El zoo de papel, una película de Daniel León Lacave

Dirección y guión: Daniel León Lacave / Productor ejecutivo: Ignacio Manuel Bello Moreno / Producción: Luis Alberto Serrano, Françoise Philippart y Rolando González / Ayudante de dirección: Lamberto Guerra y Moneiba Bolaños / Director de fotografía: Ulises A. Morales / Sonido: Daniel Mendoza y Néstor Medina / Arte y vestuario: Estrella Santana y Yaiza Mederos / Jefa de vestuario: Arantxa Arenas / Maquillaje: Ana Rodríguez Liria y Elisa Moretti / Música: Jonay Armas / Ayudante de cámara: Job Alejandro Gil / Auxiliar de cámara: Alejandro Carnicer / Jefe de eléctricos: Paco Perdomo / Foto Fija: Sergio León / Intérpretes: Yazmina Guerra (Elena joven), Borja Texeira (Antonio joven), Pino Luzardo (Elena mayor), José Antonio González (Antonio mayor), Lamberto Guerra (comisario), Iván Álamo (hijo joven), Víctor León (niño), Cristo Quintana (guardia)

Que me venga a la memoria y salvo Guarapo (Teodoro y Santiago Ríos, 1989) no se ha prodigado demasiado el cine de esta tierra en contar historias ambientadas durante y después de la Guerra Civil española, no resulta así extraño para quienes están más o menos iniciados en su cine que el cineasta Daniel León Lacave asumiera el reto en El zoo de papel, un cortometraje que, en contra de otras películas de su autor, cuenta con el respaldo de una producción bastante sólida que obliga a especular por donde podría ir la cinematografía de un director hoy tan estajanovista y militante del cine leve, o un cine de indigencia no falto de imaginación y entusiasmo.

El zoo de papel como las otras películas del cineasta, es un trabajo de personajes luego su carácter es intimista, muy personal, para aproximar al espectador a un drama familiar que tiene final feliz, sí, pero también amargo.

Esta es la historia de un hombre con fuertes convicciones que ha sido preso por las autoridades franquistas . Uno supone que en los años cincuenta del pasado siglo. Pese a la presión de sus carceleros y las amenazas veladas y no veladas de pasar a mayores, el hombre se resiste a perder lo último que le queda, una dignidad que transmite a su mujer y a su hijo, hijo al que renuncia ver mientras continúe al otro lado de los barrotes.

Sin caer en el chantaje emocional ni en un maniqueísmo extremo, El zoo de papel se preocupa más que en denunciar en mostrar cómo se mantiene de pie una persona a la que se le ha privado de libertad por lo que piensa y en cómo transmite sus valores a los seres que quiere, su esposa e hijo.

El empleo de la elipsis para narrarnos un relato que dura al menos dos décadas, es otro de los hallazgos de la cinta, ya que se tratan de figuras de animales de papel que el padre hace llegar a su hijo a medida que pasa el tiempo.

Esta no es la primera película de ambientación histórica de Daniel León Lacave, ya lo hizo en el pasado con Los pechos de Paula, aunque sí se revela a un cineasta mucho más seguro de sus posibilidades, además de ser uno de los pocos artistas que apuesta por un cine que sin renunciar a su carácter personal, cuenta historias a través de los personajes ya que, al margen de su cine leve, que también, el director y guionista sostiene sus creaciones cinematográficas en un clasicismo tanto escrito como visual digno de elogio. Su filmografía, muy respetable hasta este momento, muestra así a un cineasta con una mirada personal con la que explota las constantes que caracterizan una obra que incide, entre otros temas de calado, en la infancia, la pareja y en unos valores, como es la dignidad como último asidero al que aferrase cuando todo parece perdido.

Con estos elementos y otros más, Daniel León Lacave ha ido armando una carrera que, desgraciadamente, no sale de los circuitos habituales del cortometraje y del cine que se rueda en provincias, pero que merece trascender estas fronteras y llegar a otros públicos.
Viendo El zoo de papel, una película con una esmerada producción, me preguntaba de lo que podría ser capaz este autor, así con todas sus letras, si contara con suficiente presupuesto para narrar las historias que estoy seguro tiene escritas pero que actualmente le son inviables por problemas presupuestarios.

Mientras tanto, y como el personaje central de El zoo de papel, Daniel León Lacave continúa realizando películas con las que planta cara a gigantes que no son molinos de viento. Su empeño, si se quiere denominar así, ha dado como resultado algo que no parece sino que es CINE.

Saludos, un miércoles de ceniza, desde este lado del ordenador

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