El síndrome de Ulises

Canarias ha sido objeto de innumerables relatos de viajes que ofrecían su visión, a veces peculiar, de las islas. Existe, de hecho, una atractiva bibliografía sobre el archipiélago que encuentra en el siglo XIX y XX algunas de sus mejores notas, sobre todo las que firmaron viajeros británicos y algún francés, tendencia que ha ido cambiando con los años, encontrándonos ahora con escritores nacidos en las islas que escriben sobre sus experiencias en otros países o proponen una mirada sobre su territorio con espíritu de viajero, de asombro ante lo visto y por ver, literatura que se adentra tanto en el periplo físico de saltar de isla en isla cómo en la transformación interior del protagonista, que quizá sea el viaje más interesante de todos.

Eduardo Montelongo se planteaba esta pregunta en Cuaderno afortunado, un viaje por las siete islas Canarias un poco al modo de Jack Kerouac por las carreteras de los Estados Unidos de Norteamérica… Un itinerario donde el viajero es el protagonista porque se hace preguntas universales mientras conoce gente y deambula por ciudades y pueblos al amanecer y cuando llega el crepúsculo.

José L. González-Ruano
plantea en El archipiélago nómada. Un viaje libre y salvaje por las islas Canarias (Azulia, 2018) un argumento parecido al de Cuaderno afortunado de Eduardo Montelongo solo que en donde este último buscaba una identidad común, para González-Ruano se trata de un viaje interior donde las islas y el mar que las rodea adquieren el poder de las metáforas.

El escritor sufre el síndrome de Ulises, así que plantea la obra como una búsqueda de Ítaca por las siete islas Canarias para encontrarse a sí mismo. La aventura, porque este viaje es una aventura, está escrita con palabras que cobran en ocasiones un destacable lirismo y sumerge al lector en un trayecto atractivo, que huye de la postal turística y que quiere ser, además de literario, divulgador de un territorio que desconocen sus habitantes.

Esta es las sensación que se tiene cuando se lee el libro y el atractivo que tiene por cuanto muestra otros aspectoos de las islas, ese lado natural y en estado salvaje que todavía conserva en muchos de sus rincones.

Escritor que siente confesa debilidad por las islas, por todas las islas, es autor también de Donde anidan los albatros, en el que proponía otro itinerario por islas, solo que por esas islas que están repartidas por el mundo, esas peñas en medio del mar donde anidan los albatros.

Ahora en El archipiélago nómada hace lo mismo pero mostrando una tierra real, volcánica que cruje cuando se camina sobre ella. También de desembarcos en una tierra escarpada que casi fue un naufragio, un naufragio espiritual para el escritor.

En todo este trayecto, en la soledad de la Isla de Lobos o de cualquier otro reducto salvaje de Canarias, el viajero que es González-Ruano lee, lee sobre todo poesía mientras cae la noche.

Crónica de viaje interior más que exterior, del que describe geografías que están dentro, El archipiélago nómada es un “viaje geopoético” por las islas Canarias originales que lleva al escritor desde La Alegranza al Faro de Orchilla, encontrándose por el camino con gente sencilla y un paisaje cambiante y por eso mismo tan fascinante.

Para contar todo esto, José L. González-Ruano reúne unas pocas herramientas, las suficientes para contagiar al lector de sus sensaciones y de cómo alcanza a ver ese archipiélago original que lo transforma como hombre y viajero. Una mirada feliz pero teñida también de melancolía sobre una isla(s) salvaje(s) que se resisten a desaparecer aunque apenas tengamos memorias de ellas.

Saludos, en busca de Ítaca, desde este lado del ordenador

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