La desgracia de Ron Hopper, un largometraje de Jaime Falero

Director y guionista: Jaime Falero / Productor ejecutivo: Daniel Antelo, Jaime Falero, Martín Luna / Productor: Frank Balboa / Música: Iván Palomares / Fotografía: Juanmi Nárquez / Edición: Javier Corrales / Regidora de producción: Patricia G. Correa / Intérpretes: Vinnie Jones, Sam Medina, Alyssa Lozovskaya, Franky Lankester, Román Reyes

Si hay un cineasta en Canarias a quien reconocer su empeño y constancia en hacer cine ese es Jaime Falero. Tras una interesante trayectoria como cortometrajista dio el salto al largometraje con El clan, un filme que por motivos que no vienen al caso no tuvo la trayectoria comercial que se merecía aunque con su segundo intento, El Búnker, sí que rompió ese aire de maldito que lo rodea, al construir un largometraje que con todos sus defectos, estrellas de serie B y producción ajustada, sí que ha tenido una regular distribución internacional demostrando que el cine que se rueda en las islas por cineastas y técnicos de las islas puede y debe mirar más allá de los estrechos márgenes que impone vivir en un archipiélago como es el canario.

Esta vocación por internacionalizar su trabajo vuelve a repetirse ahora en Ron Hopper’s Missfortune (La desgracia de Ron Hopper) su largometraje más personal y atractivo.

Protagonizada por el ex futbolista reciclado actor Vinnie Jones y Alyssa Lozovskaya, estamos ante una cinta extraña, rara, que no deja, sin embargo, de resultar comercial por la originalidad de su propuesta y el perfecto acabado de producción con que está realizada, todos elementos que hacen olvidar desde el minuto uno que se trata de una modesta producción canaria que no oculta sus costuras pero que está lo suficientemente bien realizada para que el espectador avisado olvide estas costuras que apenas dañan el seguimiento de una película en las que sus imágenes, la mayoría de ellas poderosísimas, van por delante de la historia que cuenta.

Ron Hopper’s Missfortune es una historia de amor que va más allá del tiempo, y se desarrolla en dos épocas, una irreal, que es la más extensa de la cinta y otra en la Edad Media. El personaje que interpreta Vinnie Jones, el auténtico protagonista, una suerte de Caronte, el barquero de la Laguna Estigia, arrastra como una cadena una maldición de la que solo podrá librarse por amor. El amor incondicional de una mujer, papel que interpreta Alyssa Lozovskaya.

A través de ellos fluyen varias historias en las que se revela el origen de la maldición y el precio que debe de pagar por vivir un romance que se describe sin subrayados cursis ni rimbombantes.

El filme transcurre prácticamente en un mismo escenario, un almacén en el que se acumulan objetos cubiertos de polvo que parecen recuerdos olvidados, y relojes que cuelga del techo detenidos en una hora que significó algo, una tragedia, una alegría, el descubrimiento de una traición, del amor… Fuera de ese espacio, en la calle, llueve y en ella se mueven una serie de personajes que no parecen de este mundo: gángsteres que asemejan demonios, un hombre inquietante que llama a la puerta…

Puestas así las piezas del rompecabezas, está claro que Ron Hopper’s Missfortune es una película que se mueve dentro de la categoría del cine fantástico aunque en contra de El Búnker, un filme que apostaba más por la acción con tintes inquietantes, su Ron Hopper se desliza por un territorio poco o casi nada explorado por el cine actual, lo que da carácter a una cinta que salvo la voz — apenas hay un momento de silencio en toda la película– debería estar llamada a ser reconocida por lo que es: un producto muy bien hecho. Un largometraje que invita al espectador a entrar en un juego extraño sin caer en la tentación de lo excéntrico y en el que se abordan un buen número de cuestiones que el cineasta visualiza como las puertas ante las que debe elegir abrir o no su protagonista.
La vocación comercial de Jaime Falero hace que todo este cuento, esta fábula oscura sobre el amor y la soledad, sobre la eternidad vista más como un mal que como una recompensa, se mire con un asombro acumulativo.

Tiene algo esta película que a medida que avanza evade pese a la aparente complejidad de la trama. Detrás se aprecia la mirada de un cineasta que reparte con generosidad homenajes y revela algunas de las constantes que forman el eje central de su cine. Un cine que quiere contar historias y que mira hacia fuera sin miedo ni complejos.

Saludos, nos vamos al cine, desde este lado del ordenador

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