La cabina, sin José Luis López Vázquez, llega a Santa Cruz de Tenerife

No sé con exactitud la edad que tenía cuando se estrenó en televisión La cabina (Antonio Mercero, 1972) pero sí que recuerdo que la tele era entonces en blanco y negro.

Para un país como fue entonces la España de Franco el estreno de La cabina resultó una grata sorpresa porque 1) por primera vez los telespectadores podían disfrutar de una película que mezclaba con inteligencia española comedia y fantástico y 2) estaba protagonizada por uno de los grandes actores del cine español de todos los tiempos, José Luis López Vázquez.

Recuerdo haber visto La cabina en el salón comedor de casa de mis padres que era donde estaba instalada la televisión. Ahí estábamos todos, mi madre y mi padre y mis hermanos y yo.

Allí aparecía José Luis López Vázquez que de repente se queda encerrado en una cabina de teléfonos de color rojo como rojas deben ser las llamas de infierno. Poco a poco se monta un circo de personas alrededor de aquella cabina con hombre encerrado, y no hay manera de ayudarle a salir por mucho que lo intenten unos y otros. Al final… Bueno al final pasa lo que pasa pero no voy a contarlo no vaya a ser que alguno de ustedes no la haya visto y les fastidie un final que no es lo mejor de este mediometraje pero que tiene su gracia y su eco a Los límites de la realidad en versión española.

Por curiosidad un dato, uno de los guionista de La cabina es José Luis Garci, que por aquel entonces trabajaba de guionista mientra preparaba su salto al largometraje (Asignatura pendiente, 1977). Era autor además de un atractivo trabajo sobre Ray Bradbury, Ray Bradbury, humanista del futuro (1971) que no hace mucho se reeditó y entre otros artículos y entradas en enciclopedias de cine, escribió una bastante notable sobre el cine de ciencia ficción en una que editó a finales de los 70 y en fascículos Buru Lan, que fue de las primeras en publicar cómics para adultos en este país que se nos perdió para siempre.

Fue tanto el éxito y la conmoción que provocó el pase de La cabina que al día siguiente no se hablaba de otra cosa que de aquella película en la que López Vázquez, el de Fernando Galindo, su admirador, su esclavo, su amigo, su siervo de Atraco a las 3, quedaba atrapado en una cabina de teléfono que parecía venida del infierno. O la trampa de una araña para gente corriente. Tipos como usted y como yo.

La séptima edición del Festival Atlántico Tenerife Noir rinde homenaje al filme de Mercero por el 50 aniversario de su estreno en televisión con una reproducción exacta de La cabina que se ha instalado en la calle de Valentín Sanz de la capital tinerfeña. Esa que atraviesa la trasera del teatro Guimerá y la Recova Vieja, espacio este último en el que se desarrollará el grueso de una programación que rinde homenaje además al detective Pepe Carvalho que celebra también este año medio siglo de existencia literaria.

Lo de La cabina tiene su guasa porque después de ver el estreno por televisión el filme de Mercero (por cierto, viene su hijo, que se llama igual que su padre, Antonio Mercero, uno de los tres que firma como Carmen Mola) solía por aquellos años meterme en una cabina telefónica y simular que, como José Luis López Vázquez, quedaba atrapado en su interior… Pero claro, con el paso de los años las cabinas primero se transformaron (dejaron de ser cubículos de cristal y acero) y más tarde desaparecieron de la superficie de nuestras calles y plazas, lo que quizá mosquee a los que no la conocieron… Pero les invito a que se introduzcan en la que está instalada en la calle de Valentín Sanz, a que aplasten sus manos y su cara contra el cristal porque, demonios, de pronto se ha dado cuenta que no puede salir…

El mismo equipo de La cabina intentó repetir el éxito con un nuevo trabajo en clave fantástica: La Giaconda está triste (1977) que ahora estoy empeñado en recordar que vi a colores pero esa es otra historia porque si dan una vuelta por esa calle y ven “nuestra” cabina se lo van a pasar en grande además de sacarse una fotografía allí dentro, imitando al don nadie que interpretaba López Vázquez.

Aprovecho este espacio para recomendarles además a que visiten la exposición que recrea con fantásticas ilustraciones de Eduardo González a los detectives de aquí como a los de allá que nos visitaron alguna vez (entre ellos el ya mencionado Carvalho). Se encuentran en varios puntos de la capital tinerfeña… la Rambla, el mercado Nuestra Señora de África…

Y sí, si nadie aprieta el botón rojo antes de tiempo, todo esto contribuye para anunciarles que la semana próxima comienza la VII edición de Tenerife Noir.

Están avisados.

Saludos, kiss, kiss, bang, bang, desde este lado del ordenador

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