Catorce años al pie de cañón

El Escobillón cumple 14 años y sin saber todavía si este su blog es mi amoooor, sí que les animo a sumarse con nosotros al nuevo aniversario de una bitácora que inició sus pasos por sugerencia de Carmen Ruano, por aquel entonces directora de La Opinión de Tenerife y por el respaldo que desde su nacimiento he sentido que me transmitían la mayoría de los despistados que daban con nuestro sitio en el gigantesco océano que es la red.

Todos los años nos hacemos el firme propósito de actualizar el blog, de cambiar su diseño porque, como me dice un amigo, el blog parece que está varado en una cápsula del tiempo. Es decir, que es más jurásico que de nuestros agitados tiempos. Conste en acta así que estudiamos en un futuro que espero que no sea muy largo cambiar el traje (¿del emperador?) a esta bitácora que a veces se extravía y otras piensa que ha tomado el camino correcto. De momento, y eso es verdad, somos los únicos y mucho me hace sospechar que los últimos que seguimos y seguiremos cuestionando las políticas culturales que desarrollan los responsables que dirigen la cosa pública en el archipiélago canario, hoy noticia de alcance por la desgraciada erupción del volcán en La Palma.

Nuestra solidaridad y modesto apoyo a los que viven en la isla Bonita. Siento una sensación extraña observando cómo la lava corre cuesta abajo quemando todo a su alrededor. Quédense con lo escrito: “cómo la lava corre cuesta abajo quemando todo a su alrededor”, es cómo si las erupciones de ahora me hubieran despejado las ideas porque me enseñan que el territorio que habito es volcánico. Y por lo tanto inestable cada cierto tiempo. Recuerdo así vagamente la erupción del Teneguía, también en La Palma, por aquellas imágenes en blanco y negro que exhibía la televisión de aquel entonces. La de un solo canal en Canarias.

El caso es que El Escobillón cumple y celebra desde ayer 14 años al pie del cañón. Y me entra un vértigo enorme y siento mariposas en el estómago si hago balance de todo el tiempo que le hemos dedicado a este su blog sin recibir nada a cambio. Bueno, a veces el disgusto de políticos que (dicen) ejercen políticas culturales y la rabieta de muchos de sus responsables de comunicación que, de una u otra manera, intentaron si no silenciarnos sí que invitarnos a qué observáramos las cosas de otra manera… No digo nombres más por pudor que por respeto. El caso es que aquí seguimos aunque como siempre no garanticemos que estemos en el 2022 que ya está prácticamente a la vuelta de la esquina.

Desde El Escobillón nos sentimos felices (esa es la palabra) porque a nuestra manera hemos marcado tendencia. Lo comprobamos con el surgimiento de otros blogs que siguen más o menos nuestra estela aunque de momento no haya aparecido ninguno que meta (como hacemos nosotros a veces) el dedo en la llaga de las instituciones públicas. Que cuestionen y también reconozcan (cuando procede) el trabajo que hacen.

Son ya muchos años al pie de cañón. A veces con desesperación y otras con mucho entusiasmo. Las cicatrices que cruzan nuestro cuerpo después de todo este tiempo son variadas pero creemos que la mayoría se han cerrado como tenían que cerrarse. Es decir, hemos procurado que ninguna quedara abierta porque no merece la pena seguir arrastrando la misma cruz.

Y eso es todo, de momento.

Y un compromiso:

cuando acabe todo esto, cuando la pandemia solo sea un fatal recuerdo y las erupciones lo más cercano a una pesadilla, celebraremos la gran fiesta escobillonera que nos pide el cuerpo.

Mientras tanto, tranquilidad y buenos alimentos.

Muchas gracias a todos, todas y todes por estar ahí.

Saludos, cumpleaños feliz, desde este lado del ordenador

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