Mi padre, el pornógrafo, unas memorias del subsuelo de Chriss Offutt

Uno de los descubrimientos literarios de este año fue el escritor Chris Offutt y su novela Noche cerrada (Sajalín, 2020), ya nos hicimos eco de su impacto en estas mismas páginas, elogios que no me canso de repetir porque se trata de un escritor extraño, raro, uno de esos infames que desprecia la crítica servil y acomodada pero que adoran los buscadores de rarezas escritas con verdad, esas que no mienten al lector.

La editorial Malas tierras había publicado en 2016 un libro de Offutt que se apartaba de la ficción y que el escritor había escrito hacia tres años antes como un acto de exorcismo. El libro, que había reunido en torno al mismo a una legión de seguidores, se trataba más que de unas memorias de un retrato del padre del escritor, Andrew Offutt, escritor como su hijo aunque su literatura se hubiera decantado en favor de la novela popular, de kiosco, lo que en los Estados Unidos de Norteamérica se conoce como literatura pulp y que abarcaba en ediciones baratas todo tipo de géneros. Las había fantásticas, policíacas, de misterio, aventuras, de ciencia ficción. Andrew Offutt destacó en este último género donde llegó a alcanzar un éxito meridiano ya que fue más un amanuense de relatos y novelas que un autor. Como la ciencia ficción no daba suficiente dinero para mantener a su familia y a sus amantes, el padre de Chris apostó por la literatura erótica y de ahí a la pornográfica, géneros para los que escribió numerosos libros utilizando infinidad de pseudónimos.

Mi padre, el pornógrafo no es así una novela ya que no tiene nada de ficción y sí se trata de un retrato sincero de un hombre que, a tenor de lo que escribe su hijo, no fue ni buen ni mal padre.

La relación que mantuvo con él y con su madre forma el grueso de una obra que no va a dejar indiferente a nadie y al mismo tiempo que ofrece pinceladas sobre el modus vivendi de un escritor de novelas baratas, profundiza en el deseo de un hijo que quiere encontrar lecciones de quién fue su progenitor. Entre otras, que él también se convirtiera en escritor solo que en otra clase de escritor.

El libro narra paralelamente el proceso de transformación de Chris Offutt primero como hijo y más tarde como adulto que intenta abrirse paso en el mundo de las letras antes el desprecio del padre, e indaga en las relaciones extrañas y cuajadas de crueldad que su padre mantuvo a lo largo de su vida con el mayor de la familia Offutt. En ningún caso, si embargo, se juzga al padre. El escritor solo describe hechos y deja que el lector dicte su veredicto. Una sabia decisión porque en ningún momento hay reproches hacia el padre y, por otro lado, sí que una interesante reflexión sobre el proceso de creación literaria.

Para escribir este libro y acercarse a la mentalidad de un hombre con el que convivió tanto tiempo y que sin embargo apenas conoció, Chris Offutt rebuscó en el archivo personal de su padre. Leyó cartas, manejó documentos para hacerse una idea de quién fue Andrew Offutt. El resultado de esta investigación en la que el narrador se desnuda también ante el lector lo encuentran en Mi padre, el pornógrafo, uno de esos títulos a tener en cuenta para aceptar de una vez por todas que las familias por muy opuestas y diferentes que sean sí que son semejante en algunas cosas, y son los vínculos entre padres e hijos. Vínculos que Chris Offutt encontró cuando comenzó a escribir un libro en el que narra una infancia solitaria porque su padre se pasaba la mayor parte del tiempo escribiendo y asistiendo a convenciones donde además de promocionar sus libros siempre ligaba con alguna de las asistentes.

La novela cuenta al final con un apéndice donde Chris Offutt recupera la copiosísima producción literaria de su padre. La ordena cronológicamente lo que da una idea de las ambiciones que mantuvo en vida a medida que escribía más y más. Como autor de novelas pornográficas, advierte el hijo, siempre escribió historias heterosexuales, algunas de las cuales tienen algún interés a tenor de lo que piensa el autor de estos recuerdos sobre su padre. Un personaje que describe con sus grandezas, que las tuvo, y también sus miserias. El caso, sugiere Chris Offutt es que observarlo encerrado en su mundo, metido en sus propias fantasías quizá significó el empuje definitivo que lo llevó a escribir otra clase de libros. Leyendo sus páginas uno puede incluso encontrar un puñado de razones que explican el universo cerrado que, años más tarde Offutt hijo volcaría en Noche cerrada, esa fantástica novela rural que publicó Sajalín en 2020 y en la que se plantea el retrato de un hombre que solo quiere vivir en paz.

Saludos, la vida te da sorpresas, desde este lado del ordenador

Escribe una respuesta