satírica. Se trata de una poesía del tiempo que medita sobre el lenguaje y que resulta necesariamente al final una poesía del pensamiento”.

- ¿Una poesía de minorías?

“La poesía es de minorías y no depende, como dice Carlos Chevilly del fracaso o el éxito de un cuadro o de un poema. El éxito o el fracaso se determina cuando se termina el poema o el cuadro”.

- Otros géneros literarios como la novela tienen más recepción entre el público que la poesía.

“Y no debe de importarnos porque en literatura la poesía, que se diferencia entre muchas cosas de la novela, se diferencia en una que creo que es fundamental en la sociedad de consumo y es que la novela tiene público mientras que la poesía tiene lectores. La poesía es lo que mantiene viva las propiedades del lenguaje. Hablamos gracias a la poesía, cantamos gracias a la poesía y narramos gracias a la novela pero si podemos cantar y tener precisión en un término lingüístico es gracias a la poesía”.

- Pero para usted ¿qué es la poesía?

“La poesía es la lavandería y la tintorería del lenguaje ya que cada generación deja el lenguaje sucio y la siguiente tiene que limpiarlo para que le sirva. Para mi, esta renovación constante del material lingüístico es la misión fundamental de la poesía”.

- No se muestra muy partidario de la novela.

“Es que en este sentido soy borgiano: la novela es un hecho del XIX que termina en la primera mitad del XX. Entre los últimos grandes novelistas están Thomas Mann, William Faulkner y Albert Camus. Ernest Hemingway es un gran autor de cuentos, género que tiene una temperatura próxima a la de la poesía pero soy, en general, mal lector de novela. De Miguel de Cervantes me gustan más las Novelas ejemplares que el Quijote”.

- Hablando de malos lectores, usted defiende que los hay buenos y malos.

“El buen lector es aquel que no va con una idea preconcebida de nada y se pone ante un poema e intenta comprender el punto de partida del autor y a dónde quiere llegar y si lo logra o no. El lector es un colaborador siempre de la obra como el espectador lo es de un cuadro y de hecho es él quien realiza el sentido de un poema o de una pintura. Creo que el protagonista de la literatura no es nunca el autor sino los lectores”.

- ¿Hay buenos lectores en España?

“En España han habido grandes lectores, solo hay que mirar a Cervantes, Quevedo, Góngora aunque pienso que la buena o mala lectura depende de la formación que se tenga en la enseñanza secundaria y en la universidad y hay que reconocer que hoy vivimos en una sociedad muy mercantilizada que desprecia e ignora el papel social de las Humanidades que forman parte de nuestra realidad por lo que al despreciarlas ¿qué sucede? pues que el lenguaje se depaupera y los jóvenes no saben articular frases porque solo juegan con grafías desvocalizadas que al final son solo signos pictográficos. Lo que diferencia a la cultura griega de la egipcia fundamentalmente es que los egipcios tenían pictogramas y con eso no se va más allá mientras que los griegos pudieron extender su cultura porque tenían el alfabeto que habían sacado de los fenicios. Hay que entender, además, cómo se extiende en las escuelas en la época del emperador romano Augusto a través de la lectura, la escritura, la gramática, la poética y la retórica. Si nosotros renunciamos hoy a la verbalización de la realidad nuestra percepción de esa realidad será errónea y eso hay que corregirlo. Y eso se corrige leyendo y escribiendo. La cultura occidental, la griega, la latina y la judía, es una cultura de la palabra y fundamentalmente de la palabra escrita porque cuando se escribe no es lo mismo que cuando se habla. La lengua hablada es mucho más fluida y la que más futuro tiene pero tiene que estar supervisada por la escritura. Hay que hablar y escribir y solo habla bien quien escribe bien y solo escribe bien quien habla bien”.

- Usted es catedrático de Filología Clásica, ¿el griego y el latín son lenguas muertas?

“Nunca he creído que el griego y el latín sean lenguas muertas porque son las lenguas más vivas de todas. Los románticos alemanes, que fueron los primeros que pudieron leer a los griegos en griego, decían que lo que caracteriza a un texto clásico es su inagotabilidad. El problema de la enseñanza del latín y el griego es otro tema. Yo presidí durante ocho años la Sociedad Española de Estudios Clásicos y tuve que vérmelas con el ministro José Ignacio Wert y hablar con todos los grupos políticos en el Congreso de los Diputados. Conseguimos corregir la Ley Wert aunque admito que gran parte del rechazo hacia el latín y el griego es por el esfuerzo que supone su aprendizaje cuando con la mitad de tiempo se puede hablar una lengua moderna. Cuando el estudiante se enfrenta al latín o al griego no pasa de una declinación o una conjugación y piensa así que está perdiendo el tiempo sin darse cuenta que no contribuye de la misma manera pedir un refresco que leer a Aristóteles o Platón. Hemos de conseguir un método de estudio y pedagógico que no sea el clásico y que permita con una economía de tiempo que los estudiantes obtengan unos resultados importantes. Hay que encontrar un sistema similar al método con el que los alumnos aprenden una lengua moderna y creo que ahí tenemos una lucha importante a la que se tiene que sumar una lucha moral. Nuestra sociedad tiene que saber lo que quiere y a donde quiere ir y las lenguas clásicas son un ejemplo de ello, un catálogo y un modelo para formar ciudadanos críticos y democráticos”.

- ¿Como llega a la literatura?

