El mundo de la Cultura, divido ante el cese del Director Insular de Cultura

El mundo de la Cultura ha recibido de manera desigual el anuncio de la destitución de Leopoldo Santos Elorrieta al frente de la Dirección Insular de Cultura. Como publicamos el miércoles pasado, el Consejo de Gobierno del Cabildo de Tenerife aprobó su cese fuera del orden del día. La prensa local se hace eco hoy, viernes, de lo que publicamos el pasado miércoles pero olvida como pasa siempre citar la fuente, o al menos el artículo que les sirvió de guía, para informar sobre el despido de Santos Elorrieta.

Tras sondear el ambiente cultural que se genera en las islas las impresiones son de momento ambiguas. Por un lado, tal y como se dijo, la reacción es de franco estupor. “Fue el primer director con el que hablé de tú a tú”, comenta una artista. “Por fin parecía que se iba a producir un cambio”, añade.

Por el otro lado y en la periferia, es decir que más que artistas se tratan de gestores, organizadores de festivales no relacionados con la música y toda esa burocracia que rodea a la cultura, el alivio es manifiesto. “Lo han fulminado porque no sabía relacionarse con los de arriba”, dice uno de ellos. No sé cómo interpretar la declaración ya que se produce vía telefónica pero aprecio cierta ironía en un sector, el de los gestores públicos de cultura y organizadores de festivales, que se muestra bastante satisfecho porque “por fin haya rodado su cabeza”.

Esto se expllica porque Leopoldo Santos Elorrieta sometió a un estricto control joyas de la corona de la Institución Insular como el TEA Tenerife Espacio de las Artes, un monumental espacio que antes y después de la crisis de la Covid-19 duerme en los laureles.

Los que defienden la labor desarrollada por el cesado Director de Cultura, que no llega al año al frente de tan compleja como complicada área, lo percibían como “un señor que no se quería apropiar de un puesto sino que quería cambiar las cosas”, y definen su cese de “político”. De “político” a un técnico que no quiso bajar nunca “a la arena de la política barata”.

La cabeza de Leopoldo Santos Elorrieta iba a rodar tarde o temprano, comentan los que en petit comité celebran su cese. Se quejan estos de su ánimo fiscalizador y de controlarlo todo, también de haberse encastillado en su despacho las últimas semanas cuando comenzó a propagarse con más insistencia que iban a por él.

La prensa local publica que la gota que colmó el vaso fue una reflexión, más que noticia, que publicamos en este mismo su blog El Escobillón en la que nos preguntábamos el destino de la Librería del Cabildo de Tenerife, ubicada en uno de los lados de la fachada del antiguo Teatro Baudet, en la capital tinerfeña. Esta reflexión inspiró a un columnista local que no contento con fusilar aquel texto no cita (ya es una constumbre) de dónde cogió la noticia para escribir prácticamente lo mismo que ya escribimos nosotros en su momento pero en fin, así se las gastan en esta tierra: A unos le pagan por reescribir lo que otros antes han publicado por amor al arte.

El Cabildo de Tenerife mientras tanto no ha nombrado todavía Director Insular de Cultura por lo que el peso de área tan compleja descansa en la consejera Educación, Universidades, Museos, Cultura y Deportes, Concepción María Rivero Rodríguez, de Ciudadanos. A la espera de un nuevo nombramiento… O no, lo que está claro es que el Cabildo de Tenerife no levanta cabeza en cuanto a políticas culturales se refiere, ni por acertar en designar a profesionales para que organicen un patio demasiado revuelto y con tantos y tantos reinos de Taifa.

La pregunta que plantean los que defendían y aún defienden la labor (bastante raquítica porque no tuvo tiempo para hacer demasiadas cosas) de Leopoldo Santos Elorrieta es qué pasará con los proyectos que negociaron con él. ¿Seguirán adelante? ¿O solo fueron fruto de un espejismo?

El próximo año, y pese a la crisis sanitaria y económica que padecemos, está cargado de propuestas muy interesantes que contaban hasta esta semana con el visto bueno de Leopoldo Santos Elorrieta, ese Director Insular de Cultura que pasará a la Historia por la brevedad de su mandadto y por estar solo (así lo quiso) ante el peligro.

Saludos, a la espera de que fusilen también este post, desde este lado del ordenador

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