Mil novecientos 75, una novela de Miguel Ángel Contreras Betancor

Miguel Ángel Contreras Betancor es un tipo grande, y como todos los tipos grandes tiene un gran corazón. Y eso que se trata de un escritor que con su última novela, Mil novecientos 75, se adentra en las siempre turbias aguas de la literatura negra y criminal. Más si lleva acento canario, ya que se trata de un género que está viviendo en los últimos años un momento más que excelente a este lado siempre agitado del Atlántico.

Se trata Mil novecientos 75 de una novela corta, eso que los franceses llaman nouvelle y que no termina de despegar en el mercado editorial español. No llega así el libro que está editado por Nectarina en su nueva colección 44 Magnum, dedicado al policial, a las cien páginas, aunque lo que contiene y lo que cuenta Contreras Betancor de material no solo para una sino para muchas novelas.

El escritor se inspira en un caso real sucedido aquel año tan importante para España y los españoles en la isla de Gran Canaria: el robo de las joyas de la Virgen del Pino, la patrona de la isla redonda, y caso que nunca se cerró. Es decir, que el misterio permanece en el aire. Miguel Ángel Contreras Betancor pretende con su novela proponer una solución al tiempo que bifurca el relato en varias subtramas con la que toma pulso a la época en la que desarrolla la acción que le sirve para presentar, al mismo tiempo, una galería amplia de personajes que se mueven como pez en el agua en las zonas más oscuras de una capital de provincias como es Las Palmas de Gran Canaria, y una isla que no termina de construirse como una entidad, Gran Canaria, con notable pulso narrativo.

Se aprecia, en este sentido, que el escritor procede de las aguas nunca mansas del periodismo local, por lo que muchas de las cosas que cuenta saben a verdad, aunque la novela vaya más allá de la resolución o no del caso de las joyas robadas a la patrona. Un misterio sin resolver que adquiere en este relato –a medida que se avanza y se dejan atrás algunos de los tiempos muertos que despliega su autor– proporciones casi legendarias.

Este es, por otra parte, el relato de tres perdedores que esperan quitarse de encima la mala suerte que los acompaña en un año, ya se dijo, crucial para este país y en el caso literario para los protagonistas de la novela, dos hombres y una mujer (Carmen, Andrés y Ruso) que se ven envuelto en una trama que no termina de sacudirse de encima el peso de la Historia, de los capítulos más importantes que salpicaron aquel 1975 que vino a terminar con el fallecimiento en la cama de Francisco Franco, el militar que partió de Canarias para formar parte de una guerra que dividió (parece que para siempre) a España en dos mitades irreconciliables para desgracia de los que formamos una tercera que aboga por la paz, la piedad y el perdón.

Mil novecientos 75 se lee bien aunque el escritor abuse en ocasiones de reflexiones que son más bien lagunas oscuras que entorpecen el buen seguimiento de un relato que no quiere olvidar su condición literaria aunque el peso de la historia resulte grave. La acción se mueve así a golpe de reflexiones demasiado alambicadas y muchas veces cogidas con alfileres para narrar unos hechos que marcarán el devenir de los protagonistas de la historia. Personajes que hacen lo posible para continuar a flote en un mundo que cada día se va complicando un poco más. En medio de esta fiesta, de ese año que se nos marcó al rojo vivo, aparece también un grupo terrorista con obvios ecos al MPAIAC, y muchos de los acontecimientos que labraron la madera de la Historia de aquel 1975, como fue la Revolución de los Claveles en Portugal; la larga agonía del general Franco hasta su muerte en noviembre de aquel año y la Marcha Verde, entre otros momentos claves de la vida española.

El libro, que se lee de una sentada, es un buen muestrario de hechos y podría también quedarse como documento en el que la realidad y la ficción se mezclan, sobre un periodo de la Historia de España que supuso un punto y a parte en su devenir como país. De hecho, y es una conclusión que sacamos tras leer esta novela, parece que hoy somos resultado de ese año marcado por las tensiones, por los tiras y aflojas. Por el fin de un mundo (la dictadura franquista) y el comienzo de otro (la democracia) que se materializó bajo la forma de una Transición cuyas luces y sus sombras todavía continúan siendo cuestionados por radicales de medio pelo.

Escribe una respuesta