“Publiqué mi primer libro de poemas a los 18 años así que empecé muy joven y de una manera casual, precisamente cuando tuve mi primer choque con la realidad, con la realidad amorosa. En ese momento me vi escribiendo y comprobé que aquello que me causaba tanto dolor si podía darle una expresión, esa expresión me producía un cierto tipo placer. Es decir, que darle forma de poema compensaba el dolor y al mismo tiempo me generaba un placer estético y comunicativo”.

- ¿Y su gusto por el latín y el griego?

“Era un buen alumno de latín y griego y me di cuenta que necesitaba aprender esas lenguas que, al mismo tiempo, estimulaban que me interesara por otras. He traducido libros escritos en griego clásico y moderno, latín, catalán, inglés, francés, italiano, alemán y portugués”.

- Tiene facilidad para los idiomas.

“Una facilidad relativa porque lo que me gusta son los sistemas y ver cómo estas lenguas representan la realidad de forma distinta”.

- ¿Tan distintas son esas representaciones?

“En la medida en que la muerte, por ejemplo, tiene en una u otra un género diferente lo que exige un esfuerzo para ponerse en el lugar del otro lo que, pienso, es más civilizado. Las lenguas enseñan a dialogar, aspecto que los griegos entendieron muy bien con la tragedia griega. Sabían que Homero estaba bien, que te enseñaba a combatir pero tras la lucha y con sociedades y ciudades ya establecidas, aparecen otros problemas y pensamientos como ¿la verdad es una o heterogénea?, ¿quién tiene razón, Creonte o Antígona? La tragedia ática es un sistema educativo que sigue hasta nuestros días”.

- Además de poeta y traductor ha ejercido de crítico…

“Un crítico digamos de apoyo ya que me interesa saber por qué me gusta un texto teatral o literario”.

- ¿Es necesaria la crítica?

“La crítica en los tiempos actuales en los que hay tal producción sirve más bien de cedazo para focalizar una novela, una obra de teatro, una película o un libro de poemas. Su misión sería entonces la de llamar la atención sobre determinadas cosas aunque en mi caso resulta más cómodo porque lo que hago es escribir sobre poesía extranjera traducida que para mi son inoculaciones en el organismo literario español de voces foráneas que ven de otra manera las cosas. Y me gusta observar cómo ha resuelto el traductor determinados problemas que posee el texto y, al mismo tiempo, me gusta comunicar al lector la calidad y las cualidades de ese poema escrito originariamente en chino, turco, inglés o alemán”.

ESCALA EN TENERIFE

Jaime Siles obtuvo la cátedra de Filología Latina de la Universidad de la Laguna en 1983, año en el que todavía se estaba instalando en España el régimen democrático, y centro en el que encontró “un puñado de tipos estupendos y grandes helenistas y latinistas como José Luis Melena y Miguel Rodríguez-Pantoja”.

En el año de la nacionalización de la empresa Rumasa por el gobierno de Felipe González y del lanzamiento por primera vez al mercado del Compact Disc (CD), el poeta y filólogo valenciano compartió veladas con poetas y profesores como Andrés Sánchez Robayna gracias al cual, destaca, conoció a los pintores jóvenes canarios de aquel momento y “a los chicos de la Leyendecker, que trajo a toda la transvanguardia italiana y el arte del pintor checo Dokoupil”. En los ochenta, además, el Colegio de Arquitectos mantenía una actividad cultural constante por lo que su estancia en Tenerife resultó fructífera y muy activa ya que “podía encontrarme en la biblioteca de la Universidad con una edición primera de los poemas de Rilke como charlar horas y horas con los amigos de arte y literatura”.

Según Jaime Siles en Canarias se respiraba entonces un aire mucho más cosmopolita que en la península “esa península de la que venía”.

Las islas parecen de todas formas desbordar a Jaime Siles, quien escribió un poema, Quisiera ser un poeta canario, porque le inspira la tabaiba, el tajinaste, el paisaje de arena negra, el picón y la roca volcánica, elementos que permanecen unidos a su pequeño pero intenso pasado insular en el que trabó amistad con Domingo Pérez Minik, “a quien traté muchísimo. Venía una vez a la semana a casa para charlar y tomarse su whisky con agua Apollinaris. Le dediqué el poema El drago de Tacoronte y asistí al entierro de su esposa”.

Conoció también al ensayista y premio Canarias de Literatura, Sebastián de la Nuez y a los escritores y periodistas Juan Cruz y Fernando Delgado, “los canarios del exterior”, dice.

Pasado el tiempo, llevó un pedazo de Canarias a Austria cuando ocupó el cargo de agregado de Cultura de la embajada de España. La fórmula fue una exposición de jóvenes artistas canarios comisariada por Fernando Castro y en la que el creador plástico más joven era Luis Palmero”, recuerda.

INFLUENCIAS

Jaime Siles cuenta con muchos autores de cabecera. Entre otros, maestros como Vicente Aleixandre, que le dedicó el libro Cartas a Jaime Siles y Antonio Tovar, porque le enseñó “lo que sé de Filología Clásica”.

Entre sus lecturas, el poeta y filólogo valenciano vuelve continuamente a la obra de Elliot, Paul Celan, Ezra Pound, Coleridge… y confiesa su querencia por el barroco, el período más grande de la cultura española. “A los ingleses les pasa lo mismo, cuando han querido dar un salto hacia adelante regresan a Shakespeare y a los poetas metafísicos. Lo mismo pasa en Italia, ya que vuelven al marinismo y un poco antes a Petrarca aunque no es así en Francia, que ha disfrutado siempre de un buen nivel con las vanguardias.

Saludos, sol, sol, sol, desde este lado del ordenador

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