El Wendigo de las estrellas, una novela de Ángel Marr

Ángel Marr, nombre de guerra tras el que se encuentra el escritor, dibujante y guionista Ángel Marrero, es uno de los casos más singulares que han aparecido en los últimos tiempos en la renovada literatura canaria. Cuenta en su haber con varias novelas que podrían considerarse interesantes aproximaciones al universo lovecraftiano con ligero acento canario. De hecho, dos de estas historias se desarrollan en Tenerife (La extraordinaria narración de Peter Pendulum y El vampiro de la puñeta) mientras que las otras se tratan de variaciones sobre los mitos de Cthulhu espolvoreados con algo de Edgar Allan Poe, Ambrose Bierce y sobre todo Washington Irving.

El wendigo de las estrellas (Ediciones Idea, 2021) se desarrolla en algún lugar de la frontera del territorio de los grandes lagos norteamericanos durante el siglo XVIII. Se trata, de momento, de su libro más reciente y, como el resto, está escrito e incluye ilustraciones del propio Ángel Marrero.

Al margen de sus historias fantásticas, teñidas casi siempre de humor socarrón, Ángel Marrero es autor de El leviatán chasqueado y La amenaza de Albión, su peculiar versión, muy ajustada a la verdad histórica, de la batalla que se libró en Santa Cruz de Tenerife a finales del XVIII, cuando una escuadra al mando del por aquel entonces contralmirante Horacio Nelson intentó hacerse con la plaza con resultados frustrantes para el marino británico ya que además de ser derrotado perdió uno de sus brazos.

El wendigo de la estrellas es una novela cien por cien de Ángel Marrero, un escritor que continúa siendo fiel a un género, el fantástico, que conoce bastante bien. Se debe a su cultura literaria, sobre todo anglosajona, que sus historias parezcan las mismas solo que narradas en distintos escenarios. En el caso que ahora nos ocupa, la región de los grandes lagos, en aquel tiempo territorio infestado de indios salvajes y tramperos que negociaban con esas tribus para regresar a la civilización cargados de pieles de castor.

Marrero presenta a los tres protagonistas, dos tramperos que personifica en el viejo Guy y Will Mataosos y Piojo Rojo, un indio que les sirve de guía por aquellas tierras. A medida que se van adentrando en los bosques comenzarán a toparse con situaciones extraordinarias y más extrañas de lo que parecen, y con una factoría y un poblado indio vacíos, sin nadie viviendo en sus tiendas ni trabajando por los alrededores.

El misterio se irá acrecentando a medida que caminan por aquellas montañas, sobre todo cuando empiezan a sospechar que no están solos en territorio tan aislado y, probablemente, desconocido hasta ese entonces por los blancos que forman la pequeña expedición de Will y Guy.

Ángel Marrero conoce los resortes del género y da lo que promete: una buena ración de inquietud que va en progreso a medida que se suceden las páginas. Se nota la profunda cultura que tiene el escritor e ilustrador del fantástico más fantástico que fue el que se escribió a lo largo del siglo XVIII, sobre todo en una Norteamérica que no soñaba por aquel entonces en su independencia. También el gusto que siente por una época a la que H.P. Lovecraft le hubiera gustado vivir (no sé yo si Ángel Marr) como fue el XVIII. De hecho, la literatura de Lovecraft está muy marcada por ese periodo de la Historia. Y no solo por los huracanes de la Historia que derribaban y ponían tiranos casi al mismo tiempo, sino por sus costumbres y el trato con los demás.

Ángel Marr filtra muchos de los elementos que hacen avanzar la literatura del autor de Las montañas de la locura aunque el escritor canario acelera la acción en una novela que no llega a las 150 páginas.

Se trata El wendigo de las estrellas de un atractivo divertimento que coloca de paso a su escritor, Ángel Marrero, en el grupo de narradores que tras la muerte de su sumo sacerdote, H.P. Lovecraft, han continuado explotando su panteón de otros dioses en una serie de novelas y cuentos que si tienen algo en común es su adoración por los mitos de Cthulhu. El caso de la novela de Marr, más próximo a otra leyenda que recoge la gran tradición norteamericana, el wendigo.

El relato cuenta además con muchos guiños para lectores iniciados en el universo lovecraftiano, como es el descubrimiento y posterior lectura de la Crónica de Dupree, en la que se explica dentro de la novela qué fue lo que acabó con todos los miembros de la factoría y de los habitantes del poblado indio que se encontraba a pocos kilómetros de éste.

Se trata en definitiva de un libro interesante y atractivo para aficionado al círculo Lovecraft. De hecho, creo que al mismísimo Lovecraft le hubiera encantado la continuidad que propone Ángel Marr propone de sus relatos a través de estas novelas fantásticas. Pequeñas y deliciosas perlas cultivadas que, se reitera, convierte a su autor en una especie de rara avis no solo en las letras que en la actualidad se escriben en “estas islas de plácida ignorancia” sino también en las que se escriben más allá de sus fronteras. Creo que a Lovecraft le gustarían las novelas de Ángell Marr, un espíritu libre . Un escritor que sabe contar historias.

Saludos, brilla un sol frío, desde este lado del ordenador

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