El italiano, una novela de Arturo Pérez Reverte

Primero periodista que escritor, el éxito de ventas de sus novelas ha elevado a Arturo Pérez Reverte al panteón de los narradores que venden más libros dentro y fuera de España y a que viva de lo que produce su imaginación.

Paralelamente, y no contento con eso, Pérez Reverte es un activo militante de las redes sociales, en concreto de twitter, donde suele provocar debates encendidos porque, como le pasa a la mayoría de los escritores que pueden vivir de lo que escriben, no tiene lectores indiferentes sino aquellos que disfrutan o desprecian su literatura. En este sentido, es prácticamente imposible encontrar lectores de sus libros que no se encuentran en una u otra orilla.

En contra de muchos, no he leído aún la serie de novelas que catapultó a la fama al escritor y periodista español, Alatriste, pero sí otras novelas que ha ido escribiendo tras la arrolladora popularidad que obtuvo con la saga de su viejo soldado al servicio del imperio español. En especial en los últimos tiempo, donde aprecio a un escritor más seguro de sí mismo, tan seguro de sí mismo que, me parece, escribe ahora las novelas que quiere.

Tras la trilogía dedicada a Falcó, agente secreto al servicio de los nacionales durante nuestra cruenta Guerra Civil, Reverte se atrevió a novelizar un episodio de aquel conflicto bélico, la batalla del Ebro, en Línea de fuego, una monumental y ambiciosa novela bélica con todas sus letras en la que Pérez Reverte, recreando un episodio ficticio de aquella batalla, intenta mostrar a los hombres y mujeres que combatieron en las dos trincheras con rasgos humanos y agradecida objetividad. Lo que le importaba al escritor en este libro no era entonces el análisis de cómo las ideologías pueden enloquecer a hunos como a hotros (recordando a Unamuno) sino los hombres y mujeres que se encuentran más allá de sus creencias políticas. Y el invento funciona porque a través de una serie de personajes que combaten a un lado y al otro del campo de batalla, el retrato final de todos ellos es el de unos hombres y mujeres que no son marionetas aunque presten servicio a una causa que se les escapa.

La guerra, un tema en el que suele insistir el escritor en la mayoría de sus libros, vuelve a aparecer en El italiano, de momento su última novela, un libro a mi juicio de los mejores que he leído de su autor no solo por sacar de las sombras a un valeroso grupo de combate italiano durante la II Guerra Mundial del que apenas se sabía nada sino por los personajes que presenta, todos ellos de una pieza, inevitablemente Reverte.

Se escribe Reverte porque tanto los hombres y mujeres que aparecen en esta novela, una novela bélica, sí, pero también una novela sobre el amor, forman parte del universo masculino y femenino del escritor. Sus héroes son así soldados que combate por su patria, con independencia de que su patria sea gobernada por fascistas, y mujeres –en este caso una española– con un gran corazón y valor para enfrentarse a cualquier circunstancia por el hombre que ama.

De fondo, un escenario bélico no demasiado tratado en la literatura bélica y mucho menos en la española de guerra como son las operaciones submarinas que un grupo de buzos italianos desarrollaron entre 1942 y 1943 en distintos puntos del frente. En la novela, en Gibraltar, La Roca, ese bastión que se encuentra en suelo peninsular y que aún pertenece al Reino Unido.

El italiano está narrado desde dos puntos de vista. El principal, por llamarlo de alguna manera, relata las hazañas de los buzos y también la historia de amor que cruza la vida y los destinos de uno de ellos con una valerosa mujer española. El segundo, sigue la investigación periodística que emprende el mismo Pérez Reverte buscando información sobre estas unidades de combate submarinas italianas así como testimonios de los supervivientes.

El italiano recuerda además el heroísmo de ese grupo de buzos casi suicidas italianos que bajo el agua lograron hundir e inutilizar varios barcos (petroleros y de guerra) que estaban anclados en Gibraltar. Se trata así de una novela en la que el enemigo es el británico y no el italiano, pero también de una novela de Pérez Reverte, lo que quiere decir que incluso el enemigo tiene honor dentro de sus entrañas.

Los italianos son retratados como soldados profesionales, hombres de una pieza, como si el escritor español quisiera decirle al lector que no fueron tan cobardes como creen algunos ya que contaron con unidades que, como la de estos submarinistas, fueron capaces de enfrentarse al enemigo en el peor de los escenarios posibles.

El italiano es también, como se ha dicho, una vibrante novela de amor. El amor entre una española que perdió a su esposo tras hundirse el barco que gobernada por los británicos en un desafortunado encuentro que ahora se denominaría de daño colateral, y uno de los italianos que forma parte de esa unidad de élite que hace la guerra desde Algeciras con el fin de convertir Gibraltar en un infierno. Gibraltar, la no tan inexpugnable fortaleza natural británica con la que se controla la entrada y la salida del mar Mediterráneo.

Todos estos elementos, el bélico y el romántico, muy bien llevado por un escritor que conoce y maneja muy bien las herramientas de la literatura de aventuras y un escritor para el que no existen ni buenos ni malos sino buenos y malos profesionales. En El italiano hombres y mujeres que quizá combatieron en el bando equivocado pero no por ello sin entusiasmo para amar en tiempos de guerra.

La novela, como la mayoría de las novelas, de Pérez Reverte, se lee de un tirón. Tanto, que al final deja un extraño sabor en la boca, casi como si el autor de la serie Alatriste presentara un retrato más próximo al universo cinematográfico de Howard Hawks, quien articulaba sus filmes con unas constantes (inquebrantable camaradería masculina, mujeres con carácter muy fuerte) que ahora recoge el escritor español para contar un relato que imagino en blanco y negro.

Saludos, ciao, desde este lado del ordenador

One Response to “El italiano, una novela de Arturo Pérez Reverte”

  1. Kunoichi Says:

    La reseña es excelente. En Inglés diría lo siguiente: “You have not lost your edge.”

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