Los lenguas cortadas, una novela de Cirilo Leal

Hace dos años se publicó el trabajo Bereberes contra Roma. Insurrecciones indígenas en el norte de África y el poblamiento de las islas Canarias, un trabajo de Alicia García García y Antonio Tejera Gaspar que proponía una apasionante mirada sobre el arribo de los primeros pobladores al archipiélago y volumen que rendía homenaje a Juan Álvarez Delgado, uno de los primeros autores que escribió sobre el descubrimiento y poblamiento de Canarias.

El libro, como era de esperar, suscitó el interés necesario para que el debate sobre el pasado de las islas volviera a ponerse de actualidad aunque el asunto terminó por diluirse con el transcurrir de los años, reapareciendo de tanto en tanto con intermitencias porque es un asunto que despierta la curiosidad y contribuye a alimentar una identidad regional que no termina de configurarse en las islas.

Éste, sin embargo, no es el sitio ni el lugar para reflexionar cómo nos tomamos estos mensajes. La información que nos proporcionan volúmenes como el de García García y Tejera Gaspar ayudan en todo caso a que el debate reaparezca por muy poco que se mantenga en el tiempo lo que se agradece porque al menos está ahí aunque como se dijo sea con intermitencias.

Apoyándose en las teorías que planteaba Bereberes contra Roma se publica ahora Los lenguas cortadas, del escritor y dramaturgo Cirilo Leal, una novela que plantea una ficción sobre el probable poblamiento de Canarias por pueblos del norte de África sometidos al yugo romano con intenciones en las que nadie se pone todavía de acuerdo, barajándose distintas teorías que especulan sobre las razones que pudieron llevar al Imperio a dejar en las islas a hombres y mujeres que más tarde serían olvidados con el transcurso de los años y de los siglos.

Los lenguas cortadas
no se trata, pues, de un tratado de Historia en el sentido estricto de la palabra sino de una novela en la que actúan varios personajes en dos tramas temporales. Una se desarrolla en la actualidad y está protagonizada por un joven periodista que intenta escribir el guión de un documental sobre “nuestro pasado” y el otro se ambienta en la antigüedad, cuando Roma aplastaba a las tribus norteafricana que se habían puesto en pie de guerra contra ella. En esta sección destaca Libio y Cornelius, el líder norteafricano y el soldado romano, respectivamente. Este último tiene el objetivo de acabar con la guerrilla que ha humillado a Roma y de paso dar una lección a todos los que sobrevivieron de aquella guerra. Así, se explica que los supervivientes del contraataque romano fueron enviados a un archipiélago muy próximo a África pero con el paso de los meses y de los años se olvidaron de todos ellos.

Antes de ser embarcados a tierra desconocida, Cornelius ordena que se les corte la lengua a cada uno de los cautivos para que no puedan vanagloriarse de haber vencido en batalla a las por aquel entonces invencibles legiones romanas.

Los lenguajes cortadas
cuenta además con un interesante prólogo de Antonio Tejera Gaspar, en el que habla sobre los Manuscritos perdidos sobre la primera Historia de Canaria y un epílogo que firma el mismo Tejera bajo el título de Las gentes de las lenguas cortadas en el poblamiento de las Islas Canarias un atractivo y divulgativo ensayo en el que estudia quiénes fueron, si fueron, los lenguas cortadas.

La novela se complementa así con estos dos importantes pilares, pilares que respaldan a la ficción que plantea Cirilo Leal, escritor que aprovecha la primera parte, la que protagoniza la joven periodista que va detrás de un libro sin inicio ni fin que se encontraba –se dice– en la catedral de Santa Ana frente a la hostilidad de los productores que no terminan de ver los beneficios y resultados de un trabajo que solo pretende arrojar algo de luz sobre el pasado de Canarias.

“- ¿Qué tiene que ver la ley de memoria histórica con los guanches? ¿Quién se traga eso?

La cuestión es: ¿qué futuro pensamos dejar a nuestros antepasados –vibra el teléfono de mesa y el productor se sobresalta–. Mira, hablando del rey de Roma. –Ensayando un tono afable– Sí, dígame… Le escucho, le estoy escuchando, pero sería tan amable de decirle a la señora guionista qué coño es eso de la Fuente Madre –pasándole el teléfono a Paloma.

Se introduce en esta parte otra historia. Se trata del relato de una maestra republicana que está basado en hechos reales y que pone los pelos de punta como ponen los pelos de punta todas las historias que abordan las tragedias de la Guerra Civil y de la Guerra Civil en Canarias.

El tono se vuelve aventurero cuando se descubre, ¿qué es lo que se descubre?, lo que se denomina Fuente Madre y la historia que narra en sus páginas. Se trata de un relato ficticio, fruto de la imaginación de Cirilo Leal como es la primera mitad, pero llena de acción trepidante en la que se narra la lucha de Libio y los suyos contra el poder de Roma, que encarna Cornelius y sus huestes.

Los lenguas cortadas
propone así dos historias que brotan de un mismo árbol y la cosa funciona pese al balbuceo que en ocasiones salpica el texto probablemente porque se trata de la primera novela que firma Cirilo Leal, quien ha escrito teatro y realizado una elogiable actividad periodística recogiendo la memoria de “nuestros” ancianos para mostrar un pasado contado en primera persona.

Los lenguas cortadas cuenta con imágenes de Miguel González Rodríguez (portada), Martín&Sicilia (interior) y Hugo Pitti (contraportada).

¿Conclusión? Pues que como todos los libros que edita Juan Francisco Delgado Gómez se trata de una edición cuidada y accesible que, se esté o no de acuerdo con lo que se aventura a proponer, sí que pone de manifiesto el afinado ojo comercial que tiene el editor para vender esta clase de productos literarios.

Saludos, aún lengua, desde este lado del ordenador

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