Los ocho monstruos del canario Monteverde

Ocho son los protagonistas del último libro del catedrático de Historia de América de la Universidad de La Laguna, Manuel Hernández González, son “ocho monstruos” de la Primera República de Venezuela, un sueño que aplastó un lagunero al servicio de España: Domingo Monteverde.

La historia de su condena y posterior huida a Gibraltar forma el material de Los ocho monstruos de Monteverde. El destierro en Ceuta de dirigentes de la Primera República de Venezuela (Ediciones Idea, 2020).

- ¿Qué hicieron los protagonistas del libro para ser catalogados de monstruos?

“Se los catalogó así en una lista de unos cien que se estimaron como tales, aunque algunos de los protagonistas de la Primera República no fueron incluidos dentro de ese catálogo. Cuatro eran americanos y cuatro españoles. Los americanos eran tres venezolanos y un chileno. Fueron escogidos algunos por su papel significativo en la Primera República y otros por su contribución al descubrimiento de alguna de las conspiraciones contra ella”.

- ¿Qué personaje de los ocho destacaría y por qué?

“Señalaría a dos que ocuparon un papel crucial en la Primera República, el natural de San José de los Tiznados Juan Germán Roscio, el ideólogo por excelencia de la revolución, y el chileno José Cortés de Madariaga, que jugó un papel decisivo desde los primeros movimientos rupturistas que condujeron a la Junta Suprema de Caracas. El primero creó el cuerpo doctrinal que dio lugar a la primera constitución y el segundo defendió el constitucionalismo liberal y federal que defendió a lo largo de toda su vida”.

- Son los monstruos de Domingo Monteverde, ¿quién fue Monteverde?

“Domingo Monteverde fue un marino canario, originario de La Laguna, perteneciente a la élite insular, primo de los Rivas, significativos dirigentes de la revolución como José Félix y dos de sus hermanos tíos políticos de Bolívar a los que dio el pasaporte para salir del país al igual que hizo con su sobrino político, bisnieto como ellos y como Agustín de Betancourt, el célebre ingeniero ilustrado, del capitán general de Venezuela Marcos Castro Betancourt. Intervino como marino en la célebre batalla de Trafalgar. Al desembarcar en Venezuela logró aunar todos los sectores sociales y políticos contrarios a la Primera República y derrotarla. Una vez derrotada se autoproclamó Capitán General de Venezuela, habiéndose visto obligados la Regencia y las Cortes de Cádiz a aceptar esa imposición. Firmó la capitulación con Francisco de Miranda, pero no la cumplió. Gobernó con una junta alternativa al margen de los poderes constitucionales, que trataron de limitar su ejercicio omnímodo del poder, cuya cabeza más visible fue el dominicano José Francisco de Herencia, regente de la Audiencia de Caracas”
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– El libro cuenta con fuentes inéditas ¿cuál destacaría?

“Por un lado, junto con los procesos de los ocho dirigentes y documentos de Monteverde sobre los detenidos, cuento con el diario de José Cortés de Madariaga de su viaje hasta Bogotá para negociar con la Junta de Bogotá, que es excepcional por el análisis que hace de las élites de los territorios que visitó en un momento clave anterior a la declaración de independencia y que acaban con muchos tópicos que hasta entonces se tenían sobre el papel de algunas de ellas como las de Mérida, Trujillo o Barinas y que se complementan con su correspondencia con Juan Germán Roscio y de éste con el marqués del Toro. Una documentación totalmente inédita que se complementa con los informes de los desterrados a la Regencia y las Cortes de Cádiz, los procedimientos y resoluciones, la fuga de los cuatro americanos a Gibraltar y su devolución por su gobernador y las gestiones que condujeron a su liberación y lo acaecido con los cuatro peninsulares”.

– ¿Quiénes eran los monstruos penínsulares?

“Se puede apreciar que en el caso del gaditano Isnardi se debió a su papel como secretario del congreso y director de su órgano de prensa, la Gaceta de Caracas; en el de Mires Ruiz por haber contribuido a abortar la llamada conspiración de los Linares, una familia de comerciantes cántabros, y en el de Varona por traidor y descubridor de la llamada asonada de la Sábana del Teque también llamada rebelión de los isleños que fue cruelmente reprimida con ejecuciones de canarios por la Primera República”.

- Se tacha el gobierno de Monteverde de despótico.

“Monteverde se valió de los canarios de clase baja para tratar de erigir un nuevo orden que sustituyese al que había hegemonizado la élite mantuana que en su gran mayoría había apoyado la causa republicana. Les dio algunas prebendas y cargos y se valió de ellos para edificar un nuevo proyecto político que en cierto sentido fue despótico ya que trataba de desconocer el orden constitucional”.

- ¿Y su auge y caída?

“Apenas aguantó un año cuando los ejércitos de Bolívar, procedentes de Colombia en la llamada campaña admirable con su célebre decreto de Guerra a Muerte lograron desmantelar su gobierno. Quedó gravemente herido y tuvo que ir a Trinidad. En apenas un año las tropas de Bolívar ocuparon Caracas, pero tampoco la Segunda República logró imponer su hegemonía porque unos años después la llamada guerra social de los llaneros, dirigidos por Boves y Morales, llevaron a Bolívar al exilio y a una segunda guerra a muerte donde el odio social y étnico se exacerbó hasta niveles considerables”.

- ¿Qué lecciones puede sacar el lector de este libro?

“Ejemplifican como el despotismo quiso edificarse en abierta contradicción con el régimen liberal, pero también demuestra las dificultades de construir un régimen democrático en una sociedad hegemonizada por una oligarquía con pretensiones y con unas élites locales con puntos de vista no precisamente coincidentes”.

Saludos, nubes oscuras nos impiden ver, desde este lado del ordenador

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