Los olvidados: Francisco García Pavón

Francisco García Pavón alcanzó el éxito literario en la España de los años setenta con la serie de novelas y cuentos en los que Manuel González, más conocido como Plinio, es su protagonista. Plinio es jefe de la Policía Municipal de Tomelloso (Ciudad Real) y junto a su leal don Lotario, se encarga de resolver casos que suceden en su entorno y alrededores con la misma sagacidad del inspector Maigret solo que con la simpática cachazapero también obstinada capacidad deductiva de un castellano, castellano de verdad.

Desde su aparición, las aventuras de Plinio ocupan un espacio privilegiado en la novela policíaca escrita en español y más concretamente en España, donde es un claro antecedente de los que vendría después: el Carvalho de Vázquez Montalbán; el sargento Bevilacqua de Lorenzo Silva y el Toni Romano, de Juan Madrid por citar solo a algunos de los más conocidos.

Pero no solo de Plinio escribió García Pavón, un escritor que se movía admirablemente en la geografía del cuento donde, junto a otros compañeros de viaje es uno de los representantes más aventajados en un género que, editorialmente, no siempre ha sido mirado en España con la obligación que se merece.

Entre los libros que destacaría del escritor se encuentra los que reúne en la trilogía de la Guerra Civil, que forman de manera independiente lo libros Cuentos republicanos, Los liberales y Los nacionales. Este último, un significativo trabajo en el que su autor recrea en una serie de historias muy cortas pero acertadamente cinceladas, sobre el día después de la victoria del ejército nacional en 1939 o bien desarrollando relatos que transcurren ese mismo año pero tras haber estallado la paz, como diría Gironella. Nos encontramos en este aspecto con páginas que describen un país que, tras tres largos años de guerra, mira una mitad con recelo al vencedor y la otra con sospecha y entusiasmo por la revancha al vencido.

Esta atmósfera de miedo se palpa en las historias que García Pavón desgrana en un libro que, no entiendo la razón, ha pasado desapercibido dentro de la gran literatura española escrita sobre aquella guerra que sacó lo peor pero también lo mejor de nosotros mismos. Por ello, estas líneas están inspiradas en reivindicar un libro y un autor con todas sus letras que fue de los primeros en transmitir a sus lectores una perspectiva de reconciliación entre las dos mitades de un país que, mucho me temo, todavía sigue con ganas de partirse la cara.

Llegué como era natural a las obras de Francisco García Pavón leyendo sus novelas de Plinio. El descubrimiento de Los nacionales fue tardío y, confieso, con cierta inquietud ya que no sabía muy bien lo que podía deparar un escritor al que me había acostumbrado por sus relatos policiales, por sus historias costumbristas a las que aplicaba el barniz de lo policial. No imaginaba que también cultivara otros géneros y que resultara tan rematadamente bueno en un territorio tan difícil como es el cuento, y más cuando se trata de cuentos tan cortos. En el caso de García Pavón, de tan solo tres o cuatro páginas. Páginas, sea dicho de paso que son suficientes para narrar situaciones que trascienden la anécdota y en las que muestra lo que es capaz de hacer el hombre en situaciones de tanto riesgo intelectual y emocional como son las que describe en Los nacionales.

El libro está divido en dos partes. La primera se desarrolla mayoritariamente en Tomelloso, que fue la localidad natal del escritor, y la segunda en Madrid, que fue la ciudad donde vivió la otra mitad de su vida. Estas dos unidades cuentan más o menos historias desiguales donde prima el miedo de los vencidos y la revancha de los vencedores pero son relatos también en los que se cuela voluntad de paz, piedad y perdón.

Resulta muy difícil escoger algunas de las historias ya que todas son muy buenas, y no solo por las situaciones que plantea y los problemas morales que saca a relucir sino porque en todo estos cuentos se concluye la imposibilidad de construir un país si no hay voluntad de tender la mano a quien ayer fue tu peor enemigo.

Por encima de todas las cosas, por encima de lo que cuente, de lo que muestre y de lo que denuncie, que también, estos cuentos están además muy bien escritos. Tanto, que invitan a que sean leídos en voz alta para degustar la fuerza de sus frases y de sus palabras. El talento que tuvo García Pavón para saber contar lo que contaba.

A la espera de que alguien se atreva a rescatarlo de la oscuridad, me refiero a su trilogía de la Guerra Civil y no a las aventuras de Plinio que de tanto en tanto se reeditan, aconsejaría a los interesados a que busquen obras del escritor en librerías de viejo y de ocasión. Sobre todo porque no hay cosa más grata en la república de las letras que la de recuperar del olvido escritores que, con el fuste de Francisco García Pavón, permanecen no sabe uno bien por qué, en el más absoluto de los olvidos.

Saludos, reivindicación, desde este lado del ordenador

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