Tiempo extraño, cuatro novelas cortas de Joe Hill

Tiempo extraño (Nocturna Ediciones, 2018) reúne en un mismo volumen cuatro novelas cortas del escritor norteamericano Joe Hill, pseudónimo de Joseph Hillstrom King, a quien por su apellido reconocerán sus seguidores por ser hijo de quién es, el reconocido Stephen King, un escritor de novelas monumentales que continúa en activo y que no ha perdido la capacidad de atrapar a millones de lectores.

Fenómeno parecido está pasando con Joe Hil, quien además de nadar en las mismas fuentes genéricas del padre, ha sabido construir un universo personal que no tiene nada que ver con el de su progenitor salvo que bucea en las aguas del fantástico con una serie de obras que tienen esa misma capacidad de atrapar la atención del lector.

Como en toda antología que se precie, y ésta lo es, Tiempo extraño ofrece cuatro historias independientes muy bien construidas y agradecidamente entretenidas. Tres de ellas pertenecen al género que ha hecho famoso al escritor y una cuarta, quizá la mejor para quien ahora escribes estas líneas, de tono policíaco que revela a un narrador perfectamente capacitado para dar el salto a ese territorio que continúa dominando el mercado editorial para enfado de unos y alegría de otros.

Las novelas fantásticas que se encuentran en este volumen son bastante interesantes. En la primera, y con la que se abre este volumen, Instantánea, plantea la inquietante historia de una máquina de fotografías polaroid que se hace con los recuerdos de todos aquellos a los que reproduce en sus imágenes y si bien no termina de estar bien cerrado –Joe Hill no es un escritor que cuadre sus finales– no deja de resultar inquietante y hasta cierto punto perverso. Elementos que juegan a favor de una narración contada con esa sencillez que parece ser un sello de estilo tan norteamericano. Sobre todo cuando estos libros se dirigen a un mercado mayoritario y no restringido.

La segunda novela, En el aire, es un imaginativo relato que transcurre, literalmente, en una nube sólida a la que viene a caer un paracaidista. La nube puede ser el camuflaje de un objeto volador no identificado y en ella habita una extraña criatura que más que odiar quiere que se quede el protagonista para no estar solo mientras flota en el aire.

La historia sabe enganchar y convertir en real lo que es mera fantasía. Sirve además para asistir al proceso de redención de sus protagonista y para reflexionar sobre el hecho de estar solo. Mientras lo leía no dejaba de pensar lo bien que quedaría como una película de dibujos animados para adultos la aventura que propone, ya que la variedad de momentos extraños y de mágica belleza quedaría mejor en uno de estos filmes que interpretados por personajes de carne y hueso, que también.

Lluvia, la tercera novela corta que contiene el libro, parte de un acontecimiento anómalo y con repercusiones catastróficas para la humanidad y todo signo de vida de este plantea en el que vivimos.

La historia plantea como del cielo cae una lluvia de cuchillas, lo que genera el caos porque no pasa una vez sino varias, y si bien la explicación que brinda el escritor para explicar este fenómeno resulta algo grotesca antes de llegar a la verdad, digámoslo así, se encuentra en un relato donde el papel protagónico lo asume una serie de personajes que no eran hasta el día de ayer habituales en este tipo de literatura.

Cargado, la última de estas historias, no tiene nada que ver con el fantástico sino que está muy pegado a esa oscura realidad que se concentra en Norteamérica.

La protagonista es una joven de raza negra que vio en su adolescencia cómo asesinaba la policía por una confusión que no es tal a uno de los suyos.

La investigación que emprende para meter en la cárcel a los autores de esa muerte está notablemente armada y quien lee la historia es consciente de que todo cuando cuenta Hill más que poder, es real. En esta novela se abordan además otros temas que van más allá del racial que, por otro lado, es el central, y resulta ser de todas las historias la más incómoda y crítica contra el sistema, lo que refuerza un acabado que, mucho me temo, no gustará a los que busquen un final feliz.

En conjunto y pese al abultado número de páginas, Tiempo extraño es una buena oportunidad para conocer las constantes de un escritor que si por su algo se caracteriza es por su mirada personal y la facilidad que tiene para que el lector acepte lo fantástico cuando este irrumpe en sus páginas, como cuando se pone objetivo y se limita a describir las enfermedades que anidan en el vientre de su país. Muchas de ellas, como el racismo y el miedo a lo diferente, tan presentes también en otros países que, dicen, se han curado de esos males por ser más civilizados.

Saludos, a un lado y al otro, desde este lado del ordenador

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