Alonso Cueto: “No existe la literatura sin el mal”

Alonso Cueto (Lima, 1954) fue uno de los autores invitados a participar en la segunda edición del Festival Hispanoamericano de Escritores que desde el 10 y hasta el 14 de septiembre tuvo lugar en Los Llanos de Aridane, en la isla de La Palma

Alonso Cuento cuenta con una obra en la que analiza la realidad contemporánea de su país, Perú, en una serie de novelas donde las protagonistas femeninas están por encima de los masculinos. Sus libros sirven además para tomar el pulso social y político de su país, mostrando algunas de sus grandezas como también algunas de sus miserias.

Su carrera está jalonada de importantes premios literarios y desde 2009 es miembro de número de la Academia Peruana de la Lengua. Es autor de una obra minuciosa en la que se mezcla el ensayo y la novela. También el teatro, la novela corta y el cuento.

La hora azul, La segunda amante del Rey, El susurro de la mujer ballena y La perricholi son, entre otras, algunas de sus obras, así como los ensayos Mario Vargas Llosa. La vida en movimiento y Juan Carlos Onetti. El soñador en la penumbra.

- ¿Desde cuándo sintió la pulsión por escribir?, ¿cómo fueron sus primeros escritos?, ¿detecta en ellos algunas constantes en sus escritos posteriores?

“Creo que no hubiera sido escritor si no hubiera perdido a mi padre a los catorce años. Hasta entonces mi vida había sido un paraíso, en el que componíamos una familia armónica y estable. Para un joven de catorce años, un padre siempre es un mediador con el mundo y cuando él desapareció, sentí que me enfrentaba a la realidad sin ninguna defensa. A pesar de que mi madre asumió en sus hombros la empresa vital de la familia, creo que nunca me he recuperado de la ausencia de mi padre. Por entonces empecé a leer mucho a Vallejo y sentí que su obra era un ejemplo de cómo la literatura es una de las defensas que hemos inventado contra lo efímero y lo precario de la vida. Leía con una pasión permanente y el paso de leer a escribir fue un proceso natural. En cierto modo, los escritores siempre escriben para recuperar sus paraísos”.

- Detecto en su literatura cierta preocupación por indagar en las dobleces del mal.

“Si, el mal es un misterio para mí, pues crecí en un hogar donde en principio estuvo ausente. Sin embargo, el mal es un requisito de las historias. No existe la literatura sin el mal, pues el mal supone la presencia del tiempo, es decir de la acción. En el tercer libro del Génesis, cuando aparece la serpiente, se pone en marcha la historia. Hasta entonces no hay nada que contar”.

- En algunas de sus novelas, Grandes Miradas y La Segunda Amante del Rey, muestra cómo una mujer utiliza los mecanismos del mal para ejecutar una venganza. ¿Qué le atrae de este proceso?, ¿se basa en experiencias reales o todas son frutos de la ficción?

Grandes Miradas está basada en un hecho real en torno a un juez que se resistió a la dictadura de Fujimori y Montesinos. El único personaje inventado de la historia es precisamente el de la novia del juez Guido Pazos, que ejecuta la venganza. Lo que me interesaba allí era precisamente cómo ella pasa a ser un ser lleno de una sed de violencia después de haber sido siempre en apariencia, una mujer sencilla y convencional. La Segunda Amante del Rey es una historia de tres mujeres de distintas clases sociales que se disputan tanto el poder como la justicia, según la asumen cada una de ellas. Es cierto que la venganza es un movilizador en estas novelas y creo que en nuestras vidas siempre nos estamos vengando de las ofensas y agravios que nos deja el pasado. Con frecuencia no tenemos muy claro de qué nos estamos vengando pero seguimos en ese proceso, como un instinto. Sobrevivir es en cierto modo una forma de la venganza contra la amenaza de la muerte”.

- Tengo la sensación de que en su literatura da más importancia a la mujer que a los personajes masculinos, ¿por qué?

“Sí, es cierto, porque la literatura que me interesa es la de las relaciones entre las personas. Las mujeres creo que viven las relaciones más a fondo que los hombres que estamos más encerrados en nosotros mismos. Una prueba es que son las que mejor recuerdan los aniversarios y los cumpleaños. Son grandes comunicadoras, y están siempre atentas a la presencia del otro y de los otros. Pero ha sido muy difícil entrar en cada uno de mis personajes femeninos y encontrar una voz en ellas. Felizmente crecí entre muchas primas y tías, y tengo a mi propia esposa como asesora de mis novelas”.

