Los escritores canarios y el mar

Por Cecilia Domínguez Luis

«Si la isla se define en función del mar, resulta que sin el mar no existirían las islas y no existiríamos los canarios como tales; de modo que el mar es quien nos da a nosotros nuestra identidad, y si somos en la actualidad lo que somos, se lo debemos al mar, que nos trae aquello que nos destruye, pero también aquello por lo que confirmamos nuestra existencia. Y, muchas veces el mar, cuando nos trae aquello que no nos gusta, está haciendo por nuestra personalidad más que si nos trajera aquello que nos agrada siempre.» Palabras textuales de Pedro García Cabrera, en una entrevista que le hice por los años 70.

¿Por qué las traigo ahora a colación? Pues porque me llamó mucho la atención el que una serie de escritores, principalmente poetas canarios actuales, dadas sus declaraciones y también sus omisiones, parece que le han vuelto a dar la espalada al mar. ¿ O esa ha sido siempre su postura?

He dicho “le han vuelto” porque, si por lo que han afirmado o corroborado con su silencio, lo único que les interesa es su isla y cómo y qué se escribe de ella, – las rocas, la tierra y el hombre que las trabaja, la vegetación, los frutos, el cielo…- y consideran al mar como un elemento casi enemigo al que no quieren alabar ni defender, recuerdan a los poetas regionalistas laguneros (muy insularistas ellos también), que sólo cantaban a su Vega, al Teide (de vez en cuando), a las casas con buganvillas. a sus calles mojadas por la lluvia etc… Poetas, escritores que, a pesar de vivir en una isla, no han interiorizado el paisaje del mar, ni siquiera para desprenderse de sus condicionantes.

Afirmaciones como que el canario – en este caso me imagino que se referirían a escritores o artistas- no quiere saber nada del mar o lo considera, prácticamente un enemigo, ya de por si me parecen un tanto atrevidas.

Pero ocurre. Y de pronto, de un palmetazo, han echado por tierra a autores, no digo ya Antonio de Viana que con su mito de Dácil revalorizó el mar ( Incierto mar, no sé si es bien que crea/que atesoras el bien de mi esperanza…), sino a toda la pléyade de Modernistas :Tomás Morales, y su El mar: el gran amigo de mis sueños, el fuerte…,o Hermano mar: tú cuidarás mi vida… de Alonso Quesada, o Ola mansa, hola humilde,/ola de la ribera…de Saulo Torón, entre otros. Qué decir de Gaceta de Arte y componentes como Pérez Minik y la condición del insular, de Agustín Espinosa que escribe cosas como esta ¿Qué sueña el mar en estos amaneceres de agosto para que su canto sea tan tierno… en su obra Crimen, o de Domingo López Torres y su Diario de un sol de Verano o el reivindicativo Pedro García Cabrera, que iba a buscar en el mar naranjas libertarias, o de Manuel Padorno y su luz en el mar de Las Cantera etc… Y no solo eso, qué decir de artistas plásticos, como Néstor de la Torre, Juan Ismael, Guezala, Pedro González, Juan José Gil o Gonzalo González y muchos más que han tenido el mar como uno de sus principales motivos.

Se me dirá que esas son interpretaciones de la isla que ya no son válidas, al menos para ellos. Y a lo mejor es así, y yo estoy totalmente “fuera de onda”. Pero el mar está ahí, aunque le vuelvan la espalda, conformando la isla y conformándonos a nosotros mismos, nos guste o no.

Que eso lo quieran ignorar me parece una postura tan respetable como otra, pero de eso a decir que los únicos que alaban el mar son gente de la meseta, porque no conocen lo peligroso que puede ser y por eso lo añoran, ya me parece demasiado. Si, como dicen, todo el paisaje- el que vivimos, claro- se interioriza, me pregunto cómo interiorizarán el mar escritores que no lo conocen.

En fin, ahora que estamos en la época de negarlo todo, a lo mejor resulta que está surgiendo (o resurgiendo) un nuevo movimiento literario y artístico, de espaldas al océano, y no me he enterado.

Saludos, mil gracias, Cecilia, deste este lado del ordenador

Escribe una respuesta