- ¿Cuál es el momento que definiría como más difícil al escribir una novela?, ¿el principio, el final?

“Los momentos más difíciles son el principio y el final. Es lo mismo que ocurre en un viaje donde lo más laborioso es partir y llegar. Sé de muchos modos de empezar una historia (muchos manuales para escritores señalan tipos de comienzos, por ejemplo) pero nunca tengo claro cómo terminarla. Creo que el final de una novela me llega siempre por intuición. Sé que ese es el final pero no puedo explicar por qué”.

- Ha tanteado varios géneros, entre otros, el negro y criminal. Sin embargo, no es usted un escritor de género. ¿Qué le interesa de los géneros?, ¿en cuál de ellos se siente más cómodo y cómo hace para que en sus historias pasen a un discreto segundo plano?

“Los géneros me parecen un invento de profesores y editores. Nunca pienso escribir una novela de género. Si tuviera que decir algo sobre eso, diría que todas las novelas son policiales porque hay alguien siempre buscando una verdad oculta, algo que está detrás de las apariencias. Incluso las novelas de amor pueden ser consideradas policiales. Jane Austen, a quien leo ahora, es una escritora policial en cierto modo, que juega buscando la verdad, con la intriga y el miedo del amor”.

- Recurre en sus historias, en general, a la tercera persona. ¿Qué tiene de atractivo para usted?

“Escribo en tercera y a veces en primera persona, pero siempre comprometido con un personaje. Trato de conocer al personaje en sus ambigüedades, sus contrastes y contradicciones. Solo me interesan personajes a los que no puedo entender”.

- Algunas de sus novelas son muy críticas contra el clasismo y el racismo que, pese a los avances realizados, todavía continúan vigentes en Perú.

“Sí, es un tema todavía muy vigente en el Perú y creo que en todo el mundo. Podemos verlo en Estados Unidos y Europa también. Creo que vivimos en un momento crítico en la historia donde los conflictos se basan ya no en una ideología o en una religión sino en actitudes racistas. La prueba es que cada vez hay más caudillos como Trump y Salvini. Esa es una expresión que en el Perú alcanza niveles enormes pues es un país cuya historia se ha confabulado para incluir a migraciones de todas las regiones del mundo. Aquí se dieron cita los asiáticos, los africanos, los europeos, y los nativos precolombinos. Es un laboratorio excepcional y a la vez dramático, para un escritor”.

- Tras el realismo mágico, la literatura en América se ha ubicado en el polo opuesto al intentar reflejar su realidad actual. ¿Por qué cree que se produce esta transformación?

“El realismo mágico era consecuencia de la distancia utópica y maravillada con la que veíamos a nuestro continente. Ahora, en la época de las comunicaciones, se ha impuesto la realidad. Cuando yo era joven, había seis vuelos semanales al Cusco. Ahora hay cincuenta o sesenta diarios. El Cusco ya no es un territorio distante y mágico sino un lugar muy real. Se acabaron las leyendas, para bien y para mal”.

- ¿Qué esctitores piensa que le han marcado literariamente?

“Tengo una veneración especial por Henry James, desde que leí Los Papeles de Aspern. Las novelas que más me han conmovido son Madame Bovary y Los miserables. Me interesa siempre que se cuente una historia porque creo que el mejor modo de conocer a un ser humano es hacerlo tomar decisiones frente a sus dilemas”.

- Hasta que punto es alargada la sombra de Mario Vargas Llosa en la literatura que se escribe en Perú?

“Una figura extraordinaria para todos nosotros. Mario nos enseñó a ser escritores con su vida y con su obra. Mi admiración hacia él es infinita, lo mismo que mi afecto”.

- ¿Qué novela de Alonso Cueto recomendaría Alonso Cuesto?

“No lo sé. Creo que la siguiente que va a aparecer. Palabras de otro lado, en Galaxia Gutenberg, en Octubre”.

- ¿Y qué está metido ahora?

“En la historia de un cantante de valses, que cree que las letras y la música de las canciones son un modo de vivir. Es la historia de un solitario que vive a fondo sus pasiones, como creo que hay que vivir siempre”.

Saludos, semana intensa la que se fue, desde este lado del ordenador